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“La agroindustria está dispuesta a poner en riesgo de muerte a millones de personas”

“La agroindustria está dispuesta a poner en riesgo de muerte a millones de personas”

“La agroindustria está dispuesta a poner en riesgo de muerte a millones de personas”

El coronavirus mantiene al mundo en estado de shock. En lugar de combatir las causas estructurales de la pandemia, los gobiernos solo se están centrando en medidas de emergencia.

3 de abril de 2020

Las Causas de Pedro Casaldáliga

Conversamos con Rob Wallace sobre los peligros del COVID-19, la responsabilidad de la agroindustria y las soluciones sostenibles para combatir las dolencias infecciosas. Wallace es biólogo evolutivo y filogeógrafo para la salud pública en Estados Unidos. Ha investigado las nuevas pandemias durante 25 años y es autor del libro Big Farms Make Big Flu (Las grandes granjas producen grandes gripes).

¿Cuán peligroso es el coronavirus?

Depende de donde te encuentres en el momento del brote local de COVID-19: nivel inicial, pico máximo o fase tardía. ¿Cómo está respondiendo el sistema de salud de la región? ¿Cuántos años tienes? ¿Eres inmunológicamente vulnerable? ¿Cuál es tu estado general de salud? Por añadir una posibilidad no diagnosticable: ¿tu inmunogenética, la genética que subyace a tu defensa inmunológica se alinea contra el virus o no?

¿Así que todo este alboroto alrededor del virus es solo una estrategia para asustar a las personas?

No, en absoluto. El COVID-19 registraba una tasa de letalidad (CFR, Case Fatality Rate) de entre 2 y 4 % en la fase inicial del brote en Wuhan. Fuera de Wuhan, el CFR parece caer más o menos al 1% e incluso por debajo, pero también parece aumentar en puntos aquí y allá, incluso en lugares de Italia y EE. UU. Su rango no parece muy elevado en comparación con, por ejemplo, el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS), que es del 10%; la gripe de 1918, del 5-20 %; la gripe aviar H5N1, del 60%; y, en algunos puntos, el ébola, con una tasa de mortalidad del 90 %. Pero, ciertamente, supera el 0,1% de CFR de la incidencia de la gripe estacional. Sin embargo, el peligro no es solo una cuestión de tasa de mortalidad, sino que también debemos afrontar lo que se denomina penetración de la tasa de ataque comunitario: qué penetración tiene el brote entre el conjunto de la población mundial.

¿Puede ser más específico?

La red global de viajes tiene una conectividad récord. Sin vacunas ni antivíricos específicos para el coronavirus ni ninguna inmunidad en estos momentos, incluso un virus con solo un 1% de mortalidad puede suponer un peligro considerable. Con un periodo de incubación de hasta dos semanas y cada vez más evidencias de que hay transmisión antes de la dolencia –antes de que sepamos que las personas están infectadas–, pocos lugares estarían libres de infección. Si, por ejemplo, el COVID-19 registra un 1% de víctimas mortales, el proceso de infección de cuatro mil millones de personas supondrá 40 millones de muertes. Una pequeña proporción de un gran número aún puede representar una gran cantidad.

Estas son cifras alarmantes para un patógeno considerablemente menos virulento…

Absolutamente, y solo estamos a comienzos del brote. Es importante comprender que muchas infecciones nuevas cambian en el transcurso de las epidemias. La infectividad, la virulencia o ambas pueden atenuarse. Por otro lado, otros brotes aumentan en virulencia. La primera oleada de la pandemia de gripe, la primavera de 1918, fue una infección relativamente leve. Fueron la segunda y tercera oleada de aquel invierno y hasta el 1919 las que mataron millones de personas.

Pero los escépticos de la pandemia sostienen que hay menos personas infectadas y menos muertes por el coronavirus que por la gripe estacional típica. ¿Qué opina?

Seré el primero en celebrarlo si este brote demuestra ser un fracaso. Pero estos esfuerzos para descartar el COVID-19 como un peligro menor citando otras enfermedades mortales, especialmente la gripe, son una estratagema retórica para presentar la preocupación sobre el coronavirus como inadecuada.

«El COVID-19 sólo está comenzando su viaje epidemiológico, y a diferencia de la gripe, no tenemos vacuna ni inmunidad colectiva para frenar la infección y proteger a las poblaciones más vulnerables»

Así que la comparación con la gripe estacional es engañosa.

No tiene mucho sentido comparar dos patógenos en las diferentes secciones de su epicurva, es decir, su curva de desarrollo. Sí, la gripe estacional infecta a muchos millones de personas en todo el mundo, y la Organización Mundial de la Salud estima que hasta 650.000 personas mueren por su causa cada año. Sin embargo, el Covid-19 solo está en el principio de su desarrollo epidemiológico. Y a diferencia de la gripe, no tenemos ni vacuna ni inmunidad colectiva para frenar la infección y proteger a las poblaciones más vulnerables.

Aunque la comparación sea engañosa, ambas enfermedades son causadas por virus que pertenecen incluso a un grupo específico, los virus ARN. Ambos pueden causar enfermedades. Ambos afectan a la boca y la garganta y a veces también a los pulmones. Ambos son bastante contagiosos.

Estas son similitudes superficiales que no tienen en cuenta una diferencia importante entre los dos patógenos. Sabemos mucho sobre la dinámica de la gripe. Sabemos muy poco sobre el COVID-19, que está lleno de incógnitas. De hecho, hay mucha información sobre el comportamiento del COVID-19 que no conoceremos hasta que el brote se desarrolle por completo. Al mismo tiempo, es importante comprender que no se trata de COVID-19 versus gripe estacional, sino del COVID-19 y la gripe. La aparición de múltiples infecciones capaces de desencadenar una pandemia y afectar a poblaciones enteras de manera combinada debería ser la principal preocupación.

Ha estado investigando epidemias y sus causas durante varios años. En su libro Big Farms Make Big Flu intenta establecer conexiones entre las prácticas agrícolas industriales, la agricultura ecológica y la epidemiología viral. ¿Cuál es su visión?

El verdadero peligro de cada nuevo brote es el fracaso o, mejor dicho, la negativa a comprender que cada nuevo COVID-19 no es un incidente aislado. El aumento de la incidencia de los virus está estrechamente relacionado con la producción de alimentos y la rentabilidad de las empresas multinacionales. Cualquiera que pretenda comprender por qué los virus se están volviendo más peligrosos debe investigar el modelo industrial de agricultura y, más concretamente, la producción ganadera. En la actualidad, pocos gobiernos y pocos científicos están preparados para hacerlo. Más bien todo lo contrario: cuando surgen nuevos brotes, los gobiernos, los medios de comunicación e incluso la mayoría de las instituciones médicas están tan concentrados en las emergencias por separado que ignoran las causas estructurales que llevan a múltiples patógenos marginales a convertirse en un fenómeno global inesperado.

