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Eunice Dias de Paula: “Todavía es muy habitual oir que si no fuera por Pedro y la Prelatura, este lugar nuestro ya no existiría”

9 octubre 2023

«Conocí a Pedro Casaldáliga en 1970, cuando, con otros tres compañeros, llegamos a São Félix do Araguaia para trabajar en el Gimnasio Estadual de Araguaia». De esta forma comienza este relato de Eunice Dias de Paula, que llegó a la Prelatura de Pedro Casaldáliga con poco más de 20 años y que ha permanecido más de 40 años junto al Pueblo Indígena Apyãwa.

Doctora en Letras y Linguística por la  Universidad Federal de Goiás, su opción de vida en la Prelatura de Casaldáliga ha sido fundamental para la valorización, la enseñanza y el uso de la lengua indígena de los Apyãwa (Tapirapé).

Conocí a Pedro Casaldáliga en 1970, cuando, con otros tres compañeros, llegamos a São Félix do Araguaia para trabajar en el Gimnasio Estadual de Araguaia. Esta escuela fue construida por Pedro y su equipo, para atender necesidades educativas urgentes, ya que el analfabetismo predominaba en la región en ese momento. Fuimos yo y otros tres compañeros, jóvenes que habían dejado el seminario claretiano, para comenzar una experiencia que marcaría nuestras vidas. Viviríamos aislados de los grandes centros urbanos e insertados entre una población de culturas ribereñas e indígenas.

Este sistema se rompió con la llegada de latifundios que (…) comenzaron a construir cercas en grandes áreas y a desalojar a los residentes que allí vivían. Incluso se produjo la deportación masiva de algunos pueblos indígenas, como los A’uwẽ Xavante y varios pueblos del Parque Indígena Xingu, para dejar vía libre a los invasores.

El sistema de ordenamiento territorial de laregión antes de la llegada de los claretianos Pedro Casaldáliga y Manoel Luzón, en 1968, tenía cierta similitud con lo observado entre los pueblos indígenas. Los “sertanejos” (campesinos aislados) que habían venido sobre todo de otros estados del Nordeste brasileño, se instalaron en tierras que pertenecían a los pueblos originarios. Siguiendo el curso de los ríos, fueron ocupando poco a poco el espacio sin molestarse en trazar los límites de la propiedad. La mayoría estaban formados por «vaqueros» que criaban ganado en áreas comunes, desprovistas de cercas y que mantenían una fuerte relación de ayuda mutua. Este sistema se rompió con la llegada de latifundios que, provistos de documentos legales o falsos que acreditaban su propiedad, comenzaron a construir cercas en grandes áreas y a desalojar a los residentes que allí vivían. Incluso se produjo la deportación masiva de algunos pueblos indígenas, como los A’uwẽ Xavante y varios pueblos del Parque Indígena Xingu, para dejar vía libre a los invasores.

Pedro Casaldáliga con la autora de este texto, Eunice, su marido Luiz y su hijo André al poco tiempo de llegar a la comunidad indígena Apyãwa.

Pedro Casaldáliga con la autora de este texto, Eunice, su marido Luiz y su hijo André al poco tiempo de llegar a la comunidad indígena Apyãwa.

Ante este enfrentamiento entre fuerzas desproporcionadas, dado que el latifundio contaba con abundante financiación y un fuerte apoyo del gobierno militar dictatorial, Pedro asumió desde el comienzo una postura: Inmediatamente se puso del lado de los más débiles, de los indígenas, de los migrantes, de los habitantes que empezaban a formar núcleos urbanos y de los peones que fueron traídos de lejos para ser explotados en un régimen de trabajo esclavo en las fincas que se estaban estableciendo.

Hoy en día, es común escuchar a antiguos vecinos de la Prelatura decir: si no fuera por Dom Pedro y la Prelatura, este lugar nuestro ya no existiría. Testimonios como este nos dan una dimensión de lo que Casaldáliga y la Prelatura representaron y representan para esta región del interior de Brasil.

Poco a poco Casaldáliga fue constituyendo su equipo y pronto se convirtió en un punto de apoyo para la gente de la región. Realizaron mejoras en la educación, con la creación del Gimnasio del Estado del Araguaia; mejoraron la atención sanitaria, con la llegada de las enfermeras religiosas; apoyaron a las familias del campo para enfrentar a los grandes terratenientes que llegaban amenazando con expulsar a los habitantes de la región. Hoy en día, es común escuchar a antiguos vecinos de la Prelatura decir: si no fuera por Dom Pedro y la Prelatura, este lugar nuestro ya no existiría. Testimonios como este dan una dimensión de lo que Don Pedro y la Prelatura representaron y representan para esta región del interior de Brasil.

¿Porque Pedro fue un profeta?

Pedro, sin duda, fue un profeta. El profetismo de Pedro se revela por dos lados: en el anuncio de la Buena Nueva a los pobres, a través de los gestos concretos y el testimonio de su vida, simple y austera, y, por otro lado, en la denuncia constante de los actos practicados por los perseguidores de la gente que vivía en la Prelatura.

Las denuncias se hicieron a través de documentos pioneros en la historia de la lucha por la tierra en Brasil como “Esclavitud y Feudalismo en el Norte de Mato Grosso”, redactado incluso antes de su consagración como obispo, y la Carta Pastoral “Una Iglesia en la Amazonía en conflicto con el latifundio y la marginación social. En la introducción del primer documento, Pedro afirma:

“Escribo esto por deber de conciencia, como imperativo de la más elemental justicia cristiana. En los últimos meses la tragedia ha estallado en tales términos que ya no puede ser silenciada”.

