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El emotivo funeral de Pedro Casaldáliga y su legado inspirador para la humanidad

El emotivo funeral de Pedro Casaldáliga y su legado inspirador para la humanidad

Recordando la vida y la obra de Pedro Casaldáliga

Pedro Casaldáliga, obispo y teólogo de profunda convicción, se destacó como un incansable luchador por los derechos humanos. Su legado es una fuente inagotable de inspiración para todos aquellos que buscan construir un mundo más justo y solidario.

Casaldáliga dedicó su vida a defender a los más vulnerables, dando voz a los marginados y denunciando las injusticias sociales.

Su espíritu solidario y su compromiso con la justicia resonaron en cada acción que emprendió. No toleraba el silencio ante las violaciones de derechos humanos ni las desigualdades que azotan a tantas personas en nuestro mundo.

Casaldáliga nos enseñó que no debemos conformarnos con una sociedad injusta. Nos animó a actuar, a levantar nuestras voces y a extender nuestras manos hacia aquellos que más lo necesitan.

«Opten por la militancia social y política, también. Si nuestra fe; nuestra opción por el Reino no se traduce en praxis social y política, entonces nos quedaremos a mitad de camino.»

Pedro Casaldáliga

Su legado nos inspira a ser agentes de cambio, a trabajar incansablemente por un mundo más justo y equitativo. Nos recuerda que cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia en la vida de los demás y nos animó incansablemente a participar de las comunidades y grupos comprometidos con las Causas de la Vida.

Pedro insistía en la necesidad de «luchar», de hacer política en nuestro día a día. No estuvo «simplemente» junto a los más pobres, sinó que se posicionó y se puso de su lado y contra los opresores.

La teología de la liberación ha dicho, y es verdad, que nuestro problema principal no es el ateísmo, es la idolatría del consumismo, del lucro… Por eso digo siempre, y lo dicen otros muchos, que el capitalismo no tiene salvación, no se puede bautizar el capitalismo. Si es capitalismo, es el lucro, la acumulación, el privilegio, la marginación y el dinero por encima de la persona humana, la negación incluso de la propias patrias por causa de las multinacionales y transnacionales.

Pedro Casaldáliga

Sigamos su ejemplo, participemos activamente en las luchas por la liberación, levantemos nuestra voz contra la injusticia social y demostremos solidaridad con quienes están marginados. Como él siempre decía: «con la paz militante del Reino».

¡No dejemos que el fuego interior del compromiso se apague!

El funeral como un encuentro para honrar su memoria y celebrar su legado

Cada mes de agosto, al recordar su resurrección («Si Cristo resucitó, también nosotros resucitamos, es la certeza, lisa y rotunda, de nuestra fe cristiana.»), el legado de Pedro Casaldáliga brilla con una luz aún más intensa. Su partida dejó un vacío inmenso en nuestros corazones, pero también nos inspira a seguir su ejemplo de amor, valentía y compromiso con la Justicia.

El funeral de Pedro Casaldáliga fue un homenaje póstumo lleno de emoción y gratitud. Sus palabras llenas de sabiduría y su incansable lucha por la justicia social nos acompañarán siempre. Su legado perdurará en cada vida que tocó y en cada causa que defendió.

En estos días en que revivimos su despedida, recordemos las enseñanzas de Pedro Casaldáliga: el valor de levantar la voz por aquellos que no pueden hacerlo, la importancia de defender los derechos humanos sin importar las adversidades y la necesidad imperante de construir un mundo más justo y solidario.

Su partida nos recuerda que nuestra existencia tiene un propósito mayor: dejar huella en este mundo, ser agentes del cambio y marcar la diferencia. Sigamos su ejemplo valiente y sincero para convertirnos en mejores seres humanos.

Pedro Casaldáliga vivirá eternamente en nuestros corazones como una llama ardiente que ilumina el camino hacia un futuro más equitativo. En su honor, sigamos trabajando por un mundo donde todos puedan vivir con dignidad y esperanza.