El aumento de la aparición de virus está estrechamente relacionado con la producción de alimentos y la rentabilidad de las corporaciones multinacionales.

¿Quiénes son los responsables?

He mencionado la agricultura industrial, pero hay un panorama más amplio. El capital encabeza el acaparamiento de tierras en los últimos bosques primarios y explotaciones agrarias de pequeños propietarios en todo el mundo. Estas inversiones impulsan la deforestación y un desarrollo que conduce a la aparición de enfermedades. La diversidad funcional y la complejidad que representan estas vastas extensiones de tierra se unifican de tal manera que los patógenos, previamente encerrados, se están extendiendo a la ganadería local y a las comunidades humanas. En resumen, los centros del capital mundial, lugares como Londres, Nueva York y Hong Kong, deben ser considerados nuestros principales focos de enfermedades.

¿De qué enfermedades hablamos?

En este momento, no hay patógenos libres de la influencia del capital. Incluso las regiones más remotas se ven afectadas aunque sea desde la lejanía. El ébola, el zika, los coronavirus, la reaparición de la fiebre amarilla, una variedad de gripes aviares y la peste porcina africana se encuentran entre muchos de los patógenos que salen de las zonas más remotas del interior hacia los circuitos periurbanos, las capitales regionales y, finalmente, hacia la red mundial de viajes. Solo hay unas pocas semanas de diferencia entre los murciélagos del Congo, que se cree que transmiten el virus del ébola, y los bañistas de Miami que fallecen a causa del virus.

Muchos nuevos patógenos previamente controlados por ecologías forestales de larga evolución están siendo liberados, amenazando al mundo entero.

¿Qué papel desempeñan las empresas multinacionales en este proceso?

El planeta Tierra es hoy en día en gran parte una gran fábrica agrícola industrial, tanto en términos de biomasa como de uso de la tierra. La agroindustria tiene como objetivo acaparar el mercado de alimentos. El proyecto neoliberal está diseñado para ayudar a las empresas de los países industrializados más desarrollados a robar tierras y recursos de los países más débiles. Como resultado, muchos de estos nuevos patógenos previamente ligados a ecosistemas forestales que se habían desarrollado durante largos períodos de tiempo están siendo liberados y amenazan al mundo entero.

¿Cuáles son los efectos de los métodos de producción de la agroindustria?

La agricultura, organizada según las necesidades capitalistas y en sustitución de la ecología natural, proporciona los medios exactos por los que un patógeno puede desarrollar los fenotipos más virulentos e infecciosos. No se podría diseñar un mejor sistema para generar enfermedades mortales.

El agronegocio está tan enfocado en las ganancias, que la selección de un virus que podría matar mil millones de personas se considera un riesgo que vale la pena asumir.

¿Cómo es eso?

La expansión de los monocultivos genéticos de animales de granja elimina cualquier barrera inmunológica que pueda estar disponible para ralentizar o frenar la transmisión. Las grandes dimensiones y las altas densidades de población facilitan mayores tasas de transmisión. Estas condiciones de hacinamiento deprimen la respuesta inmunológica de los animales. El alto rendimiento de los animales, como parte indisoluble de cualquier producción industrial, proporciona a los virus un suministro constante de nuevos animales huéspedes, lo que promueve su virulencia. En otras palabras, la agroindustria está tan orientada a los beneficios que la decisión de utilizar un virus que podría matar a mil millones de personas parece compensar el riesgo.

¡¿Qué?!

Estas empresas pueden simplemente trasladar el coste de sus operaciones de riesgo epidémico a todos los demás: los propios animales, los consumidores, los agricultores, las comunidades locales y los gobiernos de todas las jurisdicciones. Los daños son tan grandes que la agroindustria tal como la conocemos estaría acabada para siempre si incluyéramos estos costes en las cuentas de la empresa. Ninguna empresa podría soportar el coste de los daños causados.

En muchos medios se afirma que el punto de partida del coronavirus fue un mercado de alimentos exóticos en Wuhan. ¿Es cierto?

Sí y no. Hay pruebas espaciales que lo respaldan. El rastreo de los contactos asociados con las infecciones conduce al mercado mayorista de mariscos de Hunan en Wuhan, donde también se venden animales salvajes. Al parecer, las muestras han identificado el extremo occidental del mercado donde se guardaban los animales salvajes. Pero ¿cuánto debemos remontarnos en la investigación? ¿Cuándo empezó la emergencia exactamente? El foco en el mercado pasa por alto los orígenes de la agricultura silvestre en el interior y su creciente mercantilización. En todo el mundo, y también en China, los alimentos silvestres se están convirtiendo cada vez más en un sector económico estructurado. Pero su relación con la agroindustria va más allá de simplemente compartir la misma fuente de ingresos. A medida que la producción industrial (de cerdos, aves de corral y similares) se expande en el bosque primario, presiona a los productores de alimentos silvestres para que se adentren más en los bosques en busca de las poblaciones originales, aumentando así la interacción con los nuevos patógenos, incluido el COVID-19, e incrementando su propagación.

El COVID-19 no es el primer virus que se desarrolla en China y que el gobierno trató de encubrir.

Sí, pero este no es un caso especial chino. Los Estados Unidos y Europa también han servido como «puntos cero» para las nuevas infecciones virales, más recientemente el H5N2 y el H5Nx, y sus representantes multinacionales y neocoloniales impulsaron el surgimiento del ébola en África occidental y del zika en el Brasil. Y durante los brotes de gripe porcina (H1N1) en 2009 y de gripe aviar (H5N2), los funcionarios de salud de los Estados Unidos encubrieron a la agroindustria.

La OMS ha declarado ahora una emergencia sanitaria de interés internacional. ¿Es adecuado este paso?
Sí. El peligro de un patógeno de este tipo es que las autoridades sanitarias no tienen un control sobre la distribución estadística del riesgo. No tenemos idea de cómo puede responder el patógeno. Hemos pasado de un brote en un mercado a infecciones en todo el mundo en cuestión de semanas. El patógeno podría simplemente morir. Esto sería genial, pero no lo sabemos. Una mejor preparación aumentaría las probabilidades de reducir la velocidad de propagación del patógeno. La declaración de la OMS también es parte del que yo denomino “teatro pandémico”. Las organizaciones internacionales han muerto por inacción. Me viene a la mente la Sociedad de Naciones. El grupo de organizaciones de la ONU siempre está preocupado por su relevancia, poder y financiación. En cambio, tal activismo también puede converger en la preparación y prevención que el mundo necesita para interrumpir las cadenas de transmisión de COVID-19.

Las multinacionales y representantes neocoloniales europeos y estadounidenses impulsaron la aparición del ébola en África occidental y el Zika en Brasil.

La reestructuración neoliberal del sistema de atención médica ha empeorado tanto la investigación como la atención general de los pacientes, por ejemplo, en los hospitales. ¿Qué diferencia podría comportar un sistema de salud mejor dotado para combatir el virus?