Uma Igreja da Amazônia - Casaldáliga

Portada del documento original “Uma Igreja da Amazônia…” que Casaldáliga publicó el mismo día de su consagración episcopal y sacudió Brasil.

La denuncia, para Pedro, parte de la fidelidad al Evangelio, de los preceptos cristianos que abogan por una vida en plenitud para todos. En la Carta Pastoral (1971, p. 40) afirma:

“No podemos aceptar la dicotomía entre evangelización y promoción humana, porque creemos en Cristo, como Señor resucitado que libera a todo el hombre y al mundo entero y nos salva en plenitud: progresiva y dolorosamente aquí en la tierra, definitivamente y con gloria en el cielo”.

Ver a las personas esclavizadas por el latifundio, expuestas a condiciones inhumanas, provocó una profunda indignación en Pedro, expresada también en varios de sus poemas, como en la Confesión del Latifundio:

Por onde passei,
plantei a cerca farpada,
plantei a queimada.
Por onde passei,
plantei a morte matada.

Por onde passei,
matei a tribo calada,
a roça suada,
a terra esperada…

Por onde passei,
tendo tudo em lei,
eu plantei o nada.

La forma de vida de Pedro también fue una proclamación profética. Su casa sencilla, como las demás casas de la región, no recuerda en modo alguno a un “palacio episcopal”. Las puertas están siempre abiertas, acogiendo desde campesionos e indígenas hasta magistrados, políticos, periodistas que lo buscaron. Pedro recibía calurosamente a todos, dejando inmediatamente cualquier trabajo que estuviera haciendo y dedicando toda la atención a quienes lo visitaban.

A los que le decían que sería mejor viajar en avión y evitar estos inconvenientes, Pedro respondía con una sonrisa diciéndoles en bus se pierde en tiempo, pero se gana en gente.

Sus viajes siempre los hacía en autobús, lo que le llevaba muchos días en la carretera. En tiempo lluvioso, sobre todo, la carreteras de tierra embarradas provocaban retrasos considerables. A los que le decían que sería mejor viajar en avión y evitar estos inconvenientes, Pedro respondía con una sonrisa diciéndoles en bus se pierde en tiempo, pero se gana en gente. Pedro hablaba con los pasajeros todo el tiempo durante el viaje, les preguntaba sobre sus familias, sobre su salud, sobre el trabajo que estaban haciendo. El viaje se convertía en una verdadera visita pastoral.

Pedro Casaldáliga en un viaje por la región del Araguaia

Pedro Casaldáliga en un viaje por la región del Araguaia (más grande que todo Portugal) en caminón.

El profetismo de Pedro también se manifestó en la experiencia de una Iglesia – Pueblo de Dios, que presupone relaciones horizontales más que jerárquicas. Incluso cuando recibió la invitación para asumir el episcopado, reflexionó con los miembros del equipo pastoral y con su amigo Don Tomás Balduino, si convenía aceptarlo o no. Todos los equipos se reunían 3 veces al año: primero, en una reunión de estudio y programación, denominada “Bolão”, en la que se disponían las sillas en círculo y todos los temas se discutían juntos; segundo, en un Retiro, un tiempo de oración, y luego en una Asamblea Popular, en la que se tomaban importantes decisiones sobre la Prelatura junto con representantes de todas las comunidades. En una de estas Asambleas se elaboró el Manual de la Prelatura que, en su objetivo, incluye las palabras pronunciadas por un campesino:

“Siguiendo a Jesucristo y en fraterna comunión con toda la Iglesia, el objetivo general de nuestra Iglesia de São Félix do Araguaia es vivir y anunciar la Buena Nueva del Evangelio con alegría, humildad y pasión, acoger el Reino de Dios y contribuir aquí en la Tierra en la esperanza del Reino Definitivo”.

Los equipos mixtos, formados por sacerdotes, laicos y religiosas, son otro ejemplo de horizontalidad en la experiencia del servicio al Reino. Las mujeres ejercían la diaconía siempre que era necesario.

¡Es de esta experiencia profundamente evangélica de donde nace el testimonio y el grito profético de Don Pedro Casaldáliga, este hombre sencillo, humilde, frágil, santo que lleva en su poesía y en sus inspiradas palabras la voz, la historia y vida de los pobres de esta tierra!

La solidaridad con otros países de América Latina, la Pátria Grande, también muestra la profunda comunión de Pedro con los desposeídos de nuestro continente. Pedro realizó varias visitas a países centroamericanos que sufrían en las luchas por la liberación. El asesinato de Don Óscar Romero, con quien tenía una fuerte amistad y compromiso con las causas de los pobres, le dejó conmocionado profundamente.

Debido a esta alianza con los empobrecidos, Pedro sufrió muchas amenazas de muerte y persecución por parte de distintos órdenes. Los terratenientes incluso presionaron al Nuncio Apostólico para que lo expulsara de Brasil.

En una actitud acorde con toda su vida, Pedro vivió pobre entre los pobres hasta el final de su vida y fue enterrado en el cementerio de los peones y los indios Karajá a orillas del río Araguaia, como había pedido en vida.

¡Es de esta experiencia profundamente evangélica de donde nace el testimonio y el grito profético de Don Pedro Casaldàliga, este hombre sencillo, humilde, frágil, santo que lleva en su poesía y en sus inspiradas palabras la voz, la historia y vida de los pobres de esta tierra!

Eunice Dias de Paula

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