Que el recuerdo de su Pascua sea una despedida emocionante pero también una celebración del impacto positivo que tuvo en nuestras vidas. Honremos su memoria llevando adelante sus ideales con pasión e inspiración.

¡Adelante! Sigamos caminando juntos hacia un mundo mejor, recordando siempre el legado de Pedro Casaldáliga, un hombre que nos enseñó que cada uno de nosotros tiene el poder de cambiar el mundo.

Una visita virtual a su tumba: una invitación al compromiso

A la orilla del Río Araguaia, en el “cementerio de los karajá”, bajo un árbol de pequi, está la tumba sencilla de Pedro Casaldáliga, un túmulo de tierra con una cruz de madera y una pequeña lápida con el poema, en portugués, que él mismo escribió como epitafio: Para descansar yo quiero esto: esta cruz de palo lluvia y sol estos siete palmos [de tierra] y la Resurrección.

En este lugar Pedro había hecho muchos entierros de campesinos y peones despojados de todo, prostitutas, indios y suicidas, y también de cuerpos de personas sin identificar. Hay entre los árboles sepulturas sin nombre, acompañando a la suya. Unos metros más allá, el río enorme avanza silencioso, entre Sao Félix y la ilha do Bananal.

El cos de Pere Casaldàliga és traslladat al cementiri a la vora de l'Araguaia pels indis Xavante

En otro poema, decía Casaldáliga:

Que me entierren en el río
cerca de una garza blanca.
Lo otro ya será mío
Y aquel corriente libre
que yo, pasando, pedía,
será patria recuperada. <…>

A ese río-vida de Casaldáliga y a esa tumba cuna de la resurrección, les invitamos a visitar hoy, en el aniversario de su Pascua:

>> VISITAR VIRTUALMENTE LA TUMBA DE PEDRO CASALDÁLIGA <<

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30 de julio: llegamos a un mundo sin retorno

30 de julio: llegamos a un mundo sin retorno

El 30 de julio de 1968, Pedro Casaldáliga y Manuel Luzón llegaron a São Félix do Araguaia tras más de una semana de viaje en camión. Su objetivo era fundar una misión claretiana en la Amazonia, pero resultó ser la «misión» de sus vidas. Casaldáliga nunca volvió a Cataluña y la tierra roja de Araguaia se convirtió en su tierra. Este es su testimonio.

Fragmento del libro «Yo creo en la justicia y la esperanza», 1975, que puedes encontrar gratis en español en nuestra web, pinchando AQUÍ

 

El 26 de enero de 1968, Manuel y yo cambiamos los 11 grados bajo cero de Madrid por los 38 grados sobre cero del aeropuerto de Galeão, en Río de Janeiro. Fue un salto al vacío del otro mundo. Por fin obtuve lo que había soñado, pedido y buscado con insistencia todos los días de mi vida vocacional: «las Misiones», un clima heroico para vivir heroicamente -me dijo entonces, ingenuo y terco y, tal vez, fiel.

Fue en julio de 1968. Llegábamos a un mundo sin retorno.

La Misión tenía 150.000 kilómetros cuadrados, de ríos sertoes y floresta, al noroeste del Mato Grosso, dentro de la Amazonia llamada «legal», entre los ríos Araguaia y Xingu, incluida también la Isla do Bananal que es la mayor isla fluvial del mundo. Sin otra «base» eclesiástica que nuestra casa, de 4 por 8, a orillas del Araguaia, maravilloso y turbio. Sin saber nosotros por dónde empezar, sin saber siquiera quién habitaba la región, donde las distancias de toda especie justificaban todas las indecisiones.

