En una brillante entrevista tras la elección del Papa en 2005, Pedro Casaldáliga analiza los desafíos eclesiásticos y la necesidad de cambios desde la base. Sus reflexiones resaltan la importancia de la presión interna para transformar instituciones. Una inspiradora llamada a la participación y transformación.
Así fue el adiós de Casaldáliga en su pueblo natal
Así fue el adiós de Casaldáliga en su pueblo natal
24 de agosto de 2020
El día 8 de agosto de 2020 falleció a los 92 años de edad Pedro Casaldáliga. Sus últimos días fueron en el hospital de la Santa Casa de la ciudad de Batatais, cerca de São Paulo, donde había sido trasladado desde São Félix do Araguaia por problemas pulmonares. La noticia dió la vuelta a todo el mundo, y las muestras de condolencia y las reseñas sobre su perfil biográfico y, sobre todo, sobre sus causas, ocuparon los medios de información.
Al día siguiente, domingo, mientras en la capilla del Centro Universitario claretiano de Batatais tenía lugar la primera misa de su funeral brasileño, en su ciudad natal, Balsareny, en Cataluña, se producía una concentración espontánea en la plaza Ricard Viñas, delante de la Casa del Lechero, la casa natal del obispo y donde aún hoy viven sus hermanas.
Con mascarillas y respetando la distancia, cientos de personas testimoniaron su dolor y transmitieron su estimación a la familia Casaldáliga, encabezada por las hermanas del fallecido, Carmen y María, y por sus sobrinas.
El grupo cultural de los “Rapsodas de los Pastorets” recitaron dos poemas de Pedro (Retorno Pairal y Castillo de Balsareny); después, Martina Ruiz interpretó al violonchelo el clásico de Pau Casals “El cant dels ocells” (el canto de los pájaros) y los asistentes al acto cantaron el “Virolai” tras un minuto de silencio y reflexión.
El acto, breve y emotivo, lo cerró Anna Casaldáliga, sobrina del obispo, que dio las gracias en nombre de la familia y pidió seguir trabajando por las causas de Pedro Casaldáliga. Los presentes respondieron con un aplauso muy largo.
Al día siguiente, los restos del obispo fueron trasladadas de Batatais hasta São Félix do Araguaia, pasando por el santuario de los mártires “da caminhada”, en la ciudad de Ribeirão Cascalheira, ya en el Estado del Mato Grosso, en medio de emotivas muestras de duelo por parte de la población.
El miércoles 12 de agosto, Casaldáliga fue sepultado en el cementerio de los indios Karajá, en las orillas del río Araguaia.
Pocos días después, en Balsareny, el día 15, en un oficio austero y a la vez acogedor, pensado por la familia Casaldáliga, grupos de voluntarios de la Comisión Pere Casaldàliga, la organización Balsareny Educa y otras entidades locales, con la colaboración del Ayuntamiento, celebraron una misa-funeral en recuerdo de Pedro.
Como el interior de la iglesia tiene un espacio limitado debido a las restricciones sanitarias, los bancos habitualmente utilizados se pusieron en el exterior de la plaza, junto a un gran número de sillas, que los asistentes llenaron; también se instaló un equipo de megafonía para que la gente de la plaza pudiera oír bien todo lo que se decía en el templo, ya que hubo parlamentos muy profundos, emotivos e interesantes.
Tanto en el altar como en el exterior de la iglesia se pusieron, además de un retrato de Pedro Casaldáliga, varios elementos cargados de simbología que puedes conocer haciendo “click” sobre los círculos con el “+” de la fotografía:
El oficio fue presidido por Joan Soler, claretiano de la ciudad de Vic, presidente de la Asociación Araguaia con el Obispo Casaldáliga y amigo personal Pedro; acompañado por el rector de Balsareny, Antoni Bonet y doce sacerdotes más del obispado de Solsona y compañeros claretianos.
La parte musical corrió a cargo del pianista Carles Casas, de estirpe balsarenyenca, compositor de la suite Araguaia, de la que interpretó fragmentos, acompañado de Sveta Trushka al violonchelo y Teresa Noguerón al clarinete. La Coral Sant Esteve de Balsareny, dirigida por Marc Comabella, además de varios cantos de la misa, interpretó al final la canción Pere Casaldàliga, de ‘Balsareny más de mil años’, y el Virolai .
La misa había comenzado con una introducción a cargo de Gloria Casaldáliga Riera, que leyó este poema de Pedro Casaldáliga:
Yo moriré de pie, como los árboles:
Me matarán de pie.
El sol, como testigo mayor,
pondrá su lacre
sobre mi cuerpo doblemente ungido,
y los ríos y el mar
se harán camino de todos mis deseos,
mientras la selva amada
sacudirá sus cúpulas de júbilo.
Yo diré a mis palabras:
No mentía gritándoos.
Dios dirá a mis amigos:
Certifico que vivió con vosotros
esperando este día.
De golpe, con la muerte,
se hará verdad mi vida.
¡Por fin habré amado!
Entre las muchas cosas que se dijeron, destacamos, de las palabras de Juan Soler, que el amor que Pedro fue sembrando a lo largo de su camino lo inmortaliza. También citó las palabras que una mujer de la comunidad de los Karajá dirigía a Casaldáliga:
Amaste mi tierra y me enseñaste a mirarla con unos ojos nuevos. Siempre estuviste al lado de los más débiles y ahora descansas en el cementerio de los indios Karajá, junto a mis antepasados. Ya eres inmortal y espero reencontrarte allá arriba, en las estrellas.
I del parlamento de Cristina Casaldáliga, esta reflexión:
«Nos consuela que, como querías, has podido morir con la gente que tanto amas y que tanto te ha querido. A pesar de la distancia, siempre has estado muy cerca de nosotros. Nunca te olvidaste de felicitar los santos y cumpleaños y estar pendiente de tu madre, de tus hermanos, de las niñas, del resto de familia, del pueblo y del país. También nos ponías deberes: ir a visitar la Virgen del Castillo, Montserrat, y no descuidéis nunca la casa solariega de Candàliga. Como buen hijo de Balsareny, has sido un arriero incansable de la esperanza. Continuaremos apoyando tus CAUSAS, que hoy tienen más vigencia que nunca, y persistiremos en esta esperanza».
Se repartieron recordatorios donde estaba el epitafio que él quiso que constara en su tumba: «Para descansar / yo sólo quiero / esta cruz de madera / con lluvia y sol, / estos siete palmos / y la Resurrección ! »; también estaba la foto de la pintura de la catedral de São Félix do Araguaia y frases del obispo Pedro sobre sus causas.
Entre los asistentes que participaron en la despedida estaban Francesc Escribano, amigo de la familia y autor de la biografía del obispo, Descalzo sobre la tierra roja, y la periodista Mònica Terribas.
También estaban presentes el consejero de Exteriores del Gobierno de Cataluña, Bernat Solé, la senadora Mirella Cortés, ex alcaldesa de Sallent, el presidente del PDECat, David Bonvehí, y el ex presidente de Justicia y Paz, Arcadi Oliveres, entre otras personalidades del mundo de la política , la cultura y el activismo social.
Publicación de la Revista Sarment, del Círculo Cultural de Balsareny.
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