Existe la terrible pero reveladora historia del empleado de una emprsa de dispositivos médicos de Miami que, al volver de China con síntomas similares a la gripe, hizo lo correcto para su familia y su comunidad y exigió que un hospital local le hiciera la pruba de COVID-19. Temía que su exiguo seguro médico de la Obamacare no cubriera las pruebas. Y estaba en el correcto, dado que la prueba costaba 3720 dólares. En el caso de los Estados Unidos, una de las demandas podría ser la aprobación de una ordende emergencia que exija que durante el brote de una pandemia, el gobierno federal se haga cargo de todas las facturas médicas relacionadas con las pruebas de infección y el tratamiento tras un resultado positivo. Queremos animar a la gente a buscar ayuda en lugar de esconderse —e infectar a otras personas— porque no pueden pagar el tratamiento. La solución obvia es un servicio sanitario estatal que cuente con el personal y el equipo adecuados para esas emergencias en toda la comunidad, de forma que nunca se desanime la cooperación comunitaria.

Utilizar la crisis del coronavirus para probar los últimos métodos de control autocrático es un sello distintivo del capitalismo desastroso.

Tan pronto como se descubre el virus en un país, los gobiernos de todas partes reaccionan con medidas punitivas autoritarias, como la cuarentena de regiones y ciudades enteras. ¿Están justificadas esas medidas drásticas?

Utilizar la crisis del coronavirus para probar los últimos métodos de control autocrático es un sello distintivo del capitalismo desastroso. En lo que respecta a la salud pública, prefiero atenerme a la confianza y la compasión, que son variables importantes en una epidemia. Sin cualquier de las dos, los gobiernos pierden el apoyo de la población. El sentido de solidaridad y de respeto mutuo es una parte fundamental para sobrevivir juntos a tales amenazas. Las cuarentenas autoimpuestas con el apoyo adecuado –ayuda vecinal, camiones de suministro de alimentos de puerta a puerta, permiso de trabajo y seguro de desempleo– pueden generar este tipo de cooperación.

Cómo sabrá, en Alemania, la AfD es un partido nazi ‘de facto’ con 94 escaños en el Parlamento. La ultraderecha y otros grupos en asociación con políticos del AfD usan la crisis del coronavirus. Difunden falsos informes sobre el virus y exigen más medidas autoritarias en el gobierno: restringir los vuelos y la entrada a las personas migrantes, el cierre de fronteras y la cuarentena forzada.

La prohibición de viajar y el cierre de fronteras son demandas con las que la ultraderecha radical quiere “racializar” lo que ahora son enfermedades globales. Esto es, por supuesto, un sinsentido. En este punto, dado que el virus ya se está propagando por todas partes, lo único sensato que se puede hacer es asegurar que el sistema público de salud sea lo suficientemente fuerte como para tratar y curar a cualquier persona infectada. Y, por supuesto, debemos dejar de robar la tierra a los pueblos originarios y provocar los emigración masiva en primer lugar, solo así podremos evitar que los patógenos emerjan.

¿Cuáles serían las soluciones sostenibles para luchar contra las enfermedades infecciosas?

Para reducir la aparición de nuevos brotes de virus, la producción de alimentos debe cambiar radicalmente. La autonomía de los agricultores y un sector público fuerte pueden reducir el efecto de las cadenas de contagio unidireccionales y las infecciones descontroladas. Esto incluye la promoción de la biodiversidad de ganado y de cultivos, y la reforestación estratégica, tanto en cada explotación agraria como en todo el ámbito regional. Se debe permitir que los animales destinados a la alimentación se reproduzcan localmente para transmitir los mecanismos de inmunidad. Se trata de combinar una producción justa con una circulación equitativa de los bienes. Esto incluye subvenciones a la agricultura ecológica y a los precios de venta, y programas para los consumidores. Estos proyectos deben ser protegidos frente a las limitaciones impuestas por la economía neoliberal tanto a los individuos como a las comunidades y defendidos contra la amenaza de la opresión del Estado dirigida por el capital.

La producción de alimentos altamente industrializada depende de prácticas que ponen en peligro a toda la humanidad y, en este caso, contribuyen a desencadenar una nueva pandemia mortal. 

¿Qué debería exigir la izquierda ante la creciente dinámica de los brotes de enfermedades?

La agroindustria como forma de reproducción social debe ser abolida para siempre, aunque solo sea por una cuestión de salud pública. La producción de alimentos altamente industrializada depende de prácticas que ponen en peligro a toda la humanidad y, en este caso, contribuyen a desencadenar una nueva pandemia mortal.

Deberíamos exigir que los sistemas alimentarios se socialicen de tal manera que estos patógenos peligrosos no puedan desarrollarse. Para lograrlo, la producción de alimentos debe reintegrarse a las necesidades de las comunidades rurales. Esto requerirá, en primer lugar, prácticas agroecológicas que protejan el medio ambiente y a los agricultores que cultivan los alimentos. El panorama general es este: necesitamos curar la grieta metabólica que separa nuestra ecología de nuestra economía. En resumen, tenemos un mundo que ganar.

Entrevista de Yaak Pabst, para la revista Marx21 (11/03/20). Esta versión en castellano ha sido publicada primero por la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas, el 24 de marzo de 2020.

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31 de marzo de 2020

Las causas de Pedro Casaldáliga

En América Latina ya se han confirmado casos de coronavirus en todos los países del Continente. En el Amazonas, la Red Eclesial Pan Amazónica (REPAM) informa que hay 1.580 casos confirmados y 49 fallecidos, a 7 de abril de 2020. Por lo tanto, la pandemia no está tan extendida y no afecta a tantas personas como lo está haciendo en Europa o Asia. Podemos decir que aquí aún se encuentra en la fase inicial.

Sin embargo, hay una gran preocupación por parte de la población por el impacto y las consecuencias que podría tener la crisis de coronavirus.

La región de Araguaia tiene más de 150.000Km2. Es más grande, por tanto, que algunos países europeos, como Portugal, por ejemplo … pero aquí casi no hay hospitales y mucho menos respiradores o medicamentos necesarios para el tratamiento de la enfermedad.

Como en muchos otros lugares de Brasil, el trabajo informal, a menudo en la calle, es la base de la subsistencia para muchas familias que viven en condiciones precarias. Sólo en São Félix do Araguaia, nuestra asociación atiende a más de 500 personas (sobre una población de 5.000) que viven por debajo del umbral de pobreza. Es decir, sobreviven con menos de un euro al día por persona.

Este escenario de fragilidad social y económica explica porque desde el inicio de la amenaza se han tomado medidas preventivas basadas en el confinamiento y el aislamiento social. Aquí, las consecuencias pueden ser todavía más trágicas.