La única carretera que existía se estaba abriendo aún, roja y polvorienta, en la selva y descampados que acabábamos de atravesar, y la «onça», materialmente concreta, tenía pleno derecho de cortarnos el camino, delante del camión. No había un solo médico en el área. No había correo, ni luz eléctrica, ni teléfono ni telégrafo. Había 3 jeeps viejos en todo Sao Félix y eran los únicos coches del lugar. La profesora más calificada era una generosa negra, con apenas año y medio de curso elemental, muchas veces embriagada, que ya había dado clases, protegida de los jaguares y de los indios por hombres armados apostados a la puerta de la escuelilla de paja. El día 15 de agosto comenzaba mi Diario:

Una de les primeres imatges de l'arribada de Pere Casaldàliga i Manuel Luzón a l'Araguaia, al juliol de 1968

Una de las primeras imágenes de la llegada de Pedro Casaldáliga y Manuel Luzón al Araguaia, en agosto de 1968

 

Vimos de cerca la múltiple y abrumadora presencia de enfermedades y muertes en la región. Verminosis, deshidratación, malaria, hepatitis, tétanos umbilical, todo tipo de enfermedades de la piel… Desnutrición, enfermedad crónica.

El 15 de agosto, escribí en mi diario:

«Quizás, escribía, porque aquí voy a necesitar más que nunca el diálogo interior en medio de tantos silencios’… ‘Llegamos a la Misión el día 30 de julio y ya he pensado y sentido y temido y esperado y gozado muchas cosas. De los hombres, de la naturaleza, de Dios…»

abriéndonos paso a ciegas en las listas de «contraindicaciones ». Y pudimos comprobar de cerca la presencia, múltiple, avasalladora, de la enfermedad y de la muerte, en la región. Verminosis, deshidratación, malaria, hepatitis, tétanos umbilical, toda especie de molestias de la piel… Subnutrición, enfermedad crónica. La primera semana de nuestra estancia en Sao Félix murieron cuatro niños y pasaron por casa en cajitas de cartón, como zapatos, camino de aquel cementerio sobre el río en el que posteriormente habríamos de enterrar a tantos niños —cada familia cuenta con tres, cuatro, hijos difuntos—• y a tantos mayores —muertos o matados—, quizás sin caja y hasta sin nombre.

«Escuchan estas gentes —escribía también en el Diario—, sonríen a veces, callan casi siempre. ¿A qué distancia están, mis palabras, de su alma sencilla, elemental, endurecida por el sufrimiento y el abandono? »…«gente de acarreo, llevada y traída por el oleaje de la pobreza, de la soledad, del crimen, propio o ajeno… (¡del colectivo crimen de la injusticia social!)… Gente sencilla, gente que lleva la cruz… Estos son —a pesar de todo lo que se pueda decir en contrario— los pobres del Evangelio.»

Pere Casaldàliga amb els indis Xavante tot just havent arribat a l'Amazònia

Pedro Casaldáliga y Manuel Luzón, con los indios Xavante recién llegados a la Amazonia, agosto de 1968.

 

Se imponía una revisión total de criterios y de programas. ¿Por dónde empezar? ¿Qué pedía el pueblo? ¿Qué podíamos hacer nosotros? ¿Qué era ser Iglesia allí? Teníamos una iglesiuca de barro y de uralita, a merced de los tornados. Y mucha superstición. Y la vieja costumbre de las «desobrigas» o visitas de cumplimiento pascual que los Padres hacían en los descampados del Norte y Centro Oeste, de donde venían los moradores de la región. Nosotros mismos habríamos de proseguir con esas desobrigas durante el primer año y medio de Misión; para conocer el terreno y el pueblo que nos había tocado en herencia sacerdotal. Aun no creyendo en la eficacia apostólica de esos «cumplimientos » en que se acumulaban ciento y tantos animales, trescientas personas, casamientos al vuelo, bautizos, confesiones, raptos de muchachas, borracheras, facadas, tiros…

Nacer, morir y matar…. eran los derechos básicos, los verbos conjugados con sorprendente naturalidad.

Fue en esas «desobrigas» donde empezamos a sentir el problema de la tierra. Nadie tenía tierra propia. Nadie tenía un futuro asegurado. Todo el mundo era «retirante», emigrante de otras áreas del país ya castigadas por el latifundio. Todos venían bajando, del Nordeste, del Norte, con sus 8 ó 10 hijos a cuestas, buscando las tierras «generales» sin dueño, y atravesaron un día el Araguaia como quien pasa el Mar Rojo en busca de la Tierra Prometida.

