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Contra el odio y el miedo, las causas de Casaldáliga

Contra el odio y el miedo, las causas de Casaldáliga

Contra el odio y el miedo, las causas de Casaldáliga

29 de enero de 2020

Las causas de Pedro Casaldáliga

Militar en la esperanza es una opción de riesgo en el Brasil del Bolsonaro. Pero muchos creen que es el único camino posible para enfrentar a la extrema derecha.

El proyecto para dar a conocer las ‘Causas de Casaldáliga’ es el fruto de una colaboración entre las dos asociaciones que comparten la misión del Claretiano Pedro Casaldáliga.

A través del pensamiento y la acción de este catalán universal, la Asociación Araguaia con el obispo Casaldáliga, de Cataluña, y ANSA, de Brasil, contrarrestan el discurso del odio y del miedo.

En este contexto, “la única manera de hacer de contrapunto a este discurso y de poder expresar nuestras opiniones con tranquilidad era dar al proyecto una dimensión internacional”, dice Raúl Vico, coordinador de esta iniciativa de difusión. Y es que los nuevos líderes políticos en Brasil están fomentando un clima “contra los derechos de los campesinos e indígenas”. Vico también identifica los riesgos de seguridad entre los defensores de los derechos humanos: “Por primera vez en muchos años, las personas que trabajan en ANSA han tenido que considerar su seguridad personal”, dice.

 

«Estar juntos, una cuestión de seguridad»

 

Una realidad que la entidad no ha vivido desde su creación. “En los años 70 y 80, la represión fue mucho más dura y violenta, pero hoy la situación vuelve a ser peligrosa”. Según Vico, “en Brasil y mucho más en la región en la que estamos, no es aconsejable expresar abiertamente algunas ideas. Si divulgamos algunas opiniones pondríamos en riesgo al personal de ANSA”. Estas declaraciones se hacen pensando en los grandes terratenientes de la Amazonia que “estaban ansiosos por ganar unas eleciones e ir en contra de la Prelatura y el Obispo Pedro”. Con el presidente Jair Bolsonaro en el poder, se sienten apoyados.

Por eso cree que “trabajar juntos es también una cuestión de seguridad”. La Asociación Araguaia con el Obispo Casaldáliga (Barcelona, 1989) y la Asociación ANSA (São Félix do Araguaia, 1974) se han unido para realizar este proyecto de comunicación inspirado en la alegría, la “terquedad” y la esperanza de Casaldáliga. Como dicen desde la parte catalana, buscamos “fortalecer caminos de esperanza”.

“ANSA y la Asociación Araguaia hemos sentido la necesidad de unirnos para una colaboración mucho más estrecha, para unir fuerzas y dar más voz a la vida, al trabajo y, sobre todo, a las causas de Casaldáliga», dice. Saben que son organizaciones «pequeñas» que enfrentan el enorme desafío, pero no se dan por vencidos en la lucha por mejorar las condiciones de vida de las personas y comunidades que más sufren.

Información desde el Araguaia

 

Raul Vico está en contacto con la persona responsable de la comunicación en ANSA, que le proporciona información en tiempo real desde la Amazonía. Todos los materiales publicados en la página web están en catalán, español y portugués, “los tres idiomas que Casaldáliga utiliza siempre”.

También envían un boletín mensual, que llega al correo electrónico de 730 personas, y en las redes sociales están en Facebook y en Twitter,, publicando diariamente.

El blog, que actualizan cada 15 días se centra en las causas de Casaldáliga. Por ejemplo, cuentan experiencias concretas de agricultura familiar agroecológica, una fórmula de generación de ingresos aliada a la preservación y recuperación ambiental en las comunidades rurales. Pero en el blog también encontramos el pensamiento de Casaldáliga, de la Teología de la Liberación o la historia de la Amazonía a través de textos y poemas que reflejan los compromisos que Pedro Casaldáliga ha asumido a lo largo de su vida en favor de los más pobres.

En el Araguaia, ANSA trabaja en el ámbito de la educación popular, la economía solidaria, el medio ambiente y el apoyo al fortalecimiento de las redes sociales y ambientales. Actualmente, beneficia a unas cuatrocientas familias, tanto en São Félix como en cuatro comunidades rurales vecinas, y también apoya a las comunidades indígenas cercanas. La organización es también responsable del Archivo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, dedicado a la preservación de la obra de Casaldáliga, que también cuenta con el apoyo de los claretianos.