Así mismo, los pueblos indígenas son los más vulnerables a la propagación del virus. Las tribus Karajá, Tapirapé y Xavante, que viven con nosotros en el Araguaia, tienen muchas dificultades para acceder al (mínimo) sistema sanitario: por ejemplo, desde la tierra Marãiwatsédé, donde viven más de 1.200 Xavante, hasta el hospital más cercano (sin UCI y con sólo 1 respirador), se tardan más de 5 horas de viaje.

Los pueblos indígenas se encuentran en una situación vulnerable y necesiten cuidado, atención y respeto.

Aquí, los puebos indígenas Karajá, Tapirapé y Xavante están entre los más vulnerables

QUÉ ESTAMOS HACIENDO PARA COMBATIR EL CORONAVIRUS

En la Asociación hemos seguido las medidas recomendadas por los organismos públicos responsables y estamos en contacto permanente con las comunidades para evaluar la mejor manera de adaptar nuestros proyectos, teniendo en cuenta las circunstancias y cómo vaya evolucionando la situación.

De momento, ningún miembro de nuestro equipo o de las familias con las que trabajamos está afectado por la enfermedad.

Sin embargo, como forma de prevención, hemos adoptado medidas que reducen nuestra exposición a zonas o factores de riesgo y que permiten seguir nuestra actividad, en la medida de lo posible.

En las zonas potencialmente de riesgo, principalmente en los asentamientos ruales y las comunidades indígenas, hemos suspendido temporalmente nuestra actividad. Ahora, lo más importante es la seguridad de las personas para las que trabajamos, así como de nuestro equipo y de los otros ciudadanos/as.

En los asentamientos y comunidades indígenas, suspendemos temporalmente nuestra actividad porque, ahora, lo más importante es la seguridad de las personas.

En la sede de la Asociación, en São Félix do Araguaia, tenemos la estructura para hacer mucho trabajo a distancia.

En este sentido, hemos adoptado las iniciativas siguientes:

Coordinación con las autoridades municipales para vigilar la evolución del riesgo.

– Pertenecemos a la red municipal de protección social del ciudadano brasileño en situación de vulnerabilidad social.

– Apoyo para que las comunidades obtengan la comida de proximidad y deban moverse lo mínimo necesario.

– Estamos en contacto permanente con las familias que viven en las comunidades y pueblos donde trabajamos, para saber cómo están y para asistirles si fuera necesario.

La contención y la mitigación de la propagación de la enfermedad son responsabilidad de toda la sociedad y, por ello, tenemos que permanecer en casa.

Ahora más que nunca cuidar de nuestra salud es cuidar la salud de todos/as y nuestra asociación dispone de la tecnología y los equipamientos necesarios para continuar haciendo muchas tareas de forma telemática.

Así que quedémonos en casa. Cuidémonos y cuidemos de los/las más vulnerables.

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La región del Araguaia posee una riqueza singular de frutas tropicales. Son sabores únicos, propios de aquí,… como la cagaita, la bacaba o la mangaba. Valorar el cultivo de plantas autóctonas incentivando el plantel de árboles frutales empleando técnicas ecológicas adaptadas a la Amazonía, es estar construyendo una alternativa de vida para cientos de familias en el campo y luchar por la preservación de uno de los ecosistemas más ricos del Mundo.

1 de marzo de 2020

Las causas de Casaldáliga

Creada por la asociación que Casaldáliga y su equipo fundaron en 1974 en São Félix do Araguaia, esta iniciativa persigue mejorar la alimentación y nutrición de las familias que viven en el campo, al tiempo que ser una forma de obtener ingresos para los campesinos y Pueblos Indígenas que viven en esta región de la Amazonía brasileña.

El proyecto lo denominamos “Araguaia Pulpa de Frutas”, pues consiste en incentivar y apoyar el plantel de árboles frutales en el campo, para luego recolectar la fruta y llevarla a una pequeña industria donde fabricamos pulpa congelada. Esa pulpa (extracto concentrado) se venda en el mercado regional y se usa para hacer zumo natural, que es muy consumido en Brasil.

La fábrica existe de forma estructurada desde 2005 y produce pulpas naturales congeladas de 20 frutas autóctonas y cultivadas en la región por pequeños campesinos o cosechadas por los Pueblos Indígenas.

El proyecto pretende, por tanto, ayudar a estructurar una cadena productiva basada en las frutas ecológicas, en la inclusión de todas las famílias y pueblos y en la conservación ambiental.

Anualmente, cerca de 250 personas en situación de exclusión consiguen una parte de sus ingresos a través del proyecto «Araguaia Pulpa de frutas» y se dedican a plantar o cosechar frutas.

Además de las frutas recolectadas ne las huertas y los campos donde hay plantaciones, como el Mango, la Piña, la Guayaba, la Fruta-de-la-pasión, etc, muchas familias plantan frutas autóctonas, que sólo crecen aquí, como el Pequi, la Bacaba o la Mangaba. En el “varjão”, como se denominan las zonas bajas que se inundan en época de lluvias, las familias recogen también frutos muy tradicionales, que crecen espontáneamente, como el Murici o el Buriti. De este modo, damos un valor económico a las frutas de la región y desincentivamos que se talen o se quemen esos árboles para hacer grandes cultivos.

“Recogemos la fruta bajo la lluvia, bajo el sol, con el agua en los tobillos, pero para nosotros es muy gratificante cosechar esta fruta,… la limpiamos, la ordenamos bien. Y el dinero es una bendición, puedo pagar mis facturas”, dice una de las agricultoras familiares implicadas en el proyecto.

Cada año, se realiza una verdadera operación logística en el asentamiento Dom Pedro, donde viven más de 400 familias, durante la cosecha del caju (anacardo). La comunidad se organiza para preparar la cosecha y para llevar la fruta hasta la fábrica. Para ayudarles, desde la asociación hemos establecido siete puntos de recogida, con congeladores y balanza, para que las familias puedan ir llevando sus frutas.

Así conseguimos que cada año, muchas familias se dediquen a la cosecha del anacardo (caju) de temporada.

Las pulpas producidas en la fábrica se venden en los supermercados y restaurantes de la región.

Los residuos de las frutas que salen de la fábrica de pulpa se utilizan en el vivero que tenemos en el pueblo: primero, para hacer compost; pero, además, empleamos las semillas de las frutas ya exprimidas, para hacer plantones que, una vez crecidos, vuelven a la tierra, para aumentar las plantaciones de árboles.

Otra actividad interesante es que la fábrica y el vivero, como son los únicos que hay en la región, reciben cada año la visita de estudiantes en prácticas, que tratan de aprender las técnicas de agricultura ecológica que utilizamos.

En los últimos años, la fábrica de pulpa de fruta se ha modernizado para mejorar su capacidad de apoyo a los campesinos y poder atender el aumento de frutas que llegan. Así, con algunas ayudas solidarias, hemos conseguido comprar una máquina para automatizar el envasado de las pulpas y hemos renovado el espacio de la indústria para poder mover cargas pesadas.