Mato Grosso era, aún es, una tierra sin ley. Alguien lo había clasificado como el «estado curral» del país. No encontramos ninguna infraestructura administrativa, ninguna organización laboral, ninguna fiscalización. El Derecho era del más fuerte o del más bruto. El dinero y el 38 se imponían. Nacer, morir, matar, esos sí, eran los derechos básicos, los verbos conjugados con una asombrosa naturalidad.

La sede de la alcaldía de Sao Félix está, aún hoy, a 700 kilómetros de aquí, en Barra de Garcas. A veces parece que no existimos…

Predominaba el analfabetismo. Y la educación de los hijos, como una salida a un soñado futuro diferente al triste destino de los padres, interesaba más al pueblo que el propio derecho de tener tierra y comer. Desde el primer momento de nuestra llegada, nos llovieron las peticiones: íbamos a dar clase, construiríamos colegio, organizaríamos internado, podíamos quedarnos con los hijos ajenos, adoptarlos y educarlos… No se concebía la presencia de unos Padres o de unas Hermanas que no abordasen ese problema.

Pedro Casaldáliga, 1975

 

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La educación como instrumento de lucha y transformación social

La educación como instrumento de lucha y transformación social

El mundo vive hoy los efectos devastadores de la pandemia causada por el COVID-19 (sistemas de salud colmados de personas contaminadas por el virus o buscando tratamiento para las secuelas causadas por este), cortes en los fondos de la salud, educación y cultura; tercerización de la educación y homogeneización de la enseñanza; crecimiento de los índices de evasión y abandono escolar, aumento del veneno en nuestros platos(con autorización de los “Representantes del pueblo”), exterminio deliberado de negros pobres y mujeres y una guerra devastadora más, protagonizada por Rusia y Ucrania y sus aliados.

El escenario caótico de incertezas y de desmonte de las conquistas populares ocasionado por las acciones deliberadas del neoliberalismo globalizado se ha materializado en un complejo de crisis (crisis política, ambiental, económica, del sistema de salud, de educación…) que aumenta la marginalización y las incertezas, especialmente, de las clases populares.

Frente a las incertezas, la sociedad busca alternativas para la mitigación de sus dilemas. La educación todavía es presentada como una de las estrategias de enfrentamiento de las crisis humanitarias, sobre todo, de las desigualdades y de las injusticias sociales. En esta perspectiva nos referimos al pensamiento del filósofo Theodor Adorno que defendió en 1969 la educación para la emancipación como única forma de evitar la repetición de la barbarie que llevó la Alemania nazi de Hitler a Auschwitz. “Cualquier debate acerca de metas educacionales carece de significado e importancia frente a esa meta: Que Auschwitz no se repita” (ADORNO, 1995, p.119)

“Enseñar exige comprender que la educación es una forma de intervención en el mundo”.

Paulo Freire

En perspectiva semejante, Paulo Freire, educador brasileño, propone la educación como posibilidad emancipatoria. Concibe la educación como un acto eminentemente político, que debe ser tomado como práctica liberadora; Freire idealizó un proyecto de educación referenciado en la realidad concreta de la clase trabajadora, con el propósito de promover, a partir de la lectura crítica del mundo y de la palabra, la formación de la conciencia, al punto de que hombres y mujeres de la clase trabajadora se tornan sujetos de sus acciones y de su historia. Sobre el papel de la educación, decía Freire (1996, p.61), “Enseñar exige comprender que la educación es una forma de intervención en el mundo”.

