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Casaldáliga: Teo-poeta de la liberación y espiritualidad contra-hegemónica

Casaldáliga: Teo-poeta de la liberación y espiritualidad contra-hegemónica

Teo-poeta de la liberación e intelectual compasivo

Pedro Casaldáliga fue “poeta de vida y palabra consustanciadas”, como le definiera el poeta y catedrático de Estética en la Universidad de Barcelona José María Valverde, y “teo-poeta de la liberación”, como lo califico yo, creo que certeramente, junto con Rubem Alves y Ernesto Cardenal. Fue esteta de la palabra encarnada, maestro del bien decir, que en él es “ser” “vivir”, y “hacer”. Su poesía no es evasiva, sino que hace pie en la realidad, está transida de indignación y de dolor por la injusticia y el hambre que sufría -y sigue sufriendo- la mayoría de la población mundial.

Era un revolucionario universalista, que creía “en la Internacional de las frentes levantadas, de la voz de igual a igual y de las manos entrelazadas” y acompañó las revoluciones producidas en América Latina, incluso con su presencia física, como en el caso de la Revolución sandinista.

Analizó la realidad con los ojos de los pobres, ojos, que como él dice, “ven con otra luz”. Fue la luz que le llevó a criticar el neoliberalismo, al que calificó de “la gran blasfemia del siglo XXI”. Pero no se quedó en la crítica y la denuncia, sino que en plena era neoliberal fue “obrero de la utopía” de Otro Mundo Posible, en sintonía con la propuesta del Foro Social Mundial, que celebró precisamente siete encuentros en Brasil. Utopía de la liberación, que no consideraba un ideal irrealizable, sino la meta que puede lograrse a través del compromiso por el camino de la “esperanza contra toda esperanza”.

Fue también un profeta de ojos abiertos que despertó las conciencias adormecidas de muchos ciudadanos y ciudadanas conformistas y de cristianos y cristianas que, al decir del escritor francés Georges Bernanos, son “capaces de instalarse cómodamente bajo la cruz de Cristo”. Era un revolucionario universalista, que creía “en la Internacional de las frentes levantadas, de la voz de igual a igual y de las manos entrelazadas” y acompañó las revoluciones producidas en América Latina, incluso con su presencia física, como en el caso de la Revolución sandinista.

Se enfrentó y desnudó a los grandes sistemas de dominación con solas la palabra y la ejemplaridad de vida.

Casaldáliga fungió como intelectual crítico, inconformista y compasivo con las víctimas del colonialismo, el capitalismo, el patriarcado, la aporofobia y la explotación de la Tierra. Fue, sin duda, uno de los más lúcidos intelectuales de América Latina, que ofreció narrativas alternativas a los relatos oficiales del sistema, construyó espacios de con-vivencia y de diálogo simétrico en vez de campos de batalla y monólogos, desestabilizó el (des)orden establecido y revolucionó las mentes instaladas. Fue crítico de todos los poderes: político, religioso, económico, incluidos los poderes ocultos de la “Santa Sede”, hasta tener la osadía de pedir al Papa Juan Pablo II que abandonara el Vaticano y siguiera la senda del Evangelio. Se enfrentó y desnudó a los grandes sistemas de dominación con solas la palabra y la ejemplaridad de vida.

Otras de sus opciones fundamentales fue la ecología, siguiendo al ecologista Francisco de Asís. Junto a su colega y entrañable amigo Tomás Balduino, obispo de Goiás, creó la Comisión Pastoral de la Tierra en la Conferencia Episcopal Brasileña, que apoyó las luchas y reivindicaciones del Movimiento Sin Tierra (MST). Reclamó el derecho de los pueblos originarios, los primeros ecologistas, a su territorio, del que se apropiaron los terratenientes, que los explotan sin mostrar compasión alguna con la tierra ni con sus legítimos moradores. Exigió el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra (Pachamama), que los pueblos originarios consideran sagrada y con la que forman una comunidad eco-humana. La mejor representación simbólica de su conciencia ecológica fue la Misa de la Tierra Sin Males.

Espiritualidad contra-hegemónica

Misionero al servicio de los sectores más vulnerables de la sociedad, místico solidario con los procesos revolucionarios, contemplativo en la liberación, obispo en rebeldía e insurrección evangélica, pastor al servicio del pueblo.

En la esfera religiosa destacó como misionero al servicio de los sectores más vulnerables de la sociedad, místico solidario con los procesos revolucionarios, contemplativo en la liberación, obispo en rebeldía e insurrección evangélica, pastor al servicio del pueblo. Vivió una espiritualidad contra-hegemónica y anti-imperial. “Cristianamente -afirma- la consigna es muy clara (y muy exigente) y Jesús de Nazaret nos la ha dado…: contra la política opresora de cualquier imperio, la política liberadora del Reino. Ese reino del dios vivo, que es de los pobres y de todos aquellos y aquellas que tienen hambre y sed de justicia. Contra la agenda del imperio, la agenda del Reino”. Predicó el Reino de Dios en lucha contra el Imperio y criticó ala Iglesia “cuando no coincide con el Reino”.

Padres y madres de la iglesia Latinoamericana

Casaldáliga siguió la senda de los obispos que José Comblin llama “Padres de la Iglesia de América Latina”, que pusieron en práctica el Pacto de las Catacumbas firmado por cuarenta obispos en la catacumba de Santa Domitila de Roma en noviembre de 1965 durante la cuarta sesión del Concilio Vaticano II, al que luego se adhirieron más de quinientos. Optaron por una Iglesia pobre y de los pobres, denunciaron las dictaduras, fueron perseguidos, pusieron en riesgo sus vidas y algunos fueron asesinados convirtiéndose en mártires, como monseñor Romero, José Gerardi, Angelelli… Fueron sometidos a procesos judiciales, vigilancia policial, investigaciones inquisitoriales por parte de las Congregaciones del Vaticano, sufrieron condenas e incluso fueron destituidos de sus funciones episcopales.

Al final del libro me pregunto si ha habido y sigue habiendo “Madres de la Iglesia de Amerindia” y respondo afirmativamente, si bien no son reconocidas como tales. La falta de reconocimiento es la mejor prueba de la pervivencia del patriarcado incluso en el cristianismo liberador.

“Mis causas son más importantes que mi vida”

Pedro Casaldáliga afirmó en reiteradas ocasiones: “Mis que sus causas son más importantes que mi vida”. Y así fue. En el libro dedico un capítulo extenso a dichas causas entre las que destaco cinco que considero las más importantes:

1) La causa de las comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas, sometidas al colonialismo, racismo y capitalismo salvaje. Su Misa de la Tierra Sin Males es la mejor expresión de su solidaridad e identificación con los pueblos indígenas. Su Misa de los Quilombos constituye el mejor reconocimiento de la dignidad de los pueblos afrodescendientes sometidos a esclavitud desde siglos y todavía hoy, de la defensa de su identidad cultural y religiosa y de sus territorios

2) La causa de las mujeres discriminadas por ser mujeres, por ser pobres, por pertenecer a las clases populares, culturas y etnias originarias, despreciadas y sometidas a violencia por el patriarcado político y religioso hasta llegar a los feminicidios, y por practicar espiritualidades y religiones que no se corresponden con las llamadas “grandes religiones”. Hizo suya la causa de las mujeres campesinas, indígenas, negras, prostitutas, cuya marginación social denunció.

3) La causa de la Tierra, considerada sagrada por las comunidades indígenas, sujeto de derechos y no venal.

4) La causa del diálogo interreligioso, intercultural, e interétnico. No impuso su fe, ni afirmó que la religión cristiana fuera la única verdadera, sino que respetó y compartió las cosmovisiones, espiritualidades y sabidurías de las comunidades originarias, dialogó con ellas sin arrogancia ni complejo de superioridad y sin establecer jerarquías, al tiempo que reconoció a sus deidades.