En Barcelona, el nuevo proyecto de difusión también es posible gracias a la colaboración de la organización catalana Justicia y Paz, que les cede un espacio para el archivo y para las reuniones del equipo, que tienen lugar todos los segundos y cuartos jueves de mes en la calle Roger de Llúria, 126, de Barcelona.

Autora: Laura Mor. Publicado primero en catalán en Religión Digital.

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21 de enero de 2020

La obra de Pedro Casaldáliga

En esta hora kairós de mundialización y de madurez de conciencia, que es, simultáneamente, una hora nefasta de nuevas prepotencias, de macrodictaduras, de fundamentalismos y de radicalizaciones, se nos impone, como un don y como una conquista, el diálogo, interpersonal, intercultural, ecuménico y macroecuménico.

Un diálogo de pensamientos, de palabras y de corazones.

No la mera tolerancia, que se parece demasiado a la guerra fría, sino la convivencia cálida, la acogida, la complementariedad.

Esos procesos de cambio, que son sueño y misión, reclaman de todos nosotros y nosotras, cristianos o no, una fuerte espiritualidad, una mística de vida.

Cada cual la vivirá según la respectiva fe, pero sin esa espiritualidad no se hace camino.

Pensando en ello, y a raíz del retiro espiritual que celebramos cada año, el equipo pastoral de la Prelatura, a orillas del Araguaia, en aquel cerro acogedor de Santa Terezinha, yo resumía así esa espiritualidad, tan nueva y tan antigua, como espiritualidad de:

1. Contemplación confiada

 

Abriéndose más gratuitamente al Dios Abbá, que es, por autodefinición suprema, misericordia, amor.

Una contemplación, más necesaria que nunca en estos tiempos de eficiencias inmediatas y de visibilidades

Confiada, digo, porque tengo la impresión de que vuelve –o quizás nunca se fue- la religión del miedo, del castigo, de la prosperidad o del fracaso, según como uno se las haya con Dios. Nos falta, pues, confianza filial, infancia evangélica, la descontraída libertad de los pequeños del Reino.

 

2. Coherencia testimoniante

 

Ya se ha repetido hasta la saciedad que vivimos en la civilización de la imagen; que el mundo quiere «ver».

El testimonio fue siempre una especie de definición del ser cristiano: “seréis mis testigos”, decía Él por toda recomendación, por todo testamento.

Y ese testimonio, hoy más que nunca, cuando todo se ve y todo se sabe, ha de ser coherente, sin fisuras, en la vida personal y en la gestión estructural de la Iglesia (que podrá ser una Iglesia católica o evangélica, el Vaticano, una diócesis, una congregación religiosa, una comunidad).

Veracidad y transparencia pide el mundo, tan sometido a la mentira y a la corrupción.

 

3. Convivencia fraterno-sororal

 

A eso se reduce el mandamiento nuevo. Este es el mayor desafío, y el más cotidiano para las personas, para las comunidades, para los pueblos.

Convivir, no coexistir apenas; convivir cariñosamente en fraternura y sororidad; no sólo en tolerancia mutua. Ayudar a hacer agradable la vida.

Ser sal de la tierra debe de significar eso también…

 

4. Acogida gratuita y servicial

 

Capacidad de encuentro y de diaconía. No solamente bajarse del burro y atender al caído cuando por casualidad uno se lo encuentra a la orilla del camino, sino hacerse encontradizo.

Acoger a veces sólo con una palabra o una sonrisa, pero acoger siempre, gratuitamente. Hacer de todos los ministerios y de todas las profesiones aquel servicio desinteresado y generoso que nos proponía el Señor que no vino a ser servido sino a servir.

Es más fácil celebrar una Eucaristía ritual que ejercer el lavapiés comprometido.

 

5. Compromiso profético

 

Sigue siendo la hora y quizá más que nunca de comprometerse proféticamente contra el dios neoliberal de la muerte y la exclusión y a favor del Dios del Reino de la Vida y de la Liberación.

Hay que sacar de la fe todo su jugo político. Hay que vivirla militantemente, transformadoramente.

Hacer de la profecía una especie de hábito connatural -fruto específico del bautismo para los cristianos y cristianas- de denuncia, de anuncio, de consolación.

La caridad sociopolítica es la forma de caridad más estructural. Va a las causas, no sólo a los efectos. Cuida la Vida. Transforma la Historia. Hace Reino.

 

6. Esperanza pascual

 

Después de “la muerte de Dios” y “la muerte de la Humanidad”, en esa posmodernidad fácilmente sin sentido y ya en el “final de la historia”, parece que la esperanza no tiene mucho que hacer. ¡Hoy más que nunca se impone la esperanza! Ella es la virtud de los “después de”.