De la misma forma Pedro Casaldáliga al llegar a la región del Araguaia, Nordeste de Mato Grosso Brasil, en 1968, donde predominaban el analfabetismo, la ausencia de política pública de salud, educación, trabajo y una intensa concentración de tierras en pocas manos, cuyas consecuencias eran y son la explotación de la clase trabajadora y frecuentes conflictos por la reforma agraria; vio en la educación un instrumento de lucha y una posibilidad de liberación de la población pobre y marginada de los programas sociales. Por lo tanto, la educación en la época fue pensada en la perspectiva de la educación que “Se basa en el Diálogo de la Pedagogía Crítica, con objetivos políticos de emancipación, de lucha por justicia e igualdad social” (CALDART, 2004, p.18).

Huellas de la Educación en el Araguaia

Una lectura atenta de las huellas de las luchas de resistencia en defensa de la tierra para los trabajadores de la agricultura familiar, en defensa de las causas indígenas, de la salud de la educación trabadas en el Araguaia, Sertón, Matogrossense puede traernos elementos importantes para la reivindicación de las luchas de ahora. Con la llegada de Pedro Casaldáliga, la región vio nacer una nueva forma de ser iglesia, bajo el liderazgo de Casaldáliga, además de cuestiones esencialmente religiosas, se asumieron también cuestiones sociales, con el firme propósito de construir mecanismos de emancipación de los pobres y marginalizados – indios, peones y trabajadores de la agricultura familiar de la región que comprende la Prelatura de Sao Félix do Araguaia – MT.

La glocalización de la educación en la región del Araguaia por la ventana de Casaldáliga

Mientras actuó como obispo de la Prelatura de Sao Félix do Araguaia, Casaldáliga siempre apoyó los grandes proyectos educacionales en la región y se hizo presente en todos los momentos y Muestras Regionales de Educación del Araguaia. Y en la ocasión de la 5ª Muestra él hizo un pronunciamiento muy lúcido e impactante que dejó en evidencia su concepto y las configuraciones de la educación forjada en el Araguaia. Abordó la educación en la perspectiva de la glocalización (término muy utilizado por él).

Según Casaldáliga, la naturaleza, la relevancia y los efectos del sentido, producidos en y por la educación en el Araguaia no son suficientes para imponer un carácter de “glocalización”.

Continuó: “Modestamente pero también con la satisfacción histórica, podemos recordar que en nuestra región, en este recinto que se extiende entre el Araguaia y Xingú, del Pará al Travesão, por cuenta de ciertas administraciones populares y con la ayuda de la Prelatura, la globalización y la educación para la globalización han sido una constante; en la aplicación del método Paulo Freire en plena dictadura militar (lo que nos costó la represión conocida); en el famoso gimnasio del Araguaia GEA; en la actividad constante de pesquisa, archivo, publicaciones… En las iniciativas culturales del Araguaia Pan y Circo, en el teatro de los grupos de jóvenes, en actividades de los grupos de comadres, en el estímulo a la capoeira y otras manifestaciones de cultura popular; en la propia opción pastoral de la Prelatura, como Pastoral liberadora y en red de comunidades. En las actividades indigenistas, en las actividades de la Asociación de Educación y Asistencia Social Nuestra Señora de la Asunción – ANSA; en las bien sucedidas experiencias de formación de profesores, en cursos ad hoc como Inajá, Arara Azul, GerAção, Pro formación, Parcelada y está muestra Regional de Educación… En la constante apertura a las luchas de Brasil y de América Latina en general, sobre todo de la querida Centroamérica en la vivencia solidaria de la intersectorialidad mejor diciendo solidaridad que viene solidaridad que va. São Félix do Araguaia es una humilde, pero real referencia de glocalización; estamos entre el Araguaia y el Xingu, ¡estamos en América Latina estamos en el mundo! (CASALDÁLIGA, 2004, palestra en la V Mostra Regional de Educação do Araguaia).

De acuerdo con Casaldáliga (op. cit), “La educación en el Araguaia es una real referencia de glocalización”, pues se hace presente en América Latina y para el mundo.