Al mismo tiempo, hemos diseñado nuevos envases y producido nuevos materiales publicitarios. De este modo, la intención es aumentar las ventas de pulpa, llegando al mercado regional de una manera más sólida.

Poco a poco, con todas las dificultades que supone desarrollar un proyecto de estas características en la distante Amazonía, el proyecto avanza hacia su mayor reto futuro: hacer que la fruta ecológica y el extractivismo de frutas autóctonas sean posibilidades reales de vivir de la tierra para los agricultores familiares de la región.

Está claro que una intervención decisiva y dirigida por parte de los poderes públicos sería necesaria para un cambio masivo, y que el proyecto por sí solo no tiene, ni debería tener, esta capacidad. Pero Araguaia Pulpa de Frutas, conjuntamente con otras iniciativas que se están haciendo en la Amazonía, es una pieza que contribuye, de manera real y local, la construcción de este mayor reto.

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29 de enero de 2020

Las causas de Pedro Casaldáliga

Militar en la esperanza es una opción de riesgo en el Brasil del Bolsonaro. Pero muchos creen que es el único camino posible para enfrentar a la extrema derecha.

El proyecto para dar a conocer las ‘Causas de Casaldáliga’ es el fruto de una colaboración entre las dos asociaciones que comparten la misión del Claretiano Pedro Casaldáliga.

A través del pensamiento y la acción de este catalán universal, la Asociación Araguaia con el obispo Casaldáliga, de Cataluña, y ANSA, de Brasil, contrarrestan el discurso del odio y del miedo.

En este contexto, “la única manera de hacer de contrapunto a este discurso y de poder expresar nuestras opiniones con tranquilidad era dar al proyecto una dimensión internacional”, dice Raúl Vico, coordinador de esta iniciativa de difusión. Y es que los nuevos líderes políticos en Brasil están fomentando un clima “contra los derechos de los campesinos e indígenas”. Vico también identifica los riesgos de seguridad entre los defensores de los derechos humanos: “Por primera vez en muchos años, las personas que trabajan en ANSA han tenido que considerar su seguridad personal”, dice.

 

«Estar juntos, una cuestión de seguridad»

 

Una realidad que la entidad no ha vivido desde su creación. “En los años 70 y 80, la represión fue mucho más dura y violenta, pero hoy la situación vuelve a ser peligrosa”. Según Vico, “en Brasil y mucho más en la región en la que estamos, no es aconsejable expresar abiertamente algunas ideas. Si divulgamos algunas opiniones pondríamos en riesgo al personal de ANSA”. Estas declaraciones se hacen pensando en los grandes terratenientes de la Amazonia que “estaban ansiosos por ganar unas eleciones e ir en contra de la Prelatura y el Obispo Pedro”. Con el presidente Jair Bolsonaro en el poder, se sienten apoyados.

Por eso cree que “trabajar juntos es también una cuestión de seguridad”. La Asociación Araguaia con el Obispo Casaldáliga (Barcelona, 1989) y la Asociación ANSA (São Félix do Araguaia, 1974) se han unido para realizar este proyecto de comunicación inspirado en la alegría, la “terquedad” y la esperanza de Casaldáliga. Como dicen desde la parte catalana, buscamos “fortalecer caminos de esperanza”.

“ANSA y la Asociación Araguaia hemos sentido la necesidad de unirnos para una colaboración mucho más estrecha, para unir fuerzas y dar más voz a la vida, al trabajo y, sobre todo, a las causas de Casaldáliga», dice. Saben que son organizaciones «pequeñas» que enfrentan el enorme desafío, pero no se dan por vencidos en la lucha por mejorar las condiciones de vida de las personas y comunidades que más sufren.

Información desde el Araguaia

 

Raul Vico está en contacto con la persona responsable de la comunicación en ANSA, que le proporciona información en tiempo real desde la Amazonía. Todos los materiales publicados en la página web están en catalán, español y portugués, “los tres idiomas que Casaldáliga utiliza siempre”.

También envían un boletín mensual, que llega al correo electrónico de 730 personas, y en las redes sociales están en Facebook y en Twitter,, publicando diariamente.

El blog, que actualizan cada 15 días se centra en las causas de Casaldáliga. Por ejemplo, cuentan experiencias concretas de agricultura familiar agroecológica, una fórmula de generación de ingresos aliada a la preservación y recuperación ambiental en las comunidades rurales. Pero en el blog también encontramos el pensamiento de Casaldáliga, de la Teología de la Liberación o la historia de la Amazonía a través de textos y poemas que reflejan los compromisos que Pedro Casaldáliga ha asumido a lo largo de su vida en favor de los más pobres.

En el Araguaia, ANSA trabaja en el ámbito de la educación popular, la economía solidaria, el medio ambiente y el apoyo al fortalecimiento de las redes sociales y ambientales. Actualmente, beneficia a unas cuatrocientas familias, tanto en São Félix como en cuatro comunidades rurales vecinas, y también apoya a las comunidades indígenas cercanas. La organización es también responsable del Archivo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, dedicado a la preservación de la obra de Casaldáliga, que también cuenta con el apoyo de los claretianos.

En Barcelona, el nuevo proyecto de difusión también es posible gracias a la colaboración de la organización catalana Justicia y Paz, que les cede un espacio para el archivo y para las reuniones del equipo, que tienen lugar todos los segundos y cuartos jueves de mes en la calle Roger de Llúria, 126, de Barcelona.

Autora: Laura Mor. Publicado primero en catalán en Religión Digital.

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Mi espiritualidad

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La espiritualidad que Casaldàliga vivió puede ayudarnos a construir la nuestra propia. Un texto delicado y precioso en el que Pedro nos explica “dónde tropecé” y nos comparte los “gozos y descubrimientos” de su espiritualidad.

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Pueblo Xavante: 50 años de genocidio

Pueblo Xavante: 50 años de genocidio

Pueblo Xavante: 50 años de genocidio

A los 11 años, Damián Paridzané fue trasladado de su casa en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña junto con toda su familia y parientes.

Deportado de su tierra natal, Damián pronto se quedó solo, sin familia: su padre y su hermano murieron a causa de una infección de sarampión en el exilio. Su madre fue llevada a otra comunidad.

En 2012, sin embargo, después de muchos años de lucha, Damián, ya con 60 años, logró pisar de nuevo su tierra natal y llevar a su gente con él.

10 de enero de 2020

Las causas de Pedro Casaldáliga

En 1966, aviones de la Fuerza Aérea Brasileña deportaron a los 264 Xavante que vivían en la Tierra Indígena Marãiwatsédé, en esta región del Araguaia, a unos 1.200Km al noroeste de Brasília

Un terrateniente había “comprado” su tierra y en ella instalaría el mayor latifundio de América Latina.

Transportados a más de 400 Km. de la que fue su casa durante siglos, los indígenas fueron recibidos por una epidemia de sarampión que mató a más de 100 personas.