5) La causa de los mártires, empezando por el protomártir del cristianismo Jesús de Nazaret y siguiendo por el padre Joâo Bosco, asesinado en su presencia por la policía, monseñor Romero, arzobispo profético de San Salvador, a quien declaró santo en el memorable poema “San Romero de América, Pastor y Mártir Nuestro”, y por el martirio colectivo de los “indios crucificados”, sobre el que escribió un dramático y denunciante artículo en la Revista Internacional de Teología Concilium en 1983.

Sus textos, apoyados en la autenticidad de su vida  son, a mi juicio, la mejor respuesta a dicho giro político ultraderechista y constituyen la base para la propuesta de una alternativa de una democracia radical.

Casaldáliga es uno de los símbolos más luminosos del cristianismo liberador en pleno auge de los movimientos religiosos fundamentalistas que están cambiando el mapa religioso y político de América Latina. Se ha convertido en faro iluminador en la oscuridad del presente y en pleno protagonismo de la extrema derecha política a nivel local y global, que está cambiando el mapa político y constituye una amenaza para la democracia. Sus textos, apoyados en la autenticidad de su vida  son, a mi juicio, la mejor respuesta a dicho giro político ultraderechista y constituyen la base para la propuesta de una alternativa de una democracia radical, es decir, participativa, de base y en todos los ámbitos: ético, político, económico, social, laboral, cultural, educativo, ecológico, etc.

Ignacio Ellacuría dijo: “Con Monseñor Romero Dios pasó por El Salvador”. Yo me atrevo a afirmar: “Con Pedro Casaldáliga ‘el Dios de todos los nombres’ pasó por Brasil”.

 

Texto de Juan José Tamayo, teólogo.

Fuente: Revista Ameríndia

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Esta es la carta de Casaldáliga al Papa

Esta es la carta de Casaldáliga al Papa

PRELATURA DE SÃO FÉLIX DO ARAGUAIA – MT
CX POSTAL 05
78370 – SÃO FÉLIX DO ARAGUAIA, MT
BRASIL

São Félix do Araguaia.
22 de febrero de 1986
Fiesta de la Cátedra de Pedro.

 

Querido Papa Juan Pablo II,

hermano en Jesucristo y Pastor de nuestra Iglesia:

Hace mucho tiempo que quería escribirle esta carta, y hace mucho tiempo que la estoy pensando y la medito en la oración.

Me gustaría que fuese un coloquio fraterno –en sinceridad humana y con la libertad del Espíritu-, así como también un gesto de servicio de un obispo para con el obispo de Roma, que es Pedro para mi fe, para mi corresponsabilidad eclesial y para mi colegialidad apostólica.

Hace dieciocho años que estoy en Brasil, a donde vine voluntariamente como misionero. Nunca regresé a mi país natal, a España, ni con ocasión de la muerte de mi madre. Nunca he tomado vacaciones en todo este tiempo. No he salido de Brasil en diecisiete años. En estos dieciocho años he vivido y trabajado en el nordeste del Estado de Mato Grosso, como el primer sacerdote que se ha establecido de forma permanente en esta región. Hace quince años que soy obispo de la Prelatura de Sao Félix do Araguaia.

Toda la población en general, dentro de esta Prelatura, ha sido forzada a vivir precariamente, sin servicios adecuados de educación, salud, transporte, vivienda, seguridad jurídica y, sobre todo, sin tierra garantizada para trabajar.

La región de la Prelatura está situada en la Amazonía legal brasileña y abarca un área de 150.000 km2. Todavía hoy no cuenta con un solo palmo de carretera asfaltada. Sólo recientemente fue instalado el servicio telefónico. Frecuentemente la región queda aislada o muy precariamente comunicada a causa de las lluvias e inundaciones que interrumpen las carreteras. Es un área de latifundios, nacionales y multinacionales, con haciendas agropecuarias de centenas de millares de hectáreas, con empleados que viven frecuentemente en régimen de violencia y de semiesclavitud. Acompaño desde hace tiempo la dramática vida de los indígenas, de los «posseiros» (labradores sin título de tierra) y de los peones (braceros del latifundio). Toda la población en general, dentro de la Prelatura, ha sido forzada a vivir precariamente, sin servicios adecuados de educación, salud, transporte, vivienda, seguridad jurídica y, sobre todo, sin tierra garantizada para trabajar.

Bajo la dictadura militar, el Gobierno intentó, por cinco veces, expulsarme del país. Cuatro veces fue cercada toda la Prelatura por operaciones militares de control y de presión. Mi vida y la de varios sacerdotes y agentes de pastoral de la Prelatura ha sido amenazada y puesta a precio públicamente. En varias ocasiones, estos sacerdotes, agentes de pastoral y yo mismo fuimos apresados; torturados varios de ellos también. El Padre Francisco Jentel fue apresado, maltratado, condenado a diez años de prisión, expulsado posteriormente de Brasil muriendo finalmente exiliado, lejos de su país de misión. El archivo de la Prelatura fue violado y saqueado por el Ejército y por la Policía. El boletín de la Prelatura fue editado de forma falsificada por los órganos de represión del régimen y así fue divulgado por la gran prensa, para servir de cargo de acusación contra la misma Prelatura. Todavía en este momento tres agentes de pastoral están sometidos a procesos judiciales bajo acusaciones falsas. Yo personalmente tuve que presenciar muertes violentas, como la del padre Jesuita João Bosco Penido Burnier, asesinado junto a mí por la policía, cuando los dos nos presentamos en la Comisaría-Prisión de Riberão Bonito para protestar oficialmente contra las torturas a que estaban siendo sometidas dos mujeres, labradoras, madres de familia, injustamente detenidas.

Dentro de la Iglesia han surgido algunas incomprensiones de hermanos que desconocen la realidad del pueblo y de la pastoral en estas regiones apartadas y violentas donde el pueblo, con frecuencia, cuenta sólo con la voz de la Iglesia que intenta ponerse a su servicio.

A lo largo de todos estos años se han multiplicado las incomprensiones y las calumnias de los grandes propietarios de tierras –ninguno de los cuales vive en la región- y de otros poderosos del país y del exterior. También dentro de la Iglesia han surgido algunas incomprensiones de hermanos que desconocen la realidad del pueblo y de la pastoral en estas regiones apartadas y violentas donde el pueblo, con frecuencia, cuenta sólo con la voz de la Iglesia que intenta ponerse a su servicio.

Además de estos sufrimientos vividos dentro del ámbito de la Prelatura, siendo responsable nacional de la CPT (Comisión Pastoral de la Tierra) y miembro del CIMI (Consejo Indigenista Misionero), me ha tocado acompañar muy de cerca las tribulaciones e incluso la muerte de tantos indígenas, campesinos, agentes de pastoral y de personas comprometidas con la causa de estos hermanos, a quienes la codicia del capital no les permite siquiera sobrevivir. Entre ellos, el indio Marçal, guaraní, que le saludó a usted personalmente en Manaus, en nombre de los pueblos indígenas de Brasil.

El Dios vivo, Padre de Jesús, es quien nos va a juzgar. Déjeme sin embargo abrir mi corazón ante su corazón de hermano y de Pastor. Vivir en estas circunstancias extremas, ser poeta y escribir, mantener contactos con personas y ambientes de la comunicación popular o de frontera (por edad, ideología, alteridad cultural, situación social, o por servicios de emergencia que prestan) puede llevarle a uno a gestos y posturas menos comunes y a veces incómodos para la sociedad establecida.

Como hermano y como Papa que usted es para mí, le ruego que acepte la intención sincera y la voluntad apasionadamente cristiana y eclesial tanto de esta carta como de mis actitudes.

Me siento un poco pequeño y como distante en esta Amazonia brasileña tan diferente, y en esta América Latina, tan convulsionada y frecuentemente incomprendida.

El Padre me ha concedido la gracia de no abandonar nunca la oración, a lo largo de esta vida más o menos agitada. Me ha preservado de tentaciones mayores contra la fe y la vida consagrada, y me ha posibilitado el contar siempre con la fuerza de los hermanos a través de una comunión eclesial rica en encuentros, estudios, ayudas. Ciertamente por eso, creo que no me he apartado del camino de Jesús, y espero, también por ello, seguir hasta el fin por este Camino que es la Verdad y la Vida.