Solidaridad que viene, solidaridad que va

Una lectura crítica de las huellas de la educación en la región de la Prelatura de São Félix do Araguaia, en un periodo que va desde 1970 a 1990 podrá confirmar el potencial y las posibilidades creadas, a partir de proyectos de educación de principios libertadores que promueven la visibilidad social de la clase trabajadora, que pauta cuestiones de la tierra, de la salud, del medio ambiente, de las diversidades y de los Derechos Humanos conforme defendieron Adorno, Paulo Freire y Pedro Casaldáliga. Experiencias como esta pueden darnos la llave de la lectura para esperanzar, pues conforme al poeta Thiago de Mello:

“Es tiempo sobre todo de dejar de ser apenas la solidaria vanguardia de nosotros mismos, se trata de ir al encuentro. Duro en el pecho arde la límpida verdad de nuestros errores, se trata de abrir el rumbo. Los que vendrán serán Pueblo y saber serán luchando”.

 

Lourdes Jorge i Luiz Paiva
São Félix do Araguaia, MT
Publicado primero en la Agenda Llatinoamericana Mundial del 2023

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La utopía continúa

La utopía continúa

¡Tan sólo hay un problema, sólo un problema, en todo el mundo!: Devolver a los hombres un significado espiritual, inquietudes espirituales. Hacer que caiga sobre ellos una lluvia que se asemeje a un canto gregoriano. Antoine de Saint-Exupéry

 

La Utopía no es una quimera sino un desafío. Por eso tenemos que preguntarnos cómo vamos de Utopía.

Preocupados por la construcción diaria de la política como arte de lo posible, ¿perdemos de vista lo que parece imposible y sin embargo es necesario? ¿Hay que conformarse con elegir gobiernos más o menos de izquierda y continuar, sumisos o derrotados, dentro del sistema capitalista de derecha? ¿Qué queda de la vieja disyuntiva capitalismo-socialismo?

¿Ya no es posible el socialismo? ¿Hemos llegado tarde? ¿No sigue siendo la Utopía «necesaria como el pan de cada día»?

No falta quien afirme que ya pasó la hora de las derechas y las izquierdas. A esta afirmación el humorista responde: «El que no haya derecha ni izquierda, no significa que no haya arriba y abajo»; «los que tienen y los que no tienen», diría Cervantes). ¿Ya no es posible el socialismo? ¿Hemos llegado tarde? ¿No sigue siendo la Utopía «necesaria como el pan de cada día»?

¿Pero qué socialismo o socialismos? Abogamos por un socialismo nuevo. Con la novedad de una democracia radicalizada, universal, económica, social y cultural. «No habrá socialismo, afirma Boaventura de Sousa Santos, y sí socialismos. Tendrán en común reconocerse en la definición de socialismo como democracia sin fin».

Nos preguntamos: ¿qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

Un socialismo que merezca este nombre, rechaza, por definición, toda dictadura y todo imperialismo; y también toda democracia que sea apenas formal.

«No hay estructura socialista, insiste Fray Betto, que produzca, por efecto mecánico, personas de índole generosa, abiertas al compartir, si no se adopta una pedagogía capaz de promover permanentemente emulación moral, capaz de hacer del socialismo el nombre político del amor». «Es ilusión voluntarista, advierte Wladimir Pomar, establecer formas rígidas para las transformaciones necesarias y para la radicalización de la democracia… Ellas, las transformaciones, dependen de muchos factores que trascienden nuestro simple deseo y demandan tiempo y sudor. Sin una visión clara al respecto cualquier socialismo corre el riesgo de resbalar, tanto para el democratismo caótico como para el autoritarismo». Evidentemente un socialismo que merezca este nombre, rechaza, por definición, toda dictadura y todo imperialismo; y también toda democracia que sea apenas formal.

Trabajar en red significa hacerlo de un modo horizontal pero coordinado, crecer desde abajo y de modo descentralizado, alimentar la autogestión y la acción directa.

Agustí de Semir constata que «dadas las trampas de la democracia son muchos los que se sitúan fuera del sistema y hablan de trabajar en red. Hacen la lucha desde otro punto de partida, con foros sociales, ocupación de tierra, acogida de emigrantes, medios de comunicación alternativos, etc. Trabajar en red significa hacerlo de un modo horizontal pero coordinado, crecer desde abajo y de modo descentralizado, alimentar la autogestión y la acción directa».