En 1966, cuando yo tenía 11 años, un avión de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) sobrevoló Marãiwatsédé.
(…) Este avión aterrizó en nuestra aldea y nos llevó a la aldea de São Marcos.
El gobierno aprovechó que no hablábamos portugués y llegó por sorpresa para tomar nuestra tierra.

Cuando nos llevaron en avión,
dejamos nuestras pertenencias en la pista.
Todos se subieron al avión llorando.
Dejamos nuestras ropas y utensilios,
¡lo dejamos todo!

Cacique Damião Paridzané

Entrevista a Pedro Casaldáliga

La política de incentivos fiscales para que las grandes empresas fueran para el Amazonas ocasionó la expulsión de millares de indígenas de sus tierras ancestrales. Fuente: Archivo FUNAI

«Lejos de su hogar y con su estructura social debilitada se produjo la fragmentación del grupo por varias Tierras Indígenas Xavante. Los remanentes de Marãiwatséde “siempre han reclamado el regreso a su región, realizando viajes anuales […] para visitar las viejas aldeas y cementerios, además de recolectar semillas y frutas nativas” que no pudieron encontrar en las otras Tierras Indígenas donde se refugiaron», explica el indigenista Marcos Ramires.

La lucha de los Xavante deportados para poder regresar a su territorio continuó durante décadas, hasta que en 2012, después de más de 50 años luchando contra los intereses de políticos y empresarios, recuperaron sus tierras ancestrales.

El origen del conflicto en Araguaia

Cuenta Antonio Canuto en su reciente libro, que «hace poco más de 20 años, cuando empezó a circular la noticia de que los Xavante volverían a sus tierras, en la hacienda Suiá-Missú, muchos en la región fruncian el ceño y decían que eso era palabrería, que nunca habían visto a un Xavante por allí».

La realidad, sin embargo, es que hay registros de los Xavante en el Araguaia desde los años 50, cuando hubo varios contactos entre ellos y algunos no-índios que iban llegando poco a poco a la región.

Los no-índios comenzaron a llegar al Araguaia en los años 50 y, poco a poco, se establecieron los primeros contactos, algunos violentos, con los pueblos indígenas. Fuente: Archivo FUNAI

De hecho, la región del Araguaia comenzó a ser ocupada por no-indios a principios del siglo XX, en una migración espontánea de familias que vinieron del noroeste de Brasil en busca de un pedazo de tierra para vivir.

Como resultado de este movimiento, nació el pueblo de São Félix do Araguaia -…y muchos otros, junto al río. De allí, algunas familias salieron al «campo», es decir, al interior del territorio hasta entonces ocupado sólo por los Xavante», nos explica Marcos Ramires.

Sin embargo, antes de 1960, los encuentros con los Xavante fueron sobretodo de forma ocasional, en medio de la inmensidad de la selva-savana que había en la región. No obstante, sí hay regitros (orales) de encuentros, tanto pacíficos como violentos.

Sin embargo, como afirma Canuto, «La muerte de los campesinos o misioneros siempre ha sido amplificada para subrayar el carácter salvaje y violento de los indígenas. Lo que hicieron a los indígenas, se invisibiliza».

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El detonante: el latifundio más grande de América Latina

La Ley 4.216 de 1963, que extendió a la Amazonía los beneficios fiscales previstos para el Noroeste, inauguró una agresiva política de incentivos gubernamentales para las empresas que tuvieran interés en emprender en aquella región. La idea del gobierno militar era clara: «Enmarcado en un discurso nacionalista, los militares predicaban la unificación del país. Además, era necesario proteger la selva contra la “internacionalización”. Así, por ejemplo, en 1966, el presidente Castelo Branco hablaba de “integrar para no entregar”», explica la BBC.

Pero, en algunos casos, los incentivos llegaron al 100% del valor de los proyectos propuestos por las empresas. La política fue, lógicamente, un éxito…de concentración de tierras y de dispendio de dinero público.

En el Araguaia, bajo este “incentivo” se instalaron -entre otras- las grandes “haciendas” Codeara -protagonista de conflictos violentos en el norte de la región-, con 600.000 hectáreas y Suiá-Missú, que llegó a tener una superfície de 1,5 millones de hectáreas, el equivalente a la provincia de Toledo entera.

Al mismo tiempo, muchos grupos industriales y financieros, tanto nacionales como extranjeros, comenzaron a instalar latifundios en otros estados de la Amazonía brasileña: «en el noreste de Mato Grosso, norte de Goiás y sur de Pará: Anderson Clayton, Goodyear, Nestlé, Mitsubishi, Liquifarm, Bordon, Swift Armour, Camargo Correa, Bradesco, Mappin, Eletrobrás, etc. Además de los grandes agricultores tradicionales del sur que sumaron su espíritu emprendedor a la generosidad de las arcas del Estado», explican Fernando Henrique Cardoso y Geraldo Müller, en 2008.

La empresa Suiá-Missú se instaló en la Tierra Indígena de Marãiwatsédé, a 1.200 Km. al norte de Brasilia, en la Amazonía Legal. En plena área Xavante. Fuente: Agencia Pública

En el contexto de esta (mal)llamada “política de ocupación” de la Amazonía, el empresario de São Paulo Ariosto da Riva compró al Estado de Mato Grosso la zona donde vivían los Xavantes.

Más tarde, se unió a la (todavía hoy muy influente) familia Ometto e instaló en la región la Agropecuária Suiá-Missu, dedicada a la cría extensiva de ganado.

El latifundio fue creado en medio del territorio de Marãiwatsédé y además para su “apertura” en la selva contó con el uso de mano de obra indígena, a cambio de migajas.

La empresa contaba inicialmente con más de 800.000 hectáreas y llegó a ser considerada por algunos como el latifundio más grande de América Latina.

…y los blancos comenzaron a acercarse para robar la tierra. Luego, cada vez más, vinieron. […].

Entonces comenzaron las trampas para quedarse con nuestra tierra.

Eran muy listos.

Tserewa'wa

Declaración a la Fiscalía Federal

Pero, como explican Armando Wilson Tafner Junior y Fábio Carlos da Silva, «a medida que el rebaño crecía, aumentaba también la necesidad de nuevos pastos, lo que provocaba un aumento de la superficie deforestada y el estallido de conflictos. Ariosto da Riva, que inicialmente se asoció con los Ometto, pronto se retiró de la empresa y vendió su parte de las tierras al Grupo Ometto debido a los conflictos con los indios.

Estos conflictos terminaron por incomodar también al Grupo Ometto. Ariosto buscó nuevas tierras desocupadas, más al norte en Mato Grosso, donde hoy está el municipio de Alta Floresta.

El Grupo Ometto hizo lo mismo, vendió sus tierras a la empresa Liquifarm Brasil S/A», filial de la italiana Agip Petróleo, en 1970.

Pedro Casaldáliga detalla el conflicto y la situación de los Xavante en su histórica Carta Pastoral de 1971, indicando que se estima que la hacienda Suiá-Missu tenía unas 695.000 hectáreas en los años 70, «una extensión que superaba a la del Distrito Federal (Brasília). Este dato revela la capacidad económica del grupo que controlaba la empresa», explica el Ministerio Público Federal de Brasil.

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La tierra es Xavante

Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente de 1992, celebrada en Río de Janeiro, los Xavante presionaron a las autoridades nacionales e internacionales y al entonces presidente de Agip, Gabriele Cagliari, que se comprometió públicamente a devolver la tierra a los Xavante.

Sin embargo, como informaba en 1993 el periódico italiano La Repubblica: “el sueño de los Xavante, expulsados de sus tierras en 1966, seguía siendo un sueño. Las 168.000 hectáreas de la hacienda Suiá- Missu en Mato Grosso, un año después, siguen siendo propiedad de Agip Petroli”.

El litigio con los Xavante permaneció bajo la inacción del gobierno brasileño durante más de 5 años, hasta que en 1998, la Tierra Indígena Marãiwatsédé fue oficialmente reconocida por el Presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso.

El jefe Damião Paridzané, que siempre ha luchado por los derechos de su pueblo, sigue diciendo que los blancos pueden ofrecerles coches, bueyes o combustible, pero que eso pronto se acaba. Sin embargo, la tierra que puede dejar a sus descendientes no pierde su valor y no se acaba en poco tiempo. Fuente: ANSA y OPAN ; Foto: Luís Mena.

La demora del gobierno brasileño para reconocer oficialmente el área y los intereses de los agricultores y políticos de la región condujeron a la invasión masiva de las tierras de los Xavante.

De hecho, la lucha de los indígenas era bien conocida en la región, pero los 6 años que pasaron desde la promesa de devolución (en la ECO-92) hasta el reconocimiento oficial en 1998, incentivaron la invasión del área por parte de los no-indígenas.

Políticos y empresarios de la región, con la complicidad de abogados e incluso de notarios, promovieron una fraudulenta “reforma agraria privada” con la intención de ocupar la zona y obstaculizar el regreso de los Xavante.

La gente que está aquí quiere trabajar, vivir de esta tierra, porque el indio viene aquí y no producirá nada. Si los indios trabajaran, produjeran, entonces de acuerdo, respetaríamos su derecho también, pero ellos se interpondrán en el camino de nuestra región.

Filemon Limoeiro

Ex-Alcalde de São Félix do Araguaia, el 20 de junio de 1992

El mismo año de 1992, después de que la empresa italiana anunciara que devolvería la tierra a los indígenas, políticos locales, empresarios y abogados animaban a la población a invadir el territorio de los Xavante.

Un ejemplo de ello es esta grabación del 20 de junio de 1992 de una reunión entre invasores y políticos en el área en conflicto, cuyo audio completo ponemos a disposición aquí (en portugués, original):

Este intento de dividir un área que era de los Xavante, sin embargo, se produjo en la lógica de los empresarios: «La división del área, no tuvo lugar de manera equitativa.

Mientras que las grandes propiedades se formaron en tierras consideradas de “buena calidad”, por figuras “importantes” de la región, los bosques y la sabana, situados en regiones cuyas tierras se consideraban malas, fueron asignados y entregados a los pequeños ocupantes ilegales que todavía tendrían que talar mucha vegetación para plantar y criar sus animales», explica Marcos Ramires.

El territorio de Xavante fue ocupado y su vegetación destruida. En la fotografía, hecha por nosotros hace pocos meses, se puede ver claramente el grado de destrucción de un área que era selva. Foto: Liebe Lima / AXA.

Después de tantos años de invasión y de formación de granjas para cría de ganado -grandes, medias y pequeñas, la tierra de Marãiwatsédé -que significa “selva alta” en la lengua Xavante, había perdido el 80% de su vegetación original.

De hecho, esta tendencia ha continuado hasta lso días de hoy, ya que las invasiones e incursiones ilegales han continuado. Como resultado, hasta 2017 habían sido deforestados 105.062 hectáreas de la Tierra Indígena de los Xavante.

Pero nuestra selva no está, no hay nada.

Acabamos de encontrar pastos por todas partes, no hay bosque,…

Estevão Tsimitsuté

Declaración al MPF (Fiscalía)

Damián y su gente vuelven a casa

En 2003, los ancianos de Marãiwatsédé expresaron su deseo de volver a la tierra de sus antepasados antes de morir. Los jóvenes guerreros se sintieron obligados a darles este retorno y por eso, ese mismo año, 280 personas (niños, jóvenes, adultos y ancianos) se dirigieron a las puertas de sus tierras con intención de retomarlas y vivir (y morir) en ellas.

Sin embargo, al intentar entrar en la zona – que había sido reconocida legalmente hacía 5 años – los Xavante fueron impedidos por los invasores, que bloquearon la única carretera que da acceso a la región con la ayuda de políticos y grandes terratenientes.

Cuando los Xavante intentaron regresar a su tierra ancestral, los invasores interceptaron los caminos y, con la ayuda de empresarios y políticos con intereses en la zona, impidieron la entrada de los indígenas. Foto: Archivo FUNAI

Sin poder entrar en su propia tierra, los Xavante se vieron obligados a permanecer acampados bajo lonas negras a las puertas de su casa ancestral durante más de 8 meses.

Durante ese tiempo, sin asistencia y sin recursos, en la cuneta de la carretea, 3 niños murieron y otros 14 tuvieron que ser hospitalizados.

Ante esa situación, el Tribunal Supremo de Brasil finalmente autorizó el regreso de los Xavante y juzgó unánimemente que los ocupantes no-indígenas habían “de mala fe” y no tendrían cualquier derecho a compensación.

Sin embargo, «la decisión fue recurrida y en septiembre, el vicepresidente de TRF1, Daniel Dias, suspendió nuevamente el proceso debido a los recursos presentados por los agricultores, representados por el abogado Luiz Alfredo Feresin de Abreu, hermano de la senadora Kátia Abreu, presidenta de la Confederación Nacional de Agricultura y Ganadería de Brasil (CNA)”, explica la agencia de periodismo Repórter Brasil.

En la región, todos sabíamos que el conflicto podía ser inminente y que la situación creada difícilmente podía terminar bien.

La expulsión de los invasores y la entrada efectiva del Pueblo Xavante en el Territorio Indígena de Marãiwatsédé fue finalmente determinada por el Supremo Tribunal Federal (STF).

El día 7 de noviembre de 2012 se empezaron a entregar in loco las notificaciones que pedían la salida de los invasores.

Finalmente, tras cuarenta y seis años de exilio, los Xavante tenían reconocido definitivamente el derecho al usufructo de su territorio.

Marãiwatsédé hã
Tôtsena ti’a na watsiri’ãmo Wahõiba duré
Höiba-téb’ré hã, Ãhawimbã Date itsanidza’ra hã
Ahãta te Oto aimatsa’ti’ a na Ítémé we’re’iwadzõ
mori hã adza Oto ãma wawa’utudza’rani
Ti’a’a’a’ana… Ai’uté hã ãma ipótódza’ra hã
Tedza Oto ãma tsitébrè ti’a’a’a’ana.

La Tierra de Marãiwatsédé
está en nuestros corazones y en nuestras almas
Siendo pequeños nos sacaron de este lugar
Pero hoy hemos reconquistado nuestra tierra,
nuestro hogar Ahora de vuelta descansaré en esta tierra,
en esta tierra, en esta tierra…
Aquí nací y en esta tierra nuestros hijos serán criados.

Marcio Tserehité Tsererãi’ré

Sin embargo, la salida de los invasores no fue pacífica y fue necesaria la intervención de la Fuerza Nacional para retirar a las personas que permanecían en la zona. Hubo enfrentamientos organizados con la policía y actos vandálicos para destruir (aún más) la tierra de los indígenas.

Fruto de esos meses de tensión que vivimos en el Araguaia, el Obispo Pedro Casaldáliga tuvo que abandonar su casa a la edad de 84 años por las amenazas de muerte recibidas y con el fin de facilitar, en la medida de lo posible, la devolución de las tierras a los Xavante.

En ese territorio, nuestros antepasados, nuestros bisabuelos vivían en la tierra.
Este territorio es el origen del pueblo de Marãiwatsédé,
en esta querida tierra se creó el pueblo de Marãiwatsédé.
Ahora la devolución ha comenzado, los ancianos están esperando hace mucho tiempo para sacar a los no-indios de la tierra, han sufrido mucho.
Toda su vida sufriendo, esperando para que expulsaran a los grandes tierratenientes.

Damião Paradizané

Primer Cacique de Marãiwatsédé

La situación de los Xavante, hoy

Más de 1.000 Xavante viven ahora en la Tierra Indígena de Marãiwatsédé.

Sin embargo, los A’uwê Uptabi (“gente verdadera”), como se llaman a sí mismos, han regresado a una tierra que ha sido arrasada; muy diferente de la que conocieron hace 50 años.

Marãiwatsédé, que fue el corazón de los Xavante durante siglos, se enfrenta hoy al reto vital de la escasez de alimentos, la falta de agua, la tierra empobrecida por la deforestación, las re-invasiones periódicas y los incendios provocados, que todavía se registran en la zona…

Volver a una tierra que ha sido deforestada, quemada e invadida durante más de 50 años es el desafío que enfrentan los jóvenes Xavante de Marãiwatsédé. Foto: Liebe Lima / AXA.

Pero a pesar de estas dificultades, los Xavante están consiguiendo apropiarse poco a poco de su territorio ancestral y construyendo nuevas aldeas, como es su costumbre.

Poco a poco van plantando en su tierra, pero sabemos que es un proceso que llevará décadas. Paulatinamente están recuperando sus rituales y reconstruyendo la forma de vida que les da identidad y les hace ser Xavante.

El camino es largo y será muy difícil. Las amenazas no faltan.

Pero, siempre guiados por la sabiduría de su Cacique Damião, hoy con más de 60 años, el pueblo Xavante de Marãiwatsédé no tiene miedo. Para ellos, ¡la esperanza siempre gana!

No se juega con eso. […]

Esta tierra es sagrada, es nuestra vida.

Damião Paradizané

Cacique de Marãiwatsédé

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Este escrito es de Leonardo Boff, Teólogo brasileño y compañero de Casaldáliga. Fue publicado primero en el blog personal de Boff, el 10 de noviembre de 2015.

Una de las afirmaciones básicas del nuevo paradigma científico y civilizatorio es el reconocimiento de la inter-retro-relación de todos con todos, para constituir la gran red terrenal y cósmica de la realidad.

Coherentemente la Carta de la Tierra, uno de los documentos clave en esta visión de las cosas, afirma: «Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos forjar soluciones incluyentes» (Preámbulo, 3).

Una Encíclica profética

El Papa Francisco en su encíclica sobre el cuidado de la Casa Común se asocia a esta interpretación y sostiene que “por el hecho de que todo está estrechamente relacionado y que los problemas actuales requieren de una mirada que tenga en cuenta todos los aspectos de la crisis mundial” (n. 137), se impone una reflexión sobre la ecología integral, porque sólo ella da cuenta de la situación actual de los problemas del mundo.

Esta interpretación integral y holística ha recibido un refuerzo inestimable dada la autoridad con la que se reviste la figura del Papa y la naturaleza de su encíclica, dirigida a toda la humanidad y a cada uno de sus habitantes.

Ya no es sólo el desarrollo de la relación con la naturaleza, sino de los seres humanos con la Tierra como un todo y con los bienes y servicios naturales, los únicos que pueden mantener las condiciones físicas, químicas y biológicas de la vida y asegurar un futuro para nuestra civilización.

El tiempo es ahora

El tiempo urge y corre en contra de nosotros. Por lo tanto, todos los saberes deben ser ecologizados, es decir, puestos en relación unos con otros y orientados hacia el bien de la comunidad de vida.

Igualmente todas las tradiciones espirituales y religiosas están llamadas a despertar la conciencia de la humanidad a su misión de ser la cuidadora de esta herencia sagrada recibida del universo y del Creador que es la Tierra viva, el único hogar que tenemos para vivir.

Junto con la inteligencia intelectual debe venir la inteligencia sensible y cordial y sobre todo la inteligencia espiritual, porque es la que nos relaciona directamente con el Creador y con el Cristo resucitado que están fermentando dentro de la creación, llevándola con nosotros hacia su plenitud en Dios (nn.100; 243).

El Papa cita el conmovedor final de la Carta de la Tierra que resume bien la esperanza que deposita en Dios y en el empeño de los seres humanos: «Que nuestro tiempo se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida, por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por la intensificación de la lucha por la justicia y la paz, y por la alegre celebración de la vida» (n. 207).

La sensibilidad perdida

El drama del ser humano actual es haber perdido la capacidad de vivir un sentimiento de pertenencia, algo que las religiones siempre garantizaron. Lo que se opone a la religión no es el ateísmo o la negación de la divinidad. Lo que se opone es la incapacidad de ligarse y religarse con todas las cosas.

Hoy las personas están desarraigadas, desconectadas de la Tierra y del ánima que es la expresión de la sensibilidad y de la espiritualidad.

Si no rescatamos hoy la razón sensible que es una dimensión esencial del alma, difícilmente nos encaminaremos a respetar el valor intrínseco de cada ser, a amar la Madre Tierra con todos sus ecosistemas y a vivir la compasión con los sufrimientos de la naturaleza y de la humanidad.

Leonardo Boff. Texto completo y original AQUÍ.

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