Lamento incomodarlo con la lectura de esta larga carta, cuando tantos servicios y preocupaciones pesan ya sobre usted.

Dos cartas del Cardenal Gantin, Prefecto de la Congregación para los Obispos y una comunicación de la Nunciatura que hace poco recibí, me han llevado finalmente a escribirle esta carta. Esas tres comunicaciones urgían mi visita ad límina, interpelaban aspectos de la pastoral de la Prelatura y censuraban mi ida a América Central.

Me siento un poco pequeño y como distante en esta Amazonia brasileña tan diferente, y en esta América Latina, tan convulsionada y frecuentemente incomprendida.

He creído necesario hacerme preceder por esta carta. Me ha parecido que sólo un contacto sosegadamente personal entre nosotros dos, a través de un escrito pensado y claro, me daría la posibilidad de aproximarme verdaderamente a usted.

La otra forma mayor de encontrarnos ya está garantizada: rezo por usted todos los días, querido hermano Juan Pablo.

Como obispo de la Iglesia Católica, puedo y debo dar a nuestra Iglesia esta contribución: pensar en voz alta mi fe y ejercer, con libertad de familia, el servicio de la colegialidad corresponsable. Callar, dejar correr, con cierto fatalismo, la fuerza de estructuras seculares, sería mucho más cómodo. No pienso sin embargo que fuese más cristiano, ni siquiera más humano.

No tome como impertinencia la alusión que haré a temas, situaciones y prácticas secularmente controvertidas en la Iglesia o incluso contestadas sobre todo hoy, cuando el espíritu crítico y el pluralismo atraviesan también fuertemente la vida eclesiástica. Abordar nuevamente esos asuntos incómodos, hablando con el Papa, significa para mí expresar la corresponsabilidad en relación a la voz de millones de hermanos católicos –de muchos obispos también- y de hermanos no católicos, evangélicos, de otras religiones, humanos. Como obispo de la Iglesia Católica, puedo y debo dar a nuestra Iglesia esta contribución: pensar en voz alta mi fe y ejercer, con libertad de familia, el servicio de la colegialidad corresponsable. Callar, dejar correr, con cierto fatalismo, la fuerza de estructuras seculares, sería mucho más cómodo. No pienso sin embargo que fuese más cristiano, ni siquiera más humano.

Así como hablando, exigiendo reformas, tomando posiciones nuevas, se puede causar »escándalo» a los hermanos que viven en situaciones más tranquilas o menos críticas, también podemos causar «escándalo» a muchos hermanos, situados en otros contextos sociales o culturales, más abiertos a la crítica y deseosos de renovación de la Iglesia –siempre una y «semper renovanda»- cuando callamos o aceptamos la rutina o tomamos medidas unívocas indiscriminadamente.

Sin «conformarse a este mundo», la Iglesia de Jesús, para ser fiel al Evangelio del Reino, debe estar atenta «a los signos de los Tiempos» y de los Lugares y anunciar la Palabra, en un tono cultural o histórico y con un testimonio de vida y de práctica tales, que los hombres y mujeres de cada tiempo y lugar puedan entender esta Palabra y se vean estimulados a aceptarla.

En lo que se refiere al campo social concretamente, no podemos decir con mucha verdad que ya hemos hecho la opción por los pobres. En un primer lugar, porque no compartimos en nuestras vidas y en nuestras instituciones la pobreza real que ellos experimentan.

En lo que se refiere al campo social concretamente, no podemos decir con mucha verdad que ya hemos hecho la opción por los pobres. En un primer lugar, porque no compartimos en nuestras vidas y en nuestras instituciones la pobreza real que ellos experimentan. Y, en segundo lugar, porque no actuamos, frente a la «riqueza de la iniquidad», con aquella libertad y firmeza adoptadas por el Señor. La opción por los pobres, que no excluirá nunca a la persona de los ricos –ya que la salvación es ofrecida a todos y a todos se debe el ministerio de la Iglesia- sí excluye el modo de vida de los ricos, «insulto a la miseria de los pobres», y su sistema de acumulación y privilegio, que necesariamente expolia y margina a la inmensa mayoría de la familia humana, a pueblos y continentes enteros.

No hice la visita ad limina, incluso después de recibir, como otros, una invitación de la Congregación para los obispos que nos recordaba esta práctica. Yo quería y quiero ayudar a la Sede Apostólica a revisar la forma de esa visita. Oigo críticas de parte de muchos obispos que la hacen, pues aún reconociendo que ella propicia un contacto con los Dicasterios romanos y un encuentro cordial con el Papa, se revela incapaz de producir un verdadero intercambio de colegialidad apostólica de los Pastores de las Iglesias Particulares con el Pastor de la Iglesia universal. Se realiza un gran gasto, es establecen contactos, se cumple una tradición. ¿Se cumple sin embargo la Tradición de «videre Petrum» y de ayudarle a Pedro a ver toda la Iglesia? ¿No tendría hoy la Iglesia otros modos más eficaces de intercambiar, de establecer contactos, de evaluar, de expresar la comunión de los Pastores y de sus Iglesias con la Iglesia Universal y más concretamente con el obispo de Roma?

Nunca pretendería suponer en el Papa un conocimiento detallado de las Iglesias Particulares o pedirle a él soluciones concretas para la Pastoral de aquéllas. Para esto estamos los respectivos Pastores, ministros y consejos pastorales de cada Iglesia. Para eso están también las Conferencias Episcopales que, a mi entender y en el de muchos otros, no están siendo debidamente valoradas e incluso están siendo preteridas o injustamente señaladas por ciertas actitudes de algunas instancias de la Curia Romana. Si las Conferencias episcopales no son “teológicas» o «apostólicas», como tales –podrían no existir, sin ellas caminó la Iglesia– tampoco son, en sí mismas, «apostólicas» o «teológicas», las curias, ni siquiera la Curia Romana: Pedro presidió y rigió la Iglesia, de modo diferente, en las diversas épocas.

El Papa tiene necesidad de un cuerpo de auxiliares, como también lo necesitan todos los obispos de la Iglesia, aunque debiera ser siempre más sencillo y participativo. Sin embargo, hermano Juan Pablo, para muchos de nosotros, ciertas estructuras de la Curia no responden al testimonio de simplicidad evangélica y de comunión fraterna que el Señor y el mundo reclaman de nosotros; ni traducen en sus actitudes, a veces centralizadoras e impositivas, una catolicidad verdaderamente universal, ni respetan siempre las exigencias de una corresponsabilidad adulta; ni siquiera, a veces, los derechos básicos de la persona humana o de los diferentes pueblos. Ni faltan, con frecuencia, en sectores de la Curia romana, prejuicios, atención unilateral a las informaciones, o incluso posturas, más o menos inconscientes, de etnocentrismo cultural europeo frente a América Latina, a Africa y a Asia.

No se puede negar que la mujer continúa siendo fuertemente marginada en la Iglesia: en la legislación canónica, en la liturgia, en los ministerios, en la estructura eclesiástica.

Con ánimo objetivo y sereno, no se puede negar que la mujer continúa siendo fuertemente marginada en la Iglesia: en la legislación canónica, en la liturgia, en los ministerios, en la estructura eclesiástica. Para una fe y una comunidad de aquella Buena Noticia que ya no discrimina entre «judío y griego, libre y esclavo, hombre y mujer», esa discriminación de la mujer en la Iglesia nunca podrá ser justificada. Tradiciones culturales masculinizantes que no pueden anular la novedad del Evangelio. explicarán tal vez el pasado; no pueden justificar el presente, ni menos todavía el futuro inmediato.