“Contra toda esperanza” (productivista, consumista, inmediatista, pasiva), esperamos.

Debemos proclamar humildemente pero sin complejos nuestra esperanza pascual y escatológica. Y debemos hacerla creíble aquí y ahora. Porque esperamos, actuamos. El tiempo y la historia son el espacio sacramental de la esperanza.

 

Pedro Casaldáliga, Carta Cirular de 2002.

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A los 11 años, Damián Paridzané fue trasladado de su casa en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña junto con toda su familia y parientes.

Deportado de su tierra natal, Damián pronto se quedó solo, sin familia: su padre y su hermano murieron a causa de una infección de sarampión en el exilio. Su madre fue llevada a otra comunidad.

En 2012, sin embargo, después de muchos años de lucha, Damián, ya con 60 años, logró pisar de nuevo su tierra natal y llevar a su gente con él.

10 de enero de 2020

Las causas de Pedro Casaldáliga

En 1966, aviones de la Fuerza Aérea Brasileña deportaron a los 264 Xavante que vivían en la Tierra Indígena Marãiwatsédé, en esta región del Araguaia, a unos 1.200Km al noroeste de Brasília

Un terrateniente había “comprado” su tierra y en ella instalaría el mayor latifundio de América Latina.

Transportados a más de 400 Km. de la que fue su casa durante siglos, los indígenas fueron recibidos por una epidemia de sarampión que mató a más de 100 personas.

En 1966, cuando yo tenía 11 años, un avión de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) sobrevoló Marãiwatsédé.
(…) Este avión aterrizó en nuestra aldea y nos llevó a la aldea de São Marcos.
El gobierno aprovechó que no hablábamos portugués y llegó por sorpresa para tomar nuestra tierra.

Cuando nos llevaron en avión,
dejamos nuestras pertenencias en la pista.
Todos se subieron al avión llorando.
Dejamos nuestras ropas y utensilios,
¡lo dejamos todo!

Cacique Damião Paridzané

Entrevista a Pedro Casaldáliga

La política de incentivos fiscales para que las grandes empresas fueran para el Amazonas ocasionó la expulsión de millares de indígenas de sus tierras ancestrales. Fuente: Archivo FUNAI

«Lejos de su hogar y con su estructura social debilitada se produjo la fragmentación del grupo por varias Tierras Indígenas Xavante. Los remanentes de Marãiwatséde “siempre han reclamado el regreso a su región, realizando viajes anuales […] para visitar las viejas aldeas y cementerios, además de recolectar semillas y frutas nativas” que no pudieron encontrar en las otras Tierras Indígenas donde se refugiaron», explica el indigenista Marcos Ramires.

La lucha de los Xavante deportados para poder regresar a su territorio continuó durante décadas, hasta que en 2012, después de más de 50 años luchando contra los intereses de políticos y empresarios, recuperaron sus tierras ancestrales.

El origen del conflicto en Araguaia

Cuenta Antonio Canuto en su reciente libro, que «hace poco más de 20 años, cuando empezó a circular la noticia de que los Xavante volverían a sus tierras, en la hacienda Suiá-Missú, muchos en la región fruncian el ceño y decían que eso era palabrería, que nunca habían visto a un Xavante por allí».

La realidad, sin embargo, es que hay registros de los Xavante en el Araguaia desde los años 50, cuando hubo varios contactos entre ellos y algunos no-índios que iban llegando poco a poco a la región.

Los no-índios comenzaron a llegar al Araguaia en los años 50 y, poco a poco, se establecieron los primeros contactos, algunos violentos, con los pueblos indígenas. Fuente: Archivo FUNAI

De hecho, la región del Araguaia comenzó a ser ocupada por no-indios a principios del siglo XX, en una migración espontánea de familias que vinieron del noroeste de Brasil en busca de un pedazo de tierra para vivir.

Como resultado de este movimiento, nació el pueblo de São Félix do Araguaia -…y muchos otros, junto al río. De allí, algunas familias salieron al «campo», es decir, al interior del territorio hasta entonces ocupado sólo por los Xavante», nos explica Marcos Ramires.

Sin embargo, antes de 1960, los encuentros con los Xavante fueron sobretodo de forma ocasional, en medio de la inmensidad de la selva-savana que había en la región. No obstante, sí hay regitros (orales) de encuentros, tanto pacíficos como violentos.

Sin embargo, como afirma Canuto, «La muerte de los campesinos o misioneros siempre ha sido amplificada para subrayar el carácter salvaje y violento de los indígenas. Lo que hicieron a los indígenas, se invisibiliza».

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El detonante: el latifundio más grande de América Latina

La Ley 4.216 de 1963, que extendió a la Amazonía los beneficios fiscales previstos para el Noroeste, inauguró una agresiva política de incentivos gubernamentales para las empresas que tuvieran interés en emprender en aquella región. La idea del gobierno militar era clara: «Enmarcado en un discurso nacionalista, los militares predicaban la unificación del país. Además, era necesario proteger la selva contra la “internacionalización”. Así, por ejemplo, en 1966, el presidente Castelo Branco hablaba de “integrar para no entregar”», explica la BBC.

Pero, en algunos casos, los incentivos llegaron al 100% del valor de los proyectos propuestos por las empresas. La política fue, lógicamente, un éxito…de concentración de tierras y de dispendio de dinero público.

En el Araguaia, bajo este “incentivo” se instalaron -entre otras- las grandes “haciendas” Codeara -protagonista de conflictos violentos en el norte de la región-, con 600.000 hectáreas y Suiá-Missú, que llegó a tener una superfície de 1,5 millones de hectáreas, el equivalente a la provincia de Toledo entera.

Al mismo tiempo, muchos grupos industriales y financieros, tanto nacionales como extranjeros, comenzaron a instalar latifundios en otros estados de la Amazonía brasileña: «en el noreste de Mato Grosso, norte de Goiás y sur de Pará: Anderson Clayton, Goodyear, Nestlé, Mitsubishi, Liquifarm, Bordon, Swift Armour, Camargo Correa, Bradesco, Mappin, Eletrobrás, etc. Además de los grandes agricultores tradicionales del sur que sumaron su espíritu emprendedor a la generosidad de las arcas del Estado», explican Fernando Henrique Cardoso y Geraldo Müller, en 2008.

La empresa Suiá-Missú se instaló en la Tierra Indígena de Marãiwatsédé, a 1.200 Km. al norte de Brasilia, en la Amazonía Legal. En plena área Xavante. Fuente: Agencia Pública

En el contexto de esta (mal)llamada “política de ocupación” de la Amazonía, el empresario de São Paulo Ariosto da Riva compró al Estado de Mato Grosso la zona donde vivían los Xavantes.

Más tarde, se unió a la (todavía hoy muy influente) familia Ometto e instaló en la región la Agropecuária Suiá-Missu, dedicada a la cría extensiva de ganado.

El latifundio fue creado en medio del territorio de Marãiwatsédé y además para su “apertura” en la selva contó con el uso de mano de obra indígena, a cambio de migajas.

La empresa contaba inicialmente con más de 800.000 hectáreas y llegó a ser considerada por algunos como el latifundio más grande de América Latina.

…y los blancos comenzaron a acercarse para robar la tierra. Luego, cada vez más, vinieron. […].

Entonces comenzaron las trampas para quedarse con nuestra tierra.

Eran muy listos.

Tserewa'wa

Declaración a la Fiscalía Federal

Pero, como explican Armando Wilson Tafner Junior y Fábio Carlos da Silva, «a medida que el rebaño crecía, aumentaba también la necesidad de nuevos pastos, lo que provocaba un aumento de la superficie deforestada y el estallido de conflictos. Ariosto da Riva, que inicialmente se asoció con los Ometto, pronto se retiró de la empresa y vendió su parte de las tierras al Grupo Ometto debido a los conflictos con los indios.

Estos conflictos terminaron por incomodar también al Grupo Ometto. Ariosto buscó nuevas tierras desocupadas, más al norte en Mato Grosso, donde hoy está el municipio de Alta Floresta.

El Grupo Ometto hizo lo mismo, vendió sus tierras a la empresa Liquifarm Brasil S/A», filial de la italiana Agip Petróleo, en 1970.

Pedro Casaldáliga detalla el conflicto y la situación de los Xavante en su histórica Carta Pastoral de 1971, indicando que se estima que la hacienda Suiá-Missu tenía unas 695.000 hectáreas en los años 70, «una extensión que superaba a la del Distrito Federal (Brasília). Este dato revela la capacidad económica del grupo que controlaba la empresa», explica el Ministerio Público Federal de Brasil.

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La tierra es Xavante

Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente de 1992, celebrada en Río de Janeiro, los Xavante presionaron a las autoridades nacionales e internacionales y al entonces presidente de Agip, Gabriele Cagliari, que se comprometió públicamente a devolver la tierra a los Xavante.

Sin embargo, como informaba en 1993 el periódico italiano La Repubblica: “el sueño de los Xavante, expulsados de sus tierras en 1966, seguía siendo un sueño. Las 168.000 hectáreas de la hacienda Suiá- Missu en Mato Grosso, un año después, siguen siendo propiedad de Agip Petroli”.

El litigio con los Xavante permaneció bajo la inacción del gobierno brasileño durante más de 5 años, hasta que en 1998, la Tierra Indígena Marãiwatsédé fue oficialmente reconocida por el Presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso.

El jefe Damião Paridzané, que siempre ha luchado por los derechos de su pueblo, sigue diciendo que los blancos pueden ofrecerles coches, bueyes o combustible, pero que eso pronto se acaba. Sin embargo, la tierra que puede dejar a sus descendientes no pierde su valor y no se acaba en poco tiempo. Fuente: ANSA y OPAN ; Foto: Luís Mena.

La demora del gobierno brasileño para reconocer oficialmente el área y los intereses de los agricultores y políticos de la región condujeron a la invasión masiva de las tierras de los Xavante.

De hecho, la lucha de los indígenas era bien conocida en la región, pero los 6 años que pasaron desde la promesa de devolución (en la ECO-92) hasta el reconocimiento oficial en 1998, incentivaron la invasión del área por parte de los no-indígenas.

Políticos y empresarios de la región, con la complicidad de abogados e incluso de notarios, promovieron una fraudulenta “reforma agraria privada” con la intención de ocupar la zona y obstaculizar el regreso de los Xavante.

La gente que está aquí quiere trabajar, vivir de esta tierra, porque el indio viene aquí y no producirá nada. Si los indios trabajaran, produjeran, entonces de acuerdo, respetaríamos su derecho también, pero ellos se interpondrán en el camino de nuestra región.

Filemon Limoeiro

Ex-Alcalde de São Félix do Araguaia, el 20 de junio de 1992

El mismo año de 1992, después de que la empresa italiana anunciara que devolvería la tierra a los indígenas, políticos locales, empresarios y abogados animaban a la población a invadir el territorio de los Xavante.

Un ejemplo de ello es esta grabación del 20 de junio de 1992 de una reunión entre invasores y políticos en el área en conflicto, cuyo audio completo ponemos a disposición aquí (en portugués, original):

Este intento de dividir un área que era de los Xavante, sin embargo, se produjo en la lógica de los empresarios: «La división del área, no tuvo lugar de manera equitativa.

Mientras que las grandes propiedades se formaron en tierras consideradas de “buena calidad”, por figuras “importantes” de la región, los bosques y la sabana, situados en regiones cuyas tierras se consideraban malas, fueron asignados y entregados a los pequeños ocupantes ilegales que todavía tendrían que talar mucha vegetación para plantar y criar sus animales», explica Marcos Ramires.

El territorio de Xavante fue ocupado y su vegetación destruida. En la fotografía, hecha por nosotros hace pocos meses, se puede ver claramente el grado de destrucción de un área que era selva. Foto: Liebe Lima / AXA.

Después de tantos años de invasión y de formación de granjas para cría de ganado -grandes, medias y pequeñas, la tierra de Marãiwatsédé -que significa “selva alta” en la lengua Xavante, había perdido el 80% de su vegetación original.

De hecho, esta tendencia ha continuado hasta lso días de hoy, ya que las invasiones e incursiones ilegales han continuado. Como resultado, hasta 2017 habían sido deforestados 105.062 hectáreas de la Tierra Indígena de los Xavante.

Pero nuestra selva no está, no hay nada.

Acabamos de encontrar pastos por todas partes, no hay bosque,…

Estevão Tsimitsuté

Declaración al MPF (Fiscalía)

Damián y su gente vuelven a casa

En 2003, los ancianos de Marãiwatsédé expresaron su deseo de volver a la tierra de sus antepasados antes de morir. Los jóvenes guerreros se sintieron obligados a darles este retorno y por eso, ese mismo año, 280 personas (niños, jóvenes, adultos y ancianos) se dirigieron a las puertas de sus tierras con intención de retomarlas y vivir (y morir) en ellas.

Sin embargo, al intentar entrar en la zona – que había sido reconocida legalmente hacía 5 años – los Xavante fueron impedidos por los invasores, que bloquearon la única carretera que da acceso a la región con la ayuda de políticos y grandes terratenientes.

Cuando los Xavante intentaron regresar a su tierra ancestral, los invasores interceptaron los caminos y, con la ayuda de empresarios y políticos con intereses en la zona, impidieron la entrada de los indígenas. Foto: Archivo FUNAI

Sin poder entrar en su propia tierra, los Xavante se vieron obligados a permanecer acampados bajo lonas negras a las puertas de su casa ancestral durante más de 8 meses.

Durante ese tiempo, sin asistencia y sin recursos, en la cuneta de la carretea, 3 niños murieron y otros 14 tuvieron que ser hospitalizados.

Ante esa situación, el Tribunal Supremo de Brasil finalmente autorizó el regreso de los Xavante y juzgó unánimemente que los ocupantes no-indígenas habían “de mala fe” y no tendrían cualquier derecho a compensación.

Sin embargo, «la decisión fue recurrida y en septiembre, el vicepresidente de TRF1, Daniel Dias, suspendió nuevamente el proceso debido a los recursos presentados por los agricultores, representados por el abogado Luiz Alfredo Feresin de Abreu, hermano de la senadora Kátia Abreu, presidenta de la Confederación Nacional de Agricultura y Ganadería de Brasil (CNA)”, explica la agencia de periodismo Repórter Brasil.

En la región, todos sabíamos que el conflicto podía ser inminente y que la situación creada difícilmente podía terminar bien.

La expulsión de los invasores y la entrada efectiva del Pueblo Xavante en el Territorio Indígena de Marãiwatsédé fue finalmente determinada por el Supremo Tribunal Federal (STF).

El día 7 de noviembre de 2012 se empezaron a entregar in loco las notificaciones que pedían la salida de los invasores.

Finalmente, tras cuarenta y seis años de exilio, los Xavante tenían reconocido definitivamente el derecho al usufructo de su territorio.

Marãiwatsédé hã
Tôtsena ti’a na watsiri’ãmo Wahõiba duré
Höiba-téb’ré hã, Ãhawimbã Date itsanidza’ra hã
Ahãta te Oto aimatsa’ti’ a na Ítémé we’re’iwadzõ
mori hã adza Oto ãma wawa’utudza’rani
Ti’a’a’a’ana… Ai’uté hã ãma ipótódza’ra hã
Tedza Oto ãma tsitébrè ti’a’a’a’ana.

La Tierra de Marãiwatsédé
está en nuestros corazones y en nuestras almas
Siendo pequeños nos sacaron de este lugar
Pero hoy hemos reconquistado nuestra tierra,
nuestro hogar Ahora de vuelta descansaré en esta tierra,
en esta tierra, en esta tierra…
Aquí nací y en esta tierra nuestros hijos serán criados.

Marcio Tserehité Tsererãi’ré

Sin embargo, la salida de los invasores no fue pacífica y fue necesaria la intervención de la Fuerza Nacional para retirar a las personas que permanecían en la zona. Hubo enfrentamientos organizados con la policía y actos vandálicos para destruir (aún más) la tierra de los indígenas.

Fruto de esos meses de tensión que vivimos en el Araguaia, el Obispo Pedro Casaldáliga tuvo que abandonar su casa a la edad de 84 años por las amenazas de muerte recibidas y con el fin de facilitar, en la medida de lo posible, la devolución de las tierras a los Xavante.

En ese territorio, nuestros antepasados, nuestros bisabuelos vivían en la tierra.
Este territorio es el origen del pueblo de Marãiwatsédé,
en esta querida tierra se creó el pueblo de Marãiwatsédé.
Ahora la devolución ha comenzado, los ancianos están esperando hace mucho tiempo para sacar a los no-indios de la tierra, han sufrido mucho.
Toda su vida sufriendo, esperando para que expulsaran a los grandes tierratenientes.

Damião Paradizané

Primer Cacique de Marãiwatsédé

La situación de los Xavante, hoy

Más de 1.000 Xavante viven ahora en la Tierra Indígena de Marãiwatsédé.

Sin embargo, los A’uwê Uptabi (“gente verdadera”), como se llaman a sí mismos, han regresado a una tierra que ha sido arrasada; muy diferente de la que conocieron hace 50 años.

Marãiwatsédé, que fue el corazón de los Xavante durante siglos, se enfrenta hoy al reto vital de la escasez de alimentos, la falta de agua, la tierra empobrecida por la deforestación, las re-invasiones periódicas y los incendios provocados, que todavía se registran en la zona…

Volver a una tierra que ha sido deforestada, quemada e invadida durante más de 50 años es el desafío que enfrentan los jóvenes Xavante de Marãiwatsédé. Foto: Liebe Lima / AXA.

Pero a pesar de estas dificultades, los Xavante están consiguiendo apropiarse poco a poco de su territorio ancestral y construyendo nuevas aldeas, como es su costumbre.

Poco a poco van plantando en su tierra, pero sabemos que es un proceso que llevará décadas. Paulatinamente están recuperando sus rituales y reconstruyendo la forma de vida que les da identidad y les hace ser Xavante.

El camino es largo y será muy difícil. Las amenazas no faltan.

Pero, siempre guiados por la sabiduría de su Cacique Damião, hoy con más de 60 años, el pueblo Xavante de Marãiwatsédé no tiene miedo. Para ellos, ¡la esperanza siempre gana!

No se juega con eso. […]

Esta tierra es sagrada, es nuestra vida.

Damião Paradizané

Cacique de Marãiwatsédé

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Deja la curia Pedro

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17 de diciembre de 2019

Pedro Casaldáliga

DEJA LA CURIA, PEDRO

Deja la curia, Pedro,
desmantela el sinedrio y la muralla,
ordena que se cambien todas las filacterias impecables
por palabras de vida, temblorosas.

Vamos al Huerto de las bananeras,
revestidos de noche, a todo riesgo,
que allí el Maestro suda la sangre de los Pobres.

La túnica inconsútil es esta humilde carne destrozada,
el llanto de los niños sin respuesta,
la memoria bordada de los muertos anónimos.

Legión de mercenarios acosan la frontera de la aurora naciente
y el César los bendice desde su prepotencia.
En la pulcra jofaina Pilatos se abluciona, legalista y cobarde.

El Pueblo es sólo un «resto»,
un resto de Esperanza.
No Lo dejemos sólo entre guardias y príncipes.
Es hora de sudar con Su agonía,
es hora de beber el cáliz de los Pobres
y erguir la Cruz, desnuda de certezas,
y quebrantar la losa—ley y sello— del sepulcro romano,
y amanecer
de Pascua.

Diles, dinos a todos,
que siguen en vigencia indeclinable
la gruta de Belén,
las Bienaventuranzas
y el Juicio del amor dado en comida.

¡No nos conturbes más!
Como Lo amas,
ámanos,
simplemente,
de igual a igual, hermano.
Danos, con tus sonrisas, con tus lágrimas nuevas,
el pez de la Alegría,
el pan de la Palabra,
las rosas del rescoldo…
…la claridad del horizonte libre,
el Mar de Galilea ecuménicamente abierto al Mundo.

Pedro Casaldáliga, 1983.

 

La cristología poética de Pedro Casaldáliga

Texto extraído del trabajo de Michael P. Moore, para la Facultad de Teología, Universidad del Salvador San Miguel, Argentina.

«Proféticamente crítico con la jerarquía eclesiástica, ¡de la cual él forma parte!, en otro audaz poema, dedicado a Juan Pablo II, titulado “Deja la curia, Pedro”, lo invita, a él, a sus sucesores…, a la Iglesia toda, a descentrarse, desinstalarse y a marchar hacia los nuevos Getsemaníes.

Deja la curia, Pedro, desmantela el sinedrio y la muralla,
ordena que se cambien todas las filacterias impecables por palabras de vida, temblorosas.
Vamos al Huerto de las bananeras,
revestidos de noche, a todo riesgo,
que allí el Maestro suda la sangre de los Pobres.

Nótese que “Maestro” y “Pobres”, el nombre de Dios hecho hombre y el nombre del oprimido, ambos sin confusión, pero sin separación, están escritos con mayúsculas. Y casi como una súplica exhorta a Pedro, a los pastores, a mantener viva la utopía de Jesús de Nazaret y de su reino de colores precisos.

Diles, dinos a todos,
que siguen en vigencia indeclinable
la gruta de Belén,
las Bienaventuranzas
y el Juicio del amor dado en comida.

Y pide a la Iglesia que no sea cómplice de los imperialismos que oprimen a los más pobres, en un escenario movible de los palacios de Pilatos y Caifás a nuestro continente empobrecido.

Legión de mercenarios acosan la frontera de la aurora naciente
y el César los bendice desde su prepotencia.
En la pulcra jofaina, Pilatos se abluciona, legalista y cobarde.
El Pueblo es solo un “resto”,
un resto de Esperanza.
No Lo dejemos solo entre guardias y príncipes.

Es hora de sudar con Su agonía,
es hora de beber el cáliz de los Pobres.

Complicidad eclesial que, dolorosamente, recuerda en la vida, y la muerte, de Mons. Romero:

¡Pobre pastor glorioso,
abandonado
por tus propios hermanos de báculo y de Mesa…!
(Las curias no podían entenderte:
ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo)

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Por este motivo las cartas del Vaticano estaban en la cocina de Casaldáliga

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Vivir o frecuentar la casa de un obispo sin antes haber tenido demasiado contacto con la Iglesia es descubrir que existe un mundo paralelo ocurriendo junto al nuestro, el de los “civiles”. Si ese obispo se llama Pedro Casaldáliga y su casa está en un pueblecito de la Amazonía brasileña, los días acaban siendo una sorpresa tras otra. Como mínimo.

5 de noviembre de 2019

La vida de Pedro Casaldáliga

En casa de Pedro llegan muchas comunicaciones. Todas las mañanas, Paulinho, ayudante de la Prelatura, trae las correspondencias más variadas que llegan de todas las partes del mundo: cartas, revistas, libros, periódicos, folletos…

Pedro está subscrito a un montón de publicaciones de todo el mundo, siempre “ligado” (conectado) a la información y atento a lo que sucede a su alrededor.

Paulinho se lleva a la pequeña oficina de Correos del pueblo todas las cartas que Pedro deja en el primer cajón del recibidor. Es un ritual diario, perfectamente sincronizado, de muchos años de idas y venidas a Correos: la caja postal 05, la “caixa do bispo”, rebosa como ninguna otra en la pequeña oficina de São Félix do Araguaia.

Ser comunicación…vaticana

No es ningún secreto que Pedro Casaldáliga siempre ha dicho que de no haber sido obispo, le hubiera gustado ser periodista. Pedro siempre ha tenido muy claro que explicar cuál era la situación del pueblo; dar a conocer lo qué sucede en el Araguaia; y mantenerse en constante “comunión” comunicativa formaba parte de su misión. Él jamás lo diría, pero si la misión de un profeta es sobretodo la de “anunciar y denunciar”, él siempre ha cumplido esa tarea con absoluta vocación y disciplina.

«Creo que escribir ha sido siempre una especie de carisma mío. Me gusta, me sale, necesito ejercitarlo. Creo en la Palabra de Dios y en nuestras palabras para comunicar la Buena Nueva. Siempre me ha parecido el escribir un don apostólico y yo se lo he agradecido a Dios desde mis años de seminario y en mis tiempos de cura joven.»

Pedro Casaldáliga

1983

Entre todas esos folletos, libros, revistas y cartas diarias, alguna vez llegaban unos sobres que a mí me llamaban especialmente la atención (¡ y cómo no!): las que llevaban el sello del Vaticano en el sobre…“secretum pontificium”!

Poco acostumbrado como está uno a recibir cartas que no sean del banco, queriendo o no, una carta con el logotipo del Vaticano y la palabra “secreto pontificio”, despierta curiosidad. Duraba poco.

Los secretos pontifícios en el corcho de la cocina

Sentado en la mesa de madera oscura del patio interior de su casa, Pedro iba abriendo parsiminosamente cada una de las correspondencias: las que requerían de respuesta, en un montoncito; las que eran para el Archivo de la Prelatura, en otro; las que pedían una lectura más larga, en otro…todo en orden en pequeños montoncitos de papel, coronados por pequeñas figuritas de barro que las resguardaban del viento del ventilador.

Al acabar la clasificación diaria, aquella figura delgada, con pantalones de pana a 35 grados, camisa y “chinelos” (chanclas), se levantaba, cogía una chincheta y pegaba varias de esas comunicaciones en el cartel de avisos de corcho situado entre la puerta de entrada y la cocina. Todo aquello que tenía que saberse o era de interés del pueblo, al corcho; comunicados y cartas del Vaticano incluídas.

En 2003, al cumplir 75 años, Pedro Casaldáliga presentó su renuncia como obispo, como sugiere en Derecho Canónico. Lo que sucedió después fueron momentos tensos, de incertidumbre sobre de qué línea sería el nuevo obispo. Se pidió por activa y por pasiva, que el Vaticano escuchase al equipo que estaba trabajando en la región antes de decidir….imposible. ¿Qué sucedería con el trabajo de Casaldáliga?. Angustiaba.

En ese contexto, recuerdo la llegada de una carta particular que llevaba el sello pomposo (y morboso ?) de “secreto pontifício”: no habían pasado ni 10 minutos y el secretum se había revelado a todo el pueblo…la carta ya estaba disfrutando del panel de corcho de la cocina y de la lectura de cualquiera de los que frecuentábamos su casa…¿o acaso no era del máximo interés de todos saber quién iba a ser el nuevo obispo?

El “Secreto Pontifício” comunitariamente mejor guardado.

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