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Esta fue la mujer que vivió con Pedro Casaldáliga más de 30 años.

Ofreció un café a los militares cuando registraban su escuela por subversiva; llevó a imprimir clandestinamente el primer documento episcopal de Casaldáliga…en un avión del ejército!. Además, es la responsable de que el Archivo de la Prelatura de São Félix do Araguaia tenga más de 300.000 documentos y sea una referencia de la historia de Brasil y de América Latina.

12 de noviembre de 2019

La vida de Pedro Casaldáliga

Vivía en casa de Pedro Casaldáliga. Ocupaba una pequeña habitación que daba al patio interior donde ocurre una buena parte de la vida de aquella casa. Al lado de su pequeña cama de madera ancha, típica de la mayoría de casas de la Prelatura, destacaba un piano protegido del polvo del Araguaia por una paño de color marrón oscuro.

De vez en cuando, se escuchaban las notas de aquel viejo piano y la casa se elevaba -todavía más-, en una aura de paz divina que emanaba de la tierra y del compromiso radical de Pedro e Irene.

Desafiando a los poderes establecidos, jugándose la vida cada día, el compromiso de Casaldáliga fue como un reclamo para un gran número de religiosos y laicos que querían cambiar las cosas en Brasil.

Irene Franceschini, la Tía Irene, fue una de esas personas. Era religiosa, de la orden de las Hermanas de San José. Llegó a Sao Félix cuando la situación era más tensa y difícil, lo dejó todo atrás y se entregó en cuerpo y alma a una gente y una tierra que pasaron a ser, definitivamente, su gente y su tierra.

Francesc Escribano

El Periódico de Cataluña, 2008

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¿Quién fue?

Irene Maria Paula Franceschini, nacida en São Paulo en 1919, era hija de un músico italo-brasileño que llegó a ocupar la silla número 28 de la Academia Brasileña de la Música. Nieta del Conde José Vicente de Azevedo por parte de madre. Tan frágil y delicada, como obstinada y perseverante. Pianista, profesora de música y religiosa de la Congregación de las Hermanitas de San José de Chambéry.

Trás media vida dedicada a la enseñanza de música en la escuela de la Congregación, en São Paulo, Irene siente el impulso de ser “misionera” y enterándose de que piden voluntarios para ir a la recién creada Prelatura de São Félix do Araguaia, decide presentarse.

De esta manera, llega al Araguaia en 1971, después de un viaje de más de 3 semanas, en autobús y a caballo, desde su São Paulo natal hasta el interior de la Amazonía: 1.918 Km.

«Era una época muy dura. Se vivía bajo el régimen militar y todo estaba prohibido excepto lo dictado por los militares. E incluso a esos señores se enfrentó la Hermana Irene con una calma y una firmeza que les desconcertaba, como en aquella ocasión en que un destacamento estuvo aquí para investigar si la Prelatura tenía vínculos con la Guerrilla del Araguaia.

La Hermana Irene fue secretaria de la escuela de la Prelatura, el GEA – Gimnasio Estadual del Araguaia, que funcionava en el Centro Comunitario. El comandante quería hacer un registro y llegó acompañado por soldados armados a las siete en punto de mañana; la Hermana Irene aún no tenía las cosas ordenadas como él le había ordenado y éste se enfadó. La Hermana Irene, con la firmeza y la calma que le eran peculiares, le respondió que la hora oficial era la del estado de Mato Grosso y no la de Brasília y continuó haciendo su trabajo, dejando al comandante desconcertado».

Maria José Souza Moraes

Avogada de la Prelatura de São Félix do Araguaia desde 1982

La mujer del obispo ?

La Hermana Irene acabaría pasando más de 30 años al lado del obispo Casaldáliga, encargándose de la gestión de su casa, de atender discretamente a las visitas que Pedro recibe y también entregándose completamente a la misión de trabajar con y por el pueblo que sufría despojado de los más elementales derechos.

No pocos campesinos que se acercaban regularmente a casa de Casaldáliga en busca de comida o de apoyo, no muy conocedores de las castas imposiciones da la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, siempre tan distantes los cálidos “trópicos”, decían con toda naturalidad e inocencia que les había atendido la “mujer del Obispo”. La siempre fiel y presente Irene.

Pero más allá del papel de “cancillera” de la casa de Casaldáliga, en toda la región del Araguaia, Irene fue conocida como la “Tía” Irene: Irene contribuyó decisivamente para que en la región muchas mujeres aprendieran a leer y a escribir, pues fue una de las fundadoras e impulsoras de los primeros proyectos de alfabetización para adultos de la Amazonía.

Con ellas, además, formó grupos de mujeres que, por primera vez, lucharían por sus derechos y se organizarían para actuar políticamente por sus libertades.

En São Félix fue secretaria del Gimnasio del Estatal del Araguaia (GEA), fue fundadora y presidente de la Asociación Nuestra Señora da Assunção (ANSA), trabajó en servicios de administración y de cancillería, asumió inúmeros trabajos pastorales y fue hasta su muerte el alma del rico archivo de la misma Prelatura. Fue confidente y consejera, especialmente de las mujeres y con ellas creó el Club de las Madres. Los pobres y los que sufren siempre encontraron en ella un corazón comprensivo.

Pedro Casaldáliga, 2008

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La revolución delicada y firme

En 1972 comenzó la represión militar brasileña. Los soldados entraban en las casas agitando el fantasma del comunismo, tan “útil” en toda Latinoamérica, y, registaron también en el pequeño colegio de la Prelatura en busca de armas e indicios de vinculación con la Guerrilla del Araguaia, que actuaría mucho más al este.

Irene dejó registradas sus impresiones: “Ellos (los militares) creían que teníamos vínculos con la guerrilla. Sólo que la Guerrilla del Araguaia estaba muy lejos de aquí, en el Estado de Pará. Desconfiados, los soldados querían verlo todo. Mandaron llamar a todos para fotografiar y tomar las huellas digitales. Las muchachas, sencillas como eran, fueron a arreglarse el pelo porque, al fin y al cabo, iban a hacerles un retrato…”. En medio de toda esa confusión, la Irene, les ofreció un café mientras para que la espera no se les hiciera tan larga.

Sabiendo muy bien la carga política de su actividad y dedicándose a ella con la fuerza de quién se sabe “en la resistencia”, la Hermana Irene era plenamente consciente del riesgo que corría y de la situación de represión en que vivían.

De hecho, no tuvieron tanta suerte otros de sus compañeros en la Prelatura detenidos, torturados o asesiandos, como el padre João Bosco Bournier que recibió dos tiros mortales de un Policia Militar en la ciudad de Ribeirão Cascalheira, situada más al sur de la región, por haber defendido a dos mujeres que estaban siendo torturadas en la comisaría.

Radicalmente coherente, directa y “severa”

La tía Irene, junto con el Obispo Pedro Casaldáliga, fundó la Asociación ANSA, la organización de solidaridad al servicio de la dignidad de los derechos y de la construcción de una ciudadanía plena de los pueblos indígenas, campesinos y de los que más sufren en la región del Araguaia.

Pero, sobretodo, la Hermana Irene Franceschini trabajó junto a las mujeres del pueblo. Mujeres que sufrían (y sufren) directamente los crueles efectos de una sociedad machista. Las mujeres que en esta tierra del “lejano oeste” eran condenadas a las tareas domésticas y a subordinarse a “sus hombres”: primero a su padre, después a sus hermanos varones, más tarde a sus maridos y, muchas veces, para terminar, hasta a sus hijos hombres. La Hermana Irene les ayudó a descubrir su fuerza, sus derechos, su potencial. Codo a codo con ellas, día a día, compartiendo quehaceres, facilitó que se tornaran sujetos políticos de esta historia en el Araguaia.

Era firme, directa, severa, no tergiversaba, no transigía ni hacía concesiones, cuando se trataba de derechos y justicia, principalmente cuando estaban en juego cuestiones ligadas a los posseiros, a los sin tierra, a los indígenas y mujeres; en fin, las capas excluidas de derechos de la justicia. Tenía una capacidad admirable de indignarse con las injusticias y las vislumbraba incluso en los actos que se revestidos de una apariencia de justos. La Educación, la Salud siempre fueron sus preocupaciones y se dedicó a ellas. Las organizaciones de mujeres que existen hoy en la región, son fruto del trabajo de la tía Irene.

Maria José Souza Moraes, 2008

Que sea este nuestro pequeño -y siempre insuficiente- homenaje, a los 11 años de su resurrección y a los 100 años de su nacimiento, en São Paulo, el 16 de noviembre de 1919.

Obrigado Tia, muito obrigado.

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