«Socialismo, por tanto, afirma Paul Singer, significa una economía organizada de tal modo que cualquier persona o grupo de personas tengan acceso a crédito para adquirir los medios de producción de que necesitan para desarrollar actividades de su elección. Esto implica, evidentemente, la eliminación de la pobreza, de la exclusión social…».

El sociólogo François Houtart propone cuatro principios-objetivos para un socialismo nuevo:

  • Prioridad de una utilización renovable de los recursos naturales.
  • Predominio del valor de uso sobre el valor de cambio.
  • Participación democrática en todos los sectores de la vida colectiva.
  • Interculturalidad.

Anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía.

La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

 

Pedro Casaldáliga
Agenda Latinoamericana Mundial de 2009

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El cristianismo no ha hecho más que comenzar

El cristianismo no ha hecho más que comenzar

Esta frase del sacerdote y teólogo cristiano ortodoxo ruso Alexander Men (1935-1990), último sacerdote asesinado por la KGB soviética, puede desconcertar a quienes recuerdan 2000 años de cristianismo, con numerosos mártires, santos y santas, catedrales, Sumas Teológicas y misiones evangelizadoras.

Alexander Men no se limita a lamentar los pecados y llagas de una Iglesia santa y pecadora, ni dice que el cristianismo todavía no exista, sino que intuye que el cristianismo todavía no ha desarrollado todas sus inmensas potencialidades evangélicas, teológicas y pastorales. Más que mirar con nostalgia un pasado cristiano que ya no existe, hemos de ir adelante para evangelizar el mundo de hoy secularizado, agnóstico y postmoderno.

Intentemos desarrollar y concretar la intuición de Alexander Men:

  • El laicado, que constituye la inmensa mayoría del Pueblo de Dios, que ha recibido el bautismo y la unción del Espíritu, ha quedado marginado y pasivo en una Iglesia clerical.
  • La mujer no ocupa, en la Iglesia patriarcal y machista de hoy, el lugar que el Señor le ha destinado y que el evangelio anuncia.
  • El Espíritu Santo ha quedado relegado y olvidado en  la práctica, con lo cual el cristianismo, sobre todo el cristianismo latino, queda reducido a doctrinas, leyes y ritos, sin una vivencia espiritual ni una verdadera alegría.
  • La identidad cristiana no ha tenido suficientemente en cuenta la presencia salvífica del Espíritu del Señor en todas las religiones y culturas, también en la ciencia y antropología moderna.
  • El magisterio eclesial, la teología y la pastoral no han tomado en serio el que a los pequeños y sencillos han sido revelados los misterios del Reino y que los pobres son un lugar de revelación.
  • El cristianismo se ha abierto tarde y tímidamente a la ecología, que ofrece inmensas perspectivas teológicas, espirituales y prácticas.
  • Una lectura muy literal y fundamentalista de la Escritura, desde el Génesis al Apocalipsis, genera en el Pueblo cristiano una visión del origen y del fin de la vida cósmica y personal que es incompatible con el pensamiento científico y humanista moderno y con el mundo juvenil.

La lista de temas pendientes se puede extender y concretar mucho más: economía, discriminación social, sexual y étnica, refugiados, armamentismo guerra y no violencia, apertura a un ministerio ordenado no célibe, participación de la comunidad eclesial en la elección y formación de sus pastores, etc.

Una sinodalidad eclesial bien comprendida y vivida, puede iniciar procesos y discernimientos que ayuden a que el cristianismo “que no ha hecho más que comenzar”, crezca y dé fruto en el mundo de hoy. Entonces, el cristianismo, hoy todavía incipiente, crecerá y dará mucho fruto, como los sarmientos estrechamente unidos a Jesús, la verdadera vid (Juan 15). Alexander Men tenía razón.

 

Victor Codina.

[Publicat abans al blog de Cristianisme i Justícia.]

 

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