Otro punto delicado en sí y muy sensible para su corazón, hermano Juan Pablo, es el celibato. Yo, personalmente, nunca he dudado de su valor evangélico y de su necesidad para la plenitud de la vida eclesial, como un carisma de servicio al Reino y como un testimonio de la gloriosa condición futura. Pienso, sin embargo, que no estamos siendo comprensivos ni justos con estos millares de sacerdotes, muchos de ellos en situación dramática, que aceptaron el celibato compulsoriamente, como exigencia, actualmente vinculante, para el ministerio sacerdotal en la Iglesia latina. Posteriormente, a causa de esta exigencia no vitalmente asumida, tuvieron que dejar el ministerio, y no pudieron ya regularizar su vida, ni dentro de la Iglesia ni, a veces, ante la sociedad.

El Colegio Cardenalicio está privilegiado, a veces, con poderes y funciones que difícilmente se conllevan con los derechos anteriores y con las funciones más eclesialmente connaturales del Colegio apostólico de los Obispos como tal.

De las Nunciaturas tengo, yo personalmente, una triste experiencia. Usted conoce mejor que yo la persistente reclamación de Conferencias Espiscopales de obispos, de presbiterios, de grandes sectores de la Iglesia, frente a una institución tan marcadamente diplomática en la sociedad y. con frecuencia, con una actuación paralela a la actuación de los episcopados.

Por más tradicionales que sean los títulos de ‘Santísimo Padre», «Su Santidad»… –así como otros títulos eclesiásticos tales como »Eminentísimo», «Excelentísimo»- resultan evidentemente poco evangélicos e incluso extravagantes humanamente hablando.

Juan Pablo, hermano, permítame todavía una palabra de crítica fraterna al mismo Papa. Por más tradicionales que sean los títulos de ‘Santísimo Padre», «Su Santidad»… –así como otros títulos eclesiásticos tales como »Eminentísimo», «Excelentísimo»- resultan evidentemente poco evangélicos e incluso extravagantes humanamente hablando. «No se hagan llamar padres, o maestros», dice el Señor. Igualmente sería más evangélico -y también más accesible a la sensibilidad actual- simplificar la indumentaria, los gestos, las distancias, dentro de nuestra Iglesia.

Pienso también que sería muy apostólico que usted recabara una evaluación suficientemente libre y participada, sobre sus viajes, tan generosos y hasta heróicos en muchos aspectos, y sin embargo tan contestados -y, a mi entender, no siempre sin motivos-: ¿no son esos viajes conflictivos para el Ecumenismo –testimonio de Jesús pidiendo al Padre que fuésemos uno- para la libertad religiosa en la vida pública pluralista? ¿No exigen esos viajes grandes dispendios económicos por parte de las Iglesias y de los Estados, revistiéndose así de una cierta prepotencia y unos privilegios cívico-políticos con relación a la Iglesia Católica, en la persona del Papa, que se hacen irritantes para otros?

¿Por qué no reexaminar, a la luz de la fe, en favor del Ecumenisno, para dar testimonio al mundo, la condición de Estado con que se presenta el Vaticano, invistiendo a la persona del Papa de una dimensión explícitamente política, que perjudica la libertad y la transparencia de su testimonio de Pastor universal de la Iglesia?

¿Por qué no decidirse, con libertad evangélica y también con realismo, por una profunda renovación de la Curia Romana?

Sé del dolor que le produjo su viaje a Nicaragua. Aún así, me siento en el deber de confiarle la impresión –que otros muchos comparten- de que sus asesores y la actitud de usted mismo no contribuyeron para que ese viaje extremamente crítico, y necesario por otra parte, fuese más feliz y, sobre todo, más evangelizador. Se abrió una herida en el corazón de muchos nicaragüenses y de muchos latinoamericanos, así como Ud. se sintió herido en su corazón.

El año pasado estuve en Nicaragua. Ha sido mi primera salida de Brasil después de diecisiete años de permanencia en este país. Por la amistad que tengo, hace tiempo, con muchos nicaragüenses, por contactos personales o por carta, sentí que debía hacerme presente, como persona humana y como obispo de la Iglesia, en una hora de agresión político-militar gravísima y de profundo sufrimiento interno.

No pretendí sustituir al episcopado local, ni subestimarlo. Creí sin embargo que podía y hasta debía ayudar a aquel pueblo y a aquella Iglesia. Así se lo comuniqué por escrito a los obispos de Nicaragua, tan pronto como llegué. Intenté conversar personalmente con algunos de ellos, pero no fui recibido. La jerarquía nicaragüense está abiertamente de un lado; al otro lado hay millares de cristianos, a los que también se debe la Iglesia.

Pienso sinceramente que nuestra Iglesia –yo me siento Iglesia de Nicaragua también, como cristiano y como obispo de la Iglesia- no está dando oficialmente en aquel sufrido país, y con repercusiones negativas para toda América Central, el Caribe y para toda América Latina, el testimonio que debería dar: condenando la agresión, propugnando la autodeterminación de aquellos pueblos, consolando a las madres de los caídos y celebrando, en la Esperanza, la muerte violenta de tantos hermanos, católicos en su mayor parte.

¿Podrá la Iglesia dejar de dialogar con la Historia? Dialogó con el Imperio romano, con el feudalismo, y dialoga, a gusto, con la burguesía y con el capitalismo, muchas veces acríticamente, según ha tenido que reconocer una posterior evaluación histórica.

¿Sólo con el Socialismo o con el Sandinismo no puede dialogar la Iglesia, críticamente, sí, como críticamente debe dialogar con la realidad humana? ¿Podrá la Iglesia dejar de dialogar con la Historia? Dialogó con el Imperio romano, con el feudalismo, y dialoga, a gusto, con la burguesía y con el capitalismo, muchas veces acríticamente, según ha tenido que reconocer una posterior evaluación histórica. ¿No dialoga con la Administración Reagan? ¿El Imperio norteamericano merece más consideración de la Iglesia que el proceso doloroso con que la pequeña Nicaragua pretende ser ella, por fin, arriesgando y hasta equivocándose, pero siendo ella?

El peligro del comunismo no justificará nuestra omisión o nuestra connivencia con el capitalismo. Esa omisión o connivencia podrán «justificar» dramáticamente, un día, la revuelta, la indiferencia religiosa o hasta el ateísmo de muchos, sobre todo entre los militantes y en las nuevas generaciones. La credibilidad de la Iglesia –y del Evangelio y del propio Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo- depende, en gran parte, de nuestro ministerio, crítico, sí, pero comprometido con la Causa de los pobres y con los procesos de la liberación de los pueblos secularmente dominados por los sucesivos imperios y oligarquías.

Usted, como polaco, está en condiciones muy personales de entender dichos procesos. Su Polonia natal, tan sufrida y fuerte, hermano Juan Pablo, tantas veces invadida y ocupada, privada de su autonomía y amenazada en su fe por imperios vecinos (Prusia, Alemania nazi, Rusia, Imperio Austro-Húngaro) es hermana gemela de América Central y del Caribe, tantas veces ocupados por el Imperio del Norte. Estados Unidos invadió Nicaragua en 1898 y después volvió a ocuparla con sus marines de 1909 a 1933, dejando a continuación una dictadura que duró hasta 1979. Haití estuvo bajo ocupación de 1915 a 1934. Puerto Rico continúa ocupado hoy día, desde 1902. Cuba sufrió varias veces invasiones y ocupaciones, así como los demás países de la región, especialmente Panamá Honduras y la República Dominicana. Más recientemente Granada sufrió la misma suerte. El propio Estados Unidos exporta para estos países sus sectas, que dividen internamente el pueblo y amenazan la fe católica y la fe de otras Iglesias evangélicas… allí establecidas.

Sé también de sus preocupaciones apostólicas respecto de nuestra Teología de la Liberación, de las Comunidades cristianas en los medios populares, de nuestros teólogos, de nuestros encuentros, publicaciones y otras manifestaciones de vitalidad de la Iglesia en América Latina.

Sé también de sus preocupaciones apostólicas respecto de nuestra Teología de la Liberación, de las Comunidades cristianas en los medios populares, de nuestros teólogos, de nuestros encuentros, publicaciones y otras manifestaciones de vitalidad de la Iglesia en América Latina, de otras Iglesias del Tercer Mundo y de algunos sectores de la Iglesia en Europa y en América del Norte. Sería ignorar su misión de Pastor universal el pretender que usted no se enterase e incluso se preocupase con todo este movimiento eclesial, máximo cuando América Latina, concretamente, representa casi la mitad de los miembros de la Iglesia Católica.

De todas formas, una vez más, le pido disculpas para expresarle una palabra sentida respecto al modo como están tratadas por la Curia Romana, nuestra Teología de la Liberación y sus Teólogos, ciertas instituciones eclesiásticas –como la propia CNBB, en determinadas ocasiones- iniciativas de nuestras Iglesias y algunas sufridas comunidades de este Continente, así como sus animadores.

Delante de Dios puedo darle el testimonio de los agentes de pastoral y de las comunidades con que establecí contacto en Nicaragua. Nunca han pretendido ser Iglesia «paralela». No ignoran a la Jerarquía en sus legítimas funciones, y tienen conciencia de que son Iglesia, manifestando una sincera voluntad de permanecer en ella. ¿Por qué no pensar que algunas causas de este tipo de conflictos en la pastoral puedan provenir de la jerarquía también? Nosotros, con frecuencia, los miembros de la jerarquía, no reconocemos de hecho a los laicos como adultos y corresponsables en la Iglesia, o queremos imponer ideologías y estilos personales, exigiendo uniformidad o atrincherándonos en el centralismo.

No quiero crear problemas innecesarios. Quiero ayudar, responsable y colegialmente, a llevar adelante la misión evangelizadora de la Iglesia, particularmente aquí en Brasil y en América Latina.

Acabo de recibir la última carta del Cardenal Gantin, prefecto de la Congregación para los Obispos. En ella el Señor Cardenal, entre otras amonestaciones, me recuerda ahora la visita apostólica que recibí y recibió la Prelatura de Sao Félix do Araguaia en 1977. Quiero simplemente comunicarle a usted que esta visita fue provocada por denuncias o calumnias de un hermano en el episcopado; que el visitador apostólico pasó apenas cuatro días en São Félix, sin visitar ninguna comunidad, aceptando solamente conversar con poquísimas personas y ver el Archivo de la Prelatura, después de que le insistimos en que lo hiciese. Ni él, ni la Nunciatura, ni la Santa Sede, jamás me comunicaron las conclusiones de dicha visita, aún habiéndolo solicitado yo expresamente.

Quiero, finalmente, reafirmarle, querido hermano en Cristo y Papa, la seguridad de mi comunión y la voluntad sincera de proseguir con la Iglesia de Jesús, en el servicio al Reino. Dejo a su criterio de Pedro de nuestra Iglesia, el tomar la decisión que juzgue oportuno sobre mí, obispo también de la Iglesia. No quiero crear problemas innecesarios. Quiero ayudar, responsable y colegialmente, a llevar adelante la misión evangelizadora de la Iglesia, particularmente aquí en Brasil y en América Latina. Porque creo en la perenne actualidad del Evangelio y en la presencia siempre liberadora del Señor Resucitado, quiero creer también en la juventud de su Iglesia.

Si usted lo considera oportuno, puede indicarme una fecha apropiada para que vaya a visitarlo personalmente.

Confío en su oración de hermano y de Pontífice. Dejo en las manos de María, Madre de Jesús, el desafío de esta hora. Le reitero a usted mi comunión de hermano en Jesucristo y, con usted, reafirmo mi condición de servidor de la Iglesia de Jesús.

Con su bendición apostólica,

Pedro Casaldáliga,

obispo de São Félix do Araguaia, MT, Brasil.

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Hay alternativa a la autodestrucción?

Hay alternativa a la autodestrucción?

Hay alternativa a la autodestrucción?

«Tenemos que reconocer que, aunque haya millones de activistas luchando por la justicia ambiental, solo estamos hablando de una pequeña fracción de los más de siete mil millones de personas que poblamos el planeta». Así pues, ¿“hay alternativa”?

26 de noviembre de 2020

Las Causas de Pedro Casaldáliga

Una cosa se puede afirmar con certeza: la continuación del statu quo, del sistema capitalista global tal y como lo conocemos actualmente, es una imposibilidad ecológica.

El capitalismo, para mantenerse estable, requiere de una tasa constante de crecimiento. Una tasa de crecimiento relativamente modesta del 3% anual implica duplicar la economía mundial cada 25 años. Por lo tanto, un crecimiento “saludable” implica siempre un crecimiento exponencial.

Cómo señaló hace mucho tiempo el economista Kenneth Boulding, solo un loco o un economista podrían creer que el crecimiento exponencial puede continuar por siempre jamás en un mundo finito.

Dona del Poble Indígena Xavante, a l'Araguaia

Para los pueblos indígenas la acumulación no existe; las deudas no existen. Fotografía: Associação ANSA

Hoy, el decrecimiento no es una opción, sino que es una necesidad impuesta por la imposibilidad de un crecimiento económico eterno, del cual ya experimentamos efectos devastadores. Serge Latouche lo expresa con claridad en su lema: “Decrecimiento o barbarie”. Solo puede continuar creciendo una parte de la humanidad matando literalmente la otra.
La única posibilidad que la humanidad en su conjunto tiene de sobrevivir está basada en la frugalidad y la autolimitación.

El gran enemigo del decrecimiento es el sistema económico y la religión que lo mantiene: el consumismo desaforado y la obsesión por el enriquecimiento económico.

El gran enemigo del decrecimiento es el sistema económico y la religión que lo mantiene: el consumismo desaforado y la obsesión por el enriquecimiento económico.

En un mundo donde los millonarios son envidiados y la población queda deslumbrada por la ilusión de los grandes lujos, el decrecimiento no parece algo atractivo. Sin embargo, numerosos “estudios de felicidad” verifican aquello que las enseñanzas religiosas tradicionales siempre han mantenido: más allá de cierto punto, con más consumo no aumenta la felicidad general.

Unos hábitos austeros y unas altas dosis de solidaridad y empatía mejorarían la vida física de la mayoría de la humanidad y la vida espiritual de las minorías ricas.

Cómo afirmaba Gandhi: “La tierra proporciona bastante para las necesidades de cada persona, pero no para la codicia de cada uno”.

Treball al camp de l'Araguaia

Alenira y su marido, en el Araguaia, viven de lo que cultivan. Sin contaminar y sin depender de nadie. Fotografía: Associação ANSA.

[En los medios de comunicación] no se encontrarán esbozos de un sistema económico que nos permita evitar la catástrofe.

Se dice que es más fácil de imaginar el fin del mundo que no el fin del capitalismo y, en efecto, los medios de comunicación de masas no paran de evocar escenarios apocalípticos: IIIª Guerra Mundial, invierno nuclear, virus que matan a la mayor parte de la humanidad, entrada en el punto de no retorno del cambio climático…

Sin embargo, no se explica nada de los sistemas económicos que nos permitirían evitar la catástrofe, el punto de no retorno. Desde la segunda mitad del siglo XX, cuando quedó claro que el modelo soviético de planificación central ya no funcionaba, se han realizado muchas investigaciones sobre estas alternativas viables al capitalismo

Las razones por las cuales se han divulgado y conocido tan poco son diversas, la más obvia es que los privilegiados del sistema actual defienden con uñas y dientes sus privilegios, pero también es cierto que siempre es más fácil destruir que construir, ser adivino que no intentar construir futuros posibles, dejarse llevar por el miedo que invertir esfuerzos en la reflexión para salir adelante.

Entre los diferentes modelos me parece muy interesante el de la “Democracia Económica” de David Schweickart, que…

 

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Visita virtual-espiritual a la tumba de Pedro Casaldáliga

Visita virtual-espiritual a la tumba de Pedro Casaldáliga

Visita virtual-espiritual a la tumba de Pedro Casaldáliga

Te invitamos a hacer una visita virtual a la tumba de Pedro Casaldáliga y sus alrededores aprovechando las posibilidades técnicas que tenemos disponibles hoy en día.

De la mano de las imágenes de Google Maps y con las fotografías que ponemos a tu disposición nos acercaremos espiritualmente al pueblo de São Félix do Araguaia, donde Casaldáliga llegó en 1968 y vivió hasta el día de su muerte, el pasado 8 de agosto de 2020.

Imagen 1: el entorno

Este es un primer acercamiento al pueblo donde Casaldáliga vivió durante más de 50 años y donde fue enterrado el 12 de agosto de este año, São Félix do Araguaia: en el centro-oeste de Brasil, en el extremo sur de la Amazonía y a unos 1.200Km al norte de la capital del país, Brasilia.

En São Félix viven hoy poco más de 11.000 personas, la mayoría en el campo, aunque el municipio tiene una extensión equivalente a la mitad de toda Bélgica.

El pueblo, emancipado políticamente en 1976, está marcado por el paso de uno de los grandes ríos de Brasil, el río Araguaia. Allí, «el río más hermoso del mundo», como dijo Pedro en una conferencia de poesía, atraviesa la región de sur a norte, aunque lo hace en curvas sinuosas, como los grandes ríos tropicales. Desde su paso por São Félix todavía le quedan unos pocos miles de kilómetros por desembocar, uniéndose al río Tocantins, en el inmenso Amazonas.

L'entorn de São Félix do Araguaia

Toda la Prelatura (Dioesis) de la que Casaldáliga fue obispo se encuentra dentro de lo que en Brasil se llama la «Amazonía Legal». Es decir, el área de influencia del río Amazonas.

Sin embargo, la vegetación de la región combina el encuentro de los dos mayores biomas de Brasil: por un lado, encontramos numerosas expresiones vegetales típicas de la sabana más biodiversa del mundo, llamada Cerrado; y, por otro, tenemos bien presente la gran exuberancia característica de la selva amazónica.

Imagen 2: el pueblo

Aproximació a São Félix do Araguaia

Un poco más cerca, a pocos cientos de metros de altura, ya vemos todo el pueblo de São Félix, situado entre el río Araguaia al este (a la derecha de la imagen) y la salida por el camino de tierra (la carretera BR242) al oeste (izquierda).

El margen derecho del rio Araguaia pertenece a la Illa do Bananal, «la isla fluvial más grande del mundo», del tamaño de El Salvador, situada entre los dos brazos del Araguaia.

En la imagen también podemos ver el pequeño aeródromo local situado en el barrio llamado Vila Santo Antonio.

Abriendo el enlace de Google también se puede ver marcada la «casa cural» donde Casaldáliga vivió durante más de 30 años . Como se puede ver es una vivienda exteriormente muy similar a las otras casas vecinas, aunque en su interior es una de las más sencillas de toda la calle, incluso hoy en día. Nunca ha habido un palacio episcopal en toda la Prelatura.

Imagen 3: el centro

Centre de São Félix do Araguaia

Bajamos algo más para ver São Félix más en detalle. Destaca en primer lugar esta especie de “triángulo”, que es el que podríamos denominar como el barrio histórico del pueblo. Arriba del todo, en el extremo derecho, se encuentra el Cementerio Karajá, donde econtraremos la tumba de Pedro Casaldáliga y hacia donde nos dirigimos. A la derecha el gran río Araguaia, corriendo hacia el Norte (hacia arriba a la imagen), hacia el Amazonas.

En el centro de la imagen también podrás ver la Parroquia de este barrio triangular, que es la Catedral de São Félix do Araguaia. En ella podremos encontrar el mural que Casaldáliga pidió pintar a Maximino Cerezo Barredo, y que se ha convertido en el icono más extendido y reconocido de la Iglesia de la Liberación. En la fachada de la Catedral podemos ver otro gran mural, de azulejos, también de Cerezo Barredo, representando la Asunción de Maria, patrona del templo (ambas imágenes, y otras del lugar, pueden verse en Google Maps o bien pulsando AQUÍ).

A la izquierda de la imagen volvemos a ver destacada la casa cural o «casa del obispo», en el extremo del barrio antiguo, buscando estar cerca del otro gran barrio de la ciudad. Fue Casaldáliga quién eligió la casa, por su sencillez y su pobreza: sus paredes de ladrillo de barro, su techo de “uralita”, sus ventanas de tablones que se cierran haciendo girar una tablita de madera clavada, su suelo de cemento, sin baldosas… y sus puertas siempre abiertas. Además, la puerta de la habitación de Casaldáliga fue siempre una simple cortina: nunca tuvo puerta en su dormitorio.

Algo más allá (a la derecha en la imagen), entre la casa Pedro y la Catedral de São Félix, encontraremos la sede de la asociación que Casaldáliga y su equipo fundaron en plena dictadura militar para trabajar junto a los campesinos y los indígenas: la Asociación ANSA, que todavía es referencia de trabajo social en el Araguaia gracias a las donaciones solidarias de personas de todo el mundo.

Imagen 4: Los «misioneros»

Primera Esglèsia

Bajamos algo más y nos acercamos al que era el centro de São Félix cuando llegaron los misioneros claretianos con el Casaldáliga al frente (en julio de 1968). São Félix do Araguaia era poca cosa más que el muelle al lado del río (en la fotografía, se ve como una lengua de tierra más clara que entra en el río, donde fondean las barcas, flanqueado por dos salientes flotantes), y una hilera de casas paralelas a la orilla.

A menos de 100 metros del muelle, había la pequeña capilla, construida al estilo rural, con un andamio de palos para sujetar la campana. Por aquella capillita, más o menos una vez al año, pasaban algunos misioneros, sobre todo salesianos, para decir misa y administrar los sacramentos a la gente de la región. Eran lo que en Brasil se conoce como las «desobrigas» (celebraciones de ‘cumplimiento pascual’…). En el lugar donde estaba esa pequeña capillita primera se alzó una cruz como recuerdo, que todavía podemos ver en las imágenes que os ofrecemos.

Primeira Capelinha de São Félix

Los claretianos Pedro Casaldáliga, José María Gil y Leopoldo Belmonte con un grupo de ‘sin tierra’ frente a la primera capilla. Imagen: Archivo Prelatura de São Félix.

Casaldáliga vivió primeramente junto a aquella primera capillita. En el patio de esa casa, fueron plantados dos árboles de mango en el patio de la casa, que hoy tienen más de 50 años y que se levantan, majestuosos, reverenciando el río Araguaia.

Desde este balcón sobre rio, en noche de luna llena, Casaldáliga escribió su poema al Che, al escuchar por la radio de onda corta comentarios internacionales sobre su muerte:

«Escucho, al transistor, cómo te canta
la juventud rebelde,
mientras el Araguaia late a mis pies,
como una arteria viva,
transido por la luna casi llena.
Se apaga toda luz. Y es sólo noche

….

Primeira Capela e casa dos Padres em São Félix

«La casa que se ve al lado es la primera casa de la Prelatura, en donde Pedro y yo vivímos en 1969 y 1970. Era una casa con solo un cuarto y la cozina. Habia sido la casa en que Leonardo Vilas se havia hospedado y después, hasta que llegamos nosotros, era una casa en donde se vendia carne. Em 1971 se construyó otra casa, porque el equipo fué creciendo y que hoy es la sede del Ayuntamiento…». Leopoldo Belmonte.

Más tarde, otros claretianos y las hermanas de San José, venidas de varias partes de Brasil para formar el equipo de Casaldáliga, se instalaron en la primera línea de casas junto al río, enfrente a la capilla. Pronto se tuvo que construir una iglesia más grande, que es hasta hoy día la catedral de São Félix do Araguaia.

Imagen 5: El funeral

Centro Comuniário Tia Irene

Al norte de São Félix do Araguaia, casi a la salida del pueblo, también podemos ver el edificio del «Ginásio», el primer colegio de enseñanza fundamental completa que tuvo la región. Fue construido por los misioneros claretianos en 1972, atendiendo a una primera prioridad pastoral para el desarrollo integral del Araguaia: la educación.

A pesar de ser desmantelado por la dictadura en 1973, se convirtió en un centro de referencia en todo el estado de Mato Grosso y fue semilla de la formación política de muchas y muchos en el Araguaia.

En ese mismo local, más tarde, se adecuó para albergar lo que hoy es el «Centro Comunitario Tía Irene». Allí tuvo lugar la celebración eucarística de la Pascua de Pedro que muchos de nosotros, y varios miles de personas en todo el Mundo, pudimos acompañar por internet.

El día del entierro de Casaldáliga, la procesión salió a la calle (hacia el río), dobló a la izquierda, hacia el norte, llevando el cuerpo de Pedro hacia el cementerio, a unos 200 metros. Su ataúd fue cargado por el pueblo, por los agentes de pastoral, y por los «guerreros indígenas Xavante», ataviados con sus colores de gala.

[Pensemos un momento en la significación de la imagen de un Pueblo Indígena cargando el cuerpo de un obispo, de un valor histórico, tal vez único en este Continente indígena conquistado a golpe de Cruz y de Biblia: un Pueblo Indígena entierra con los máximos honores a un obispo misionero que siempre estuvo ‘contra la Conquista y su mal llamada evangelización’].

Imagen 6: El lugar del descanso

Tomba on descansa Pere Casaldàliga

Esta es una vista próxima de la tumba de Pedro Casaldáliga. Estamos bastante bajos como para «adivinar» el montículo de tierra de la tumba, bajo un árbol de Pequi (pequizeiro, Caryocar brasiliense), a unos 50 metros del agua del Araguaia, que besa y mima, devoto, el humilde montículo del cementerio.

Este rectángulo vertical, sugerido por sus pequeños muros, es el cementerio donde fueron enterrados los antepasados indígenas, «legítimos emperadores de América», como los denomina Casaldáliga en la «Misa de la Tierra sin males».

Prácticamente hasta el inicio del siglo XX, la región estaba habitada únicamente por estos pueblos. No obstante, con la llegada del agrocapitalismo, sobre todo a partir de los años 60, -buscando no oro esta vez, sino tierra, latifundios-, el cementerio tuvo que acoger a los trabajadores sin tierra; a los ‘peones‘ maltratados y asesinados por los terratenientes; a los niños muertos de hambre y de malaria … y a la propia población local.

Casaldáliga explica con pasión testimonial en su «diario de misión» como se le rasgaba el alma en aquellos entierros que él mismo celebraba en sus primeros años misioneros en este cementerio.

Por eso, en sus últimos años, pidió – «si no fuera mucho privilegio», ser enterrado allí, junto a los indios, los sin tierra, los peones, los niños malogrados, los personajes anónimos del Araguaia, los más pobres, «casi siempre sin ataúd, muchas veces sin nombre »…

Imagen 7: Ante la tumba de Casaldáliga

Pedro Casaldàliga descansa pa beira do Rio Araguaia

Estás ante la tumba de Pedro Casaldáliga.
Te proponemos hacer un momento de silencio, de escucha,
de comunión con este hermano y con sus Causas.

Gracias por acompañarnos.

Para la visita, puedes guiarte tambén por los enlaces siguientes: puedes empezar abriendo directamente GoogleMaps y buscando «São Félix do Araguaia, MT» o bien haciendo click en el botón siguiente:

Una vez con el mapa de São Félix en la pantalla, identifica estos seis puntos (marcados cada uno con su pequeño círculo puntiagudo como señal de ubicación), a saber:

1) En medio de la larga avenida que cruza el pueblo, encontramos la Casa del Obispo Pedro Casaldáliga: AQUÍ

2) Algo más allá, veremos la Asociación ANSA, fundada por Casaldáliga y su equipo en plena dictadura militar para trabajar junto a los campesinos y los indígenas y que todavía funciona gracias a donaciones solidarias.

3) En la misma avenida, pero más cerca del río, podremos ver la Catedral Prelaticia Nossa Senhora da Assunção, donde Pedro daba misa todos los domingos.

4) La primeira Igrejinha (capillita) de São Félix do Araguaia, antes de ser formalizada como Prelatura, junto al rio Araguaia, ante el Ayuntamiento.

5) Casi a la salida del pueblo, podremos ver la tumba de Pedro Casaldáliga, en el cementerio Karajá, el punto más en el norte de São Félix do Araguaia.

6) Un poco antes, podamos echar un vistazo al Centro Comunitario ‘Tía Irene’, lugar de reuniones de todo el pueblo, construido con la solidaridad catalana, a través de la Fundación Alfonso Comín, y donde se encuentra el Archivo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, con más de 300 mil documentos clasificados.

En cada uno de estos lugares, si pulsas sobre el pequeño círculo puntiagudo correspondiente, podrás ver algunas fotografías que hemos ido postando. Son muchas fotografías, incluso de la celebración del entierro de Casaldáliga.

 

José María Vigil y
Raúl Vico, Fundación Pedro Casaldáliga

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Entrevista a las hermanas de Pedro Casaldáliga

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Carme y María Casaldáliga vieron como su hermano Pedro partía hacia la Amazonía al cumplir 40 años. No lo han vuelto a tener nunca más en casa. Desde la plaza Ricard Viñas número 10 de Balsareny, donde han vivido siempre, la familia de Pedro Casaldáliga nos explica cómo han vivido estos más de 50 años de vida dedicados a la defensa de los más pobres.

21 de octubre de 2020

La vida de Pedro Casaldáliga

A los 11 años, Pedro Casaldáliga tuvo claro, y así lo manifestó a su familia, que quería ser sacerdote y dedicar su vida al Evangelio. ¿Cómo se recuerda esta noticia a la familia?

Carme: Él siempre decía que quería ser panadero, pero había un cura que iba mucho al Cortés del Pi (una casa de campo del término de Súria donde vivían unos primos) y explicaba muchas tragedias y también cosas de la Guerra Civil y esto lo hizo decidir a hacerse cura. Poco después de entrar en el Seminario de Vic ya pidió de hacerse misionero claretiano. Escribió una carta a nuestros padres para contárselo.

Carta que en Pere Casaldàliga envià a la seva família des del seminari

Carta desde el Seminario a su madre, Montserrat Pla. Imagen: Família Casaldáliga. Selección: Centre Cultural de Balsareny.

Como era Pedro durante su infancia? Parece que en la adolescencia mostraba ya tener las ideas muy claras.

Carme: Le gustaba jugar, como a todos los niños, pero no le gustaba nada que hubiera peleas. Aquí en casa venían muchos niños a jugar en la azotea, porque era grande. Recuerdo los hermanos de Cal Paquela (Bonet), los Vilella… Y si había peleas, él siempre intentaba poner paz.

Pere Casaldàliga (al cercle) d'excursió

Pedro Casaldáliga (en el círculo) de excursión. Imagen: Familia Casaldáliga. Selección: Centre Cultural de Balsareny.

Su tío Luis, sacerdote, fue asesinado durante la Guerra Civil española cuando se dirigía a un escondite. Se ha dicho que este hecho, por el estrecho vínculo que Pedro tenía con su tío, le influenció en forma de ver la vida. ¿La familia lo entiende así?

Carme: Sí, y tanto. Que mataran al tío Luis durante la Guerra, aquí cerca de Súria, fue un hecho que lo acabó de decidir.

Maria: En casa, nuestros padres y la familia no querían hablar mucho del tema; pero el tío Luís era muy joven (33 años) y fue un golpe muy grande para toda la familia.

Cuando en 1968 Pedro Casaldáliga marcha de misionero en Brasil, de qué manera se despide de la familia y esta de él?

Carmen y Maria: Se fue despidiendo de todos y fue a visitar a los parientes de más lejos. El Luis de falta Pastisseret lo acompañó. Cuando venía de visita, el Lluís siempre la acompañaba e iban a pie a visitar la familia. La Merced de falta Pastisseret nos había explicado que cuando estaba en Candàliga, al cabo de la escalera, dijo: «Dejadme que lo mirar bien, que no lo volveré a ver nunca más.»

Todo el mundo se pensaba que al cabo de un tiempo volvería, pero no fue así, ya que no volvió nunca más. Nos reencontramos en Roma después de veinte años.

La Antonia de Can Arnaus y el tío Jaumet de Cal Peret siempre decían que sería obispo. Antonia llevaba un anillo y decía que cuando fuera obispo aquel anillo sería para él. Eran muy amigos con Antonia. Fue una despedida a nivel familiar. Todo el mundo pensaba que al cabo de un tiempo volvería, pero no fue así, ya que no volvió nunca más. Nos reencontramos en Roma después de veinte años.

Pere Casaldàliga celebra la seva primera missa com a capellà a Balsareny

Pedro Casaldáliga tras celebrar su primera misa -como sacerdote- en Balsareny. Imagen: Familia Casaldáliga. Selección: Centre Cultural de Balsareny.

Una vez en el Mato Grosso, en São Félix do Araguaia, descubre realmente donde se han metido él y los compañeros de la Prelatura. ¿De qué manera le hizo conocedores de su situación? Conocemos su reacción, pero, ¿cuál fue la vuestra?

Carme : Recibíamos una carta cada dos meses, o a veces tardaban más. Algunas no llegaban. Enseguida vimos que la situación de la zona era muy complicada, él nos lo explicaba en las cartas. Las cartas circulaban entre la familia y los vecinos. Eran esperadas por todos.

Maria : Sobre todo ver tantos niños muertos; esto nos lo explicó enseguida. Nada más llegar ya les llevaron tres recién nacidos para enterrar.

Cada cinco años podían venir; pero él no, porque si venía no le dejarían volver a entrar.

Carme: Decía: «ahora tengo que vigilar mucho, porque también me quieren matar a mí». Aunque no lo decía muy claro porque sabía que las cartas se las leían. Mucha información nos llegaba por los sacerdotes amigos (Pedrito, José María, Manuel) o a través otras personas que vivían con él y que nos venían a visitar. Los vecinos de la plaza donde vivimos, cuando veían algún forastero, decían: «una nueva visita de parte del Padre Pedro», y directamente ya le indicaban la casa. Alguna vez iban hasta Brasil en barco y entonces aprovechaban para llevarse muchas cosas que necesitaban allí. Cada cinco años podían venir; pero él no, porque si venía no le dejarían volver a entrar.

Pedro siempre decía que «el humor es amigo de la esperanza». En varias entrevistas expresa con humor y cordialidad su mensaje de esperanza en defensa de la justicia, la libertad, la paz y el amor. ¿Considera que este humor y esta esperanza forman parte del ADN Casaldáliga? ¿O es una virtud que se manifiesta y se acentúa en Pedro?

Carme : Es una cosa suya. Él siempre tuvo muy buen humor. Los demás de la familia no somos tan risueños; era una característica muy de él.

María : Otras cosas sí son propias de la familia: a nuestro padre también le gustaba mucho el cine y le interesaba la cultura. Leía el diario todos los días que guardábamos para los de Candàliga. Había ido alguna vez al cine en Manresa e iba caminando en la Biblioteca de Sallent (aquí no había).

Ya veíamos que había represión y que había peligro, pero el hecho de saber la noticia de que habían matado a João Bosco sí nos hizo coger más miedo.

El asesinato del mártir João Bosco en 1976, al confundirlo con el obispo Casaldáliga, aparte de haberos generado indignación y tristeza, ¿os hizo ver de una manera diferente las amenazas a las que debía hacer frente Pedro?

María : Los primeros años ya veíamos que las cartas se las leían, y por eso él no ponía el nombre de Casaldáliga para que no se las interceptaran. Ya veíamos que había represión y que había peligro, pero el hecho de saber la noticia de que habían matado a su compañero João Bosco sí nos hizo coger más miedo. Pensábamos más, pero como no lo podíamos solucionar ….

La abuela sí que sufrió mucho el hecho de que nuestro tío Pedro no volviera y estuviera tan lejos. Cuando estaba ya muy desorientada, a menudo oíamos que desde su habitación le llamaba: «Pedro, Pedro …!

Después que Pedro se despidiera y se marchara de Balsareny, tuvieron que pasar veinte años hasta que tuvisteis ocasión de reencontrarse nuevamente con él, en Roma. ¿Como recuerdan ese reencuentro?

Carmen: Fue muy emotivo, siempre lo teníamos presente entre nosotros, pero después de tantos años poder volver a verle … Se nos hicieron cortos los pocos días que pudimos estar con él. Además, como somos bastantes, todos queríamos estar con él y hablar con él. Hubo muchas anécdotas y compartimos muchos recuerdos que él tenía de casa y del pueblo. En un restaurante nos dijo que no había comido nunca más berenjena…

María : Fue algo extra para la familia, poder ir a Roma todos.

Sobrina: Hacía muchos años que no la habíamos visto, y alguna de nosotras no lo conocíamos: fue la primera vez que lo veíamos. Fue un reencuentro, pero se hizo muy cercano enseguida, como si nos hubiéramos visto hacía poco, por su manera de ser y también porque en casa se hablaba mucho de él: con la abuela no había día en que no saliera el nombre de Pedro por alguna cosa u otra.

Pere Casaldàliga amb la seva mare, al nadal de 1966

Pedro Casaldáliga con su madre, en la Navidad de 1966. Imagen: Familia Casaldáliga. Selección: Centre Cultural de Balsareny.

Carme: Nuestra madre les hacía decir una oración a las niñas: «San Antonio del cerdito, ayudad a mi padre, San Antonio María Claret, ayudad a mi tío». Nosotros sabíamos que él quería estar en el Araguaia, que era lo que le gustaba y siempre nos pareció bien que fuera así.

Maria: Cuando nuestra madre estaba muy enferma y bien despistada, recuerdo que un día, viendo una foto que teníamos colgada de Pedro, comenzó a decir: «Este Pedro, este Pedro … , ¡que no nos viene nunca a ver!»

Sobrina: La abuela sí que sufrió mucho el hecho de que el tío no volviera a venir y que estuviera tan lejos. Cuando estaba ya muy desorientada, a menudo sentíamos que desde la habitación le llamaba: «¡Pedro, Pedro …!».

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Muchos han sido los eventos de despedida y homenajes que se han hecho a Pedro Casaldáliga. Organizaciones, iglesias, movimientos sociales, grupos y muchas comunidades han recordado la figura de Pedro con mucho amor.

A continuación, algunos de los momentos más representativos.

12 de septiembre de 2020

La vida de Pedro Casaldáliga

1. Entierro en São Félix do Araguaia

El Centro Comunitario «Tía Irene» fue testigo del funeral de Pedro Casaldáliga en el Araguaia. Durante la noche antes, todo su pueblo tuvo la oportunidad de despedirse de Pedro en una vigilia llena de poesía, música y esperanza.

Al día siguiente, 12 de agosto, se realizó el funeral y, a continuación, el entierro en el Cementerio Karajá, cerca del Río Araguaia.

2. Misa-funeral en Balsareny

En el pueblo donde nació en Pedro y vive buena parte de su familia, en Balsareny, el día 15, en un oficio austero ya la vez acogedor, se celebró la misa-funeral en Cataluña.

A parte de los parlamentos y recuerdos emotivos, cabe destacar que tanto en el altar como en el exterior de la iglesia se pusieron, además de un retrato de Pedro Casaldáliga, varios elementos cargados de simbología que representan la vida de Pedro Casaldáliga.

3. Homenaje de los movimientos sociales de Brasil

Varios movimientos sociales de Brasil que Pedro Casaldáliga ayudó a crear y, en algunos casos, lideró, realizaron un homenaje cuando se cumplía un mes de su fallecimiento.

Un vídeo con muchos testimonios que hablan del legado de Casaldáliga en ese país.

4. Recuerdo desde Argentina

Coordinador por el Centro Nueva Tierra, un amplio abanico de organizaciones argentinas rindieron también homenaje a Pedro Casaldáliga el día 7 de septiembre.

Entre los testigos, Michael Moore, gran conocedor de la obra poética de Casaldáliga y Gerardo Bassi, responsable de la cuenta de Twitter dedicada a divulgar la figura de Pedro Casaldáliga.

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