Amenazas de muerte y la ciudad conquistada a golpe de azada
Casaldáliga sonrió, estaba alegre; pero también permanecía en silencio.
Pedro siempre sintió profundamente la pequeña ciudad de Serra Nova.
Siempre tuvo presente el conflicto de más de 40 años con la Hacienda Bordom. Siempre en el recuerdo. Incluso ahora, que ya no puede visitar más a esa comunidad, su pensamiento siempre está con las familias de la Bordom.
Después de haber intentado asesinarlo y de la violencia que los propietarios de la Bordom impusieron al pueblo del Araguaia, la expropiación total de la Hacienda, en 2009, se tradujo en una alegría inmensa para Pedro y para los campesinos del Araguaia.
Celebramos el momento en su casa, con un almuerzo simple aunque muy emocionante, lleno de esperanza y en recuerdo de tanto sufrimiento pasado por el pueblo.
Tierra para pocos, con los recursos de todos.
A partir del golpe militar de 1964, la dictadura adopta una nueva orientación en relación a la ocupación de las tierras en la Amazonía: “El gobierno federal, a través de incentivos fiscales y facilidad de crédito, privilegia la instalación de grandes latifundios, cuyos propietarios son, en la mayoría de las veces, empresarios del Centro-Sur«. La enorme área amazónica empezaba a ser repartida entre los amigos de los militares.
Para proporcionar la infraestructura básica que las actividades de los nuevos terratenientes necesitaban, el poder público creó órganos específicos para apoyar tales actividades: el Banco Amazónico S.A (BASA), la Superintendencia de Desarrollo de la Amazonía (SUDAM).
El eje de ésta nueva política de ocupación de la Amazonía, por tanto, giró en torno a la concesión de generosos incentivos fiscales y de crédito barato para las empresas interesadas en invertir en el Amazonas. Por eso la política de incentivos fiscales es una de las causas fundamentales de la expansión de las grandes empresas agrícolas, a costa y en detrimento de la agricultura familiar.
Resultado: la especulación
El resultado de esa política fue la intensa especulación de tierras desencadenada fuertemente en la década de 1960 y el incentivo al desarrollo agrícola y ganadero, sin ningún tipo de cuidado medioambiental, lo cual generó un marco de enorme degradación ambiental.
Al mismo tiempo, la ausencia de derechos laborales, seguridad social, etc condenaban a muchos de los trabajadores de esos latifundios a vivir en la ilegalidad y en la precariedad más absoluta: en Mato Grosso, todavía hoy en dia, tener contrato formal y un salario digno, es un lujo.
La empresa Bordom amenazó con matarme y también a Moura e incendiaran la ciudad, sufrimos una emboscada en la selva, ideada por el capataz de la plantación, Benedito Boca-Quente. La “boca-quente”, (boca-caliente), era la de su pistola. Así, pusieron precio a mi vida: mil cruzeiros, un revólver del 38 y un billete de autobús de salida de la región.
Intento de asesinato del obispo Casaldáliga
En 1972, Hacienda Bordom rodeó la ciudad de Serra Nova y comenzó a expulsar ocupantes y a quemar sus barracones, con hombres armados. Pedro acudió a Serra Nueva para apoyar a los campesinos. Mientras estaba allí, decidió ir a la sede de la hacienda para hablar con el gerente.
Benedito Boca Quente, capataz de la hacienda, sabiendo que el obispo iría a la sede, contrató un pistolero (asesino a sueldo) para matar a Pedro. Le dio un revólver y dinero para huir. El pistolero se había escondido en la selva y observaba los pasos del Casaldáliga. El obispo pasó por delante, pero el pistolero no disparó. El capataz de la «fazenda» palideció cuando vio a Pedro llegar tranquilamente.
La correlación de fuerzas era muy desigual, pero la determinación de permanecer en esa tierra era mayor que las amenazas y la violencia.
El pistolero, antes de huir, dijo al equipo de pastor lo que le había pasado: mientras permanecía escondido, comenzó a recordar que, de pequeño, su madre le dijo que cualquiera que matara a un sacerdote iría al infierno. Él, sabiendo que iba a matar a un obispo, tenía miedo y renunció al encargo.
La esperanza vence al miedo
La Compañía Bordom reclamó efectivamente las tierras donde vivían las familias de Serra Nova y comenzó el conflicto. Para los habitantes locales, la cuestión era muy simple: perder la tierra era perder su vida.
Como explica Liebe Lima, de la Articulación Araguaia Xingu en que participa ANSA, «en mayo de 1973 era el momento de preparar el terreno para esperar que las lluvias llegaran en septiembre y plantar las semillas en la tierra. Había una necesidad de combatir el hambre y la comunidad tomó la decisión de afrontar las cercas de la hacienda».
Serra Nova está situada en las laderas de la Serra do Roncador, a unos 150 km de São Félix. (…) De diciembre a abril sólo llegan a Sierra Nueva de Teco-Teco o a caballo. Su población actual es de 180-200 familias, que suman aproximadamente 1.400 personas. Al igual que en toda la región, no hay luz eléctrica ni agua corriente. El mayor problema de Serra Nueva hoy es la falta de tierras de cultivo disponibles para toda la población.
La lucha de la Hacienda Bordom y de los campesinos de Serra Nova duró más de 40 años. Sin embargo, la persistencia de las familias y la acción, terca e incansable de Casaldáliga, dieron sus frutos.
Familias que viven actualmente en la Hacienda Bordom. Foto: Articulação Xingu Araguaia.
En 2009, la Fiscalía Federal Especializada (PFE) y en Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) certificaron la «improductividad de la hacienda Bordom, en Mato Grosso» y determinaron que «no hay obstáculos legales para la expropiación de la propiedad, que será ocupada por unas 700 familias de trabajadores rurales «.
Finalmente, Serra Nova y la tierra de la Hacienda Bordon, pertenecen al Pueblo.
Traducción: Silvia Orrico
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