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3 razones por las que Brasil es el centro de la COVID19 [actualizado]

17 Mar, 2021

Con 12 millones de casos confirmados y 300 mil muertes, Brasil ya es el segundo país del mundo más afectado por el Coronavirus. En el Amazonas, hay más de 2,2 millones de infecciones. ¿Cuáles son las razones de esta rápida evolución del COVID-19 en Brasil?

 

Brasil es el tercer país del mundo con más muertes por Coronavirus, sólo por detrás de Estados Unidos. Aunque, obviamente, la incidencia del virus se manifiesta principalmente en las ciudades más pobladas, sorprende el elevado número de casos diagnosticados en la Amazonia, con zonas muy aisladas y altas temperaturas.

 

En los últimos 10 días, más de 15.000 personas han muerto en Brasil a causa del COVID19.

 

Pero lo más preocupante no son sólo los datos absolutos, sino el enorme número de casos que se registran diariamente y el hecho de que las Unidades de Cuidados Intensivos estén, en muchos casos, por encima del 90% de ocupación. En el Araguaia, el sistema de salud está colapsado y hay que esperar una de las 10 vacantes en la Unidad de Cuidados Intensivos que existen en el municipio de Água Boa, responsable de atender un área del tamaño de toda Grecia, con 23 municipios.

¿Qué explica esta evolución por encima de la media mundial?

 

1. La actitud de su presidente

 

Desde que comenzó la pandemia, y a imitación de otros líderes de extrema derecha, el predispuesto Bolsonaro ha lanzado una campaña para minimizar la gravedad del COVID-19 y negar las deficiencias de su política sanitaria.

 

Desde que asumió la presidencia de Brasil en 2019, Bolsonaro se ha caracterizado por sus declaraciones xenófobas y homófobas, en contra de los Pueblos Indígenas e incluso a favor de la dictadura militar y la tortura.

 

Frente a cualquier medida de aislamiento o confinamiento, Bolsonaro mantiene un discurso basado en que el Coronavirus es una «pequeña gripe» y se posiciona en contra de los gobernadores y alcaldes que han intentado aplicar algunas medidas de protección.

Desde que asumió la presidencia de Brasil en 2019, Bolsonaro se ha caracterizado por sus declaraciones xenófobas y homófobas, contra los Pueblos Indígenas e incluso a favor de la dictadura militar y la tortura. En su gobierno hay más de 3.000 militares en distintos puestos de responsabilidad, que están sustituyendo a técnicos, científicos y académicos, diezmando la capacidad de acción pública, la coherencia y el sentido común.

La relación es clara: cada vez que Bolsonaro aparece en la televisión, en la radio o en los periódicos minimizando la gravedad del COVID19 , más gente sale a la calle ignorando las medidas de contención que alcaldes y gobernadores intentan implementar y de las que se queja buena parte de la Sociedad Civil.

 

2. Uno de los países más desiguales del mundo

 

Darlete vive en el Asentamiento «Dom Pedro», una extensa comunidad rural en la que viven 400 familias, creada gracias a la lucha de Casaldáliga contra un gran terrateniente en los años 90. Madre de 7 hijos, sus ingresos dependen exclusivamente de lo que consigue vender en la feria quincenal organizada en São Félix do Araguaia: algunas frutas, verduras y legumbres que lleva al mercado en un viaje de 6 horas en la parte trasera de un camión.

La única ayuda que recibe la familia de Darlete es de menos de 200 reales al mes de Bolsa Família.

 

La família de la Darlete viu a l'Assentament Dom Pedro

La familia de Darlete vive en el asentamiento de Dom Pedro. Reciben menos de 200,00 reales al mes.

 

En la comunidad donde vive Darlete, para ir al médico, al banco o a la oficina de correos, hay que viajar tres horas por un camino de tierra que se convierte en barro en la época de lluvias. Como ella, las otras 400 familias que viven en el Asentamiento Dom Pedro tampoco tienen agua corriente ni alcantarillado. La mayoría de estas familias se dedican a la agricultura o la ganadería de subsistencia.

 

En el asentamiento donde vive Darlete, el médico viene una vez al mes y monta un consultorio improvisado, a menudo al aire libre, para atender a los pacientes de la comunidad. Para cualquier intervención, incluso ambulatoria, hay que ir a São Félix do Araguaia, donde hay un hospital de base. Si necesita ser ingresada en una Unidad de Cuidados Intensivos, Darlete tendrá que viajar 10 horas en autobús.

 

La situación no es mucho mejor en las grandes ciudades: en Brasil, el 6% de la población -más de 12 millones de personas- vive en «favelas», comunidades que crecen alrededor o dentro de las grandes ciudades del país. En estas grandes comunidades, a veces de cientos de miles de personas, la densidad de población es muy alta y la renta media no llega a los 100 euros al mes. Además, a menudo no hay agua corriente, alcantarillado o recogida de basura.

Por eso, tanto en el campo como en las ciudades, en Brasil, quedarse en casa es sinónimo de pasar hambre. Para muchas familias, salir, ir a las ferias y seguir haciendo su trabajo diario es la única opción para sobrevivir.

 

3. Un sistema sanitario precario

 

Gran parte del sistema sanitario de Brasil es privado. Además, aunque es cierto que en los últimos años han mejorado algunos aspectos del sector sanitario público, sigue siendo un sistema muy precario y no llega a gran parte de la población. En la práctica, en Brasil, la mayoría de la población no tiene acceso a una atención médica de calidad.

 

En el Araguaia, un solo hospital, con un único respirador y sin Unidad de Cuidados Intensivos, es responsable de atender un área equivalente a toda Cataluña.

 

En el Araguaia, una de las regiones más remotas y aisladas, un solo hospital, con un único respirador, se encarga de atender un área equivalente a toda Cataluña, y en muchas de las comunidades donde viven cientos de familias es necesario viajar 3 o 4 horas por carretera para llegar al médico más cercano. Los asentamientos donde trabajamos: Dom Pedro, Mãe Maria, Vida Nova I y Vida Nova II y la Tierra Indígena Xavante tienen el hospital más cercano -con equipamiento básico- a 4 horas de camino de tierra.

Pero, además, las Unidades de Cuidados Intensivos están casi al 100% de su capacidad en todo Brasil y en el estado de Mato Grosso, muchas veces, ya se ha superado el 100% de ocupación. Hay una cola para ser tratado por el coronavirus.

En este contexto, la falta de control de la enfermedad es evidente y es plausible pensar que hay muchos más casos de los que indican las cifras oficiales